La mentira colosal
Resulta sorprendente que quienes dec¨ªan creer en la independencia y proyectaban su utop¨ªa particular en la Rep¨²blica ahora elogien la astucia de esta estrategia defensiva
El separatismo catal¨¢n es m¨¢s un desaf¨ªo para la l¨®gica que para el Estado. La Rep¨²blica catalana no soporta mucha realidad: se disolvi¨® al entrar en contacto con ella. Pero el independentismo ha tenido una gran capacidad para envolverla en propaganda. Como ha dicho Gabriel Colomer, el proc¨¦s fue un gran laboratorio de posverdad. El juicio a algunos l¨ªderes independentistas se celebra conforme a las reglas del Estado de derecho, siguiendo el principio de la presunci¨®n de inocencia. El proc¨¦s fue una conspiraci¨®n a plena luz del d¨ªa, pero la atribuci¨®n de responsabilidades es una cuesti¨®n dif¨ªcil y t¨¦cnica. No parece que est¨¦ generando el efecto que se esperaba: la justicia es una cosa aburrida. Dentro y fuera del tribunal, el secesionismo emite relatos y memes: desprenden sus rasgos habituales de obscenidad kitsch y victimismo mat¨®n, pero tambi¨¦n una sensaci¨®n de agotamiento. Se habla de un mandato fraudulento acerca de un derecho que no existe; se argumenta en virtud de una contraposici¨®n entre democracia y ley. Esta oposici¨®n podr¨ªa revelar, como ha escrito Manuel Toscano, una comprensi¨®n defectuosa de la democracia: no se puede hablar de verdadera democracia si no hay imperio de la ley. Pero el contraste podr¨ªa ser, simplemente, otra mentira.
Mientras Torra dice presidir una Rep¨²blica de Schr?dinger ¡ªest¨¢ en el aire pero no implementada¡ª, la mayor¨ªa de los acusados y sus apologistas se?alan que lo que ocurri¨® en el oto?o de 2017 era un farol o un instrumento de negociaci¨®n. No se sabe c¨®mo se pag¨® el pseudorrefer¨¦ndum: fue una cosa casi m¨¢gica. Todo, dicen, era una performance, aunque se violaran las leyes de Espa?a y Catalu?a, se despreciaran las normas del Parlament y se pisotearan los derechos de la oposici¨®n; aunque tuviera consecuencias reales en la econom¨ªa, la pol¨ªtica y la vida cotidiana. Resulta sorprendente que quienes dec¨ªan creer en la independencia y proyectaban su utop¨ªa particular en la Rep¨²blica ahora elogien la astucia de esta estrategia defensiva. Con suerte, podr¨ªa ser un nuevo gol al Estado, por usar la frase de Mas. El juicio no resolver¨¢ el problema pol¨ªtico ni una de las dudas del proc¨¦s: si fueron unos l¨ªderes irresponsables que enga?aron a dos millones de ciudadanos, o si los ciudadanos enga?aron a los l¨ªderes. Lo m¨¢s probable es que, mientras intentaban hacer trampas al Estado, tambi¨¦n se enga?aran unos a otros. @gascondaniel
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