Lo nuestro
Cierro los ojos y observo los movimientos de mi voto espa?ol por el interior de mi cerebro valenciano
Los votos se arrastran de un partido a otro como por el interior de galer¨ªas subterr¨¢neas. Parecen insectos desorientados, ciegos, larvas que escapan de una gusanera clandestina. Tal es la sensaci¨®n que le acomete a uno al leer las encuestas. Un voto que se desplaza de Ciudadanos al PP se cruza con otro que viaja del PP a Ciudadanos y discuten un rato en la oscuridad del t¨²nel sin alcanzar ning¨²n acuerdo. El trasiego es enorme. En cada una de las cabezas espa?olas de este vag¨®n de metro hay un voto dando vueltas como un jubilado por su barrio. Los cerebros tienen calles y plazas y avenidas por las que discurren las ideas, las malas y las buenas. Por ah¨ª circulan las ganas de matar y las de acariciar y tambi¨¦n el deseo de morir y el de vivir, y el apetito de votar o desvotar. Cabezas espa?olas, con ojos y narices espa?oles y labios y dientes y muslos espa?oles tambi¨¦n, lo mismo que los pies. Cuando un espa?ol se corta las u?as, deber¨ªa guardar la queratina sobrante, no por queratina sino por espa?ola.
Cierro los ojos y observo los movimientos de mi voto espa?ol por el interior de mi cerebro valenciano. Se debate entre votar o no votar. Cuando s¨ª, se pregunta a qui¨¦n. De ser cierto lo que se?alan las encuestas, los votos est¨¢n hiperactivos. No paran, sometidos como se encuentran a est¨ªmulos tan diferentes. La pregunta que nos hacemos es si todos los votos, con independencia de la urna a la que se dirijan a trav¨¦s de las oscuras galer¨ªas demosc¨®picas, son votos espa?oles o no. ?Es m¨¢s espa?ol votar, no s¨¦, a Abascal que a Casado, a Casado que a Rivera, a Rivera que a S¨¢nchez y a S¨¢nchez que a Iglesias? De eso parece que van, absurdamente, las elecciones del 28 de abril. Vale, vale, pero qu¨¦ hay de lo nuestro.
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