El club que guarda los secretos de los famosos
El Tramp de Londres cumple 50 a?os al servicio de la discreta diversi¨®n de arist¨®cratas y artistas como Sean Connery, la princesa Margarita de Inglaterra, Jack Nicholson o David Beckham
En una era tecnol¨®gica que parece haber aniquilado cualquier atisbo de privacidad, todav¨ªa queda al menos un espacio l¨²dico en Londres donde los rostros famosos pueden tomarse una copa, cenar y bailar sin grandes acosos. ¡°Lo que pasa en el Tramp se queda en el Tramp¡±, es el ya legendario lema de uno de los clubs privados m¨¢s exclusivos del mundo, por el que viene desfilando desde hace medio siglo la ¨¦lite del cine y la m¨²sica, junto a miembros de la aristocracia y la realeza. El contexto ha cambiado mucho desde que abriera sus puertas pero, a punto de celebrar su 50 cumplea?os, el local sigue siendo todo un referente de la noche londinense.
¡°El Tramp me ha procurado m¨¢s material del que nunca podr¨ªa utilizar en mis libros¡±, reconoc¨ªa la ya novelista Jackie Collins, fallecida en 2015, sobre una de las fuentes de inspiraci¨®n para su saga de novelas (escandalosas y superventas) consagradas a la vida de los ricos y famosos. Alud¨ªa a la condici¨®n del club de refugio de las llamadas celebrities, que pod¨ªan campar a sus anchas sin el temor de ser retratados, como por ejemplo en el stone Bill Wyman?con una cohorte de chicas demasiado j¨®venes. Fue all¨ª tambi¨¦n donde el pr¨ªncipe Andr¨¦s, hijo favorito de Isabel II, entabl¨® una relaci¨®n m¨¢s que amistosa con la actriz porno Koo Stark. O donde Jack Nicholson plant¨® un beso a un sorprendido sin techo apostado a la entrada.
La escritora, hermana de la actriz Joan Collins ¡ªotra asidua al local¡ª, jugaba con ventaja: su entonces marido era Oscar Lerman, fue uno de los fundadores del Tramp junto a Bill Ofner y Johnny Gold. Corr¨ªa el final de la revoluci¨®n cultural del swinging London de los sesenta, y el tr¨ªo ech¨® mano de su privilegiada agenda de contactos para acabar estrenando su club trece d¨ªas antes del fin de aquella d¨¦cada (el 18 de diciembre de 1969). Tres centenares de amigos se apuntaron enseguida a esa iniciativa que exig¨ªa un desembolso anual de 10,5 libras, una cantidad simb¨®lica que contrasta con la cuota inicial actual que est¨¢ por encima de las 1.000 libras esterlinas. Los actores Michael Caine, Natalie Wood y Richard Harris, todos ellos en el apogeo de su fama, fueron algunos de los nombres que no faltaron a la cita del arranque.
Johnny Gold, gran amigo de Caine, acab¨® revel¨¢ndose como el verdadero motor del proyecto. Cada noche se presentaba en la escalinata de un espacio estilo art dec¨®, aunque tambi¨¦n provisto de los espejos y dorados que despuntaron en los a?os setenta del pasado siglo, al grito de: ¡°It?s show business!¡± La hora del espect¨¢culo y de la diversi¨®n en ese escondite que tiene una entrada casi imperceptible en un portal de Jermyn Street, en pleno coraz¨®n de Londres.
El ¨¦xito de la propuesta fue fulgurante, tal y como ilustra la presencia conjunta ¡ªaunque casual¡ª en su d¨ªa de hasta tres encarnaciones del James Bond cinematogr¨¢fico (Sean Connery, Roger Moore y George Lazenby), el bailoteo de la princesa Ana (¨²nica hija de la reina de Inglaterra) a sus 19 a?os o las intentonas de flirteo de Peter Sellers con la princesa Margarita, hermana de Isabel II. La arist¨®crata se dejaba caer por el club para contactar con los prohombres de la m¨²sica para promocionar como cantante a su joven amante de entonces, Roddy Llewllyn. En el caso del inolvidable actor brit¨¢nico, lleg¨® a celebrar en el Tramp el banquete de su boda con la modelo Miranda Quarry en 1970, como m¨¢s tarde har¨ªan tambi¨¦n Liza Minnelli o el exbeatle Ringo Starr.
¡°Johnny Gold nos cuidaba como nadie¡±, relat¨® en su d¨ªa el actor Mickey Rourke sobre ese personaje entra?able ¡ªa la vez que avispado empresario¡ª que permit¨ªa a Marlon Brando quedarse a desayunar (a base de pasta) con la plantilla una vez que el establecimiento cerraba sus puertas.
El paso de los a?os y la muerte de sus principales aliados convencieron al ya octogenario Gold de vender su participaci¨®n en el Tramp para consagrarse a la pr¨¢ctica del golf en las Bahamas. En el local qued¨® su esp¨ªritu, que todav¨ªa hoy sigue acogiendo a famosos como el exfutbolista David Beckham (un d¨ªa llev¨® con ¨¦l a su hijo Brookling) o a la cantante Rihanna.
Pero los nuevos vips, m¨¢s adeptos al agua y el t¨¦ que a las bebidas alcoh¨®licas, no alimentan tanto el negocio como los ciudadanos de a pie ¡ªeso s¨ª, siempre que tengan la cartera muy bien engrasada¡ª que siguen dando alas al negocio 50 a?os despu¨¦s de su fundaci¨®n. Son ellos los llenan ahora a pista de baile o reservan mesa en su restaurante adornado con los signos del zodiaco. El mismo que en una ¨¦poca se hizo famoso por servir doce tipos de hamburguesa. Hoy, en cambio, da prioridad a las?burger de remolacha y quinoa y, en general, a un men¨² m¨¢s sofisticado. Si el Tramp ha seguido en pie y con ¨¦xito se debe a haber seguido la m¨¢xima de Gold: ¡°Tratar a los famosos como si fueran gente corriente, y a la gente corriente como si fueran famosos¡±.
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