Decisi¨®n equivocada
La alianza de Netanyahu con un partido racista da?a a la democracia israel¨ª
La alianza electoral que el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, ha alcanzado con el partido de extrema derecha Poder Jud¨ªo ante las pr¨®ximas elecciones parlamentarias del 9 de abril rebasa cualquier estrategia electoral aceptable en un proceso democr¨¢tico.
Los dirigentes de Poder Jud¨ªo se proclaman abiertamente como sucesores de un l¨ªder religioso cuya formaci¨®n pol¨ªtica, denominada Kach, fue prohibida en Israel en 1994 despu¨¦s de que respaldara una matanza perpetrada en Hebr¨®n por un militante del partido en la que murieron 29 musulmanes mientras oraban. Poder Jud¨ªo, su sucesor y nuevo socio de Netanyahu, es un partido min¨²sculo que no ha variado este discurso de odio y que si acudiera en solitario a las urnas en abril probablemente no alcanzar¨ªa el n¨²mero m¨ªnimo de votos para estar presente en el Parlamento israel¨ª.
Pero para el primer ministro todo voto es valios¨ªsimo en unas elecciones en las que, por primera vez en mucho tiempo, se puede dar un resultado que haga peligrar su permanencia en el poder. El que el prestigioso excomandante en jefe del Ej¨¦rcito Benny Gantz haya formado una nueva lista electoral junto al centrista Yair Lapid ha supuesto un duro rev¨¦s para el mandatario, acostumbrado a lidiar con una oposici¨®n atomizada. Y no solo porque una figura destacada precisamente por liderar las Fuerzas Armadas haya dado la espalda a un primer ministro caracterizado por su discurso agresivo y belicista, sino porque, de hecho, las encuestas colocan al d¨²o Gantz-Lapid muy por delante de Netanyahu. Y en el juego de equilibrios parlamentarios entre izquierda y derecha los sondeos arrojan pr¨¢cticamente un empate a esca?os en el Parlamento.
De seguir como primer ministro tras las elecciones, Netanyahu superar¨ªa en el cargo al fundador del Estado de Israel, David Ben Guri¨®n, pero este hito puede alejarse por la inesperada irrupci¨®n de Gantz. Sin embargo, lo que se juega en estas elecciones no es ¨²nicamente una cuesti¨®n de prestigio o realizaci¨®n personal. Netanyahu es el centro de un proceso de investigaci¨®n por corrupci¨®n por el que puede resultar imputado en cualquier momento. De hecho, las autoridades judiciales ya le han obligado a rechazar una donaci¨®n de dos millones de d¨®lares para costear su defensa y le han conminado a devolver otros 300.000 d¨®lares.
Estas razones pueden explicar el nerviosismo del mandatario y en las filas de su partido, el Likud, pero de ninguna manera justifican la alianza con una formaci¨®n que atenta contra los valores democr¨¢ticos y cuya influencia en un hipot¨¦tico Gobierno causar¨ªa un da?o casi irreparable para la democracia israel¨ª.
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