Demasiados cad¨¢veres urbanos
Comprar online es c¨®modo, econ¨®mico, eficiente... Pero si nos rendimos sin condiciones al comercio digital, fulminaremos las tiendas vecinales
QU? ELOCUENTES son las grandes ciudades. Est¨¢n llenas de palabras, de informaci¨®n, de historias. Es la narrativa del asfalto, una lectura que suelo practicar porque camino mucho. Y resulta que en las ¨²ltimas semanas he podido ver, andando por Madrid, tres mensajes muy tristes. El primero lo encontr¨¦ en la calle de Claudio Coello y estaba en una peque?a tienda de ropa, The Hip Tee, que yo no conoc¨ªa; vend¨ªa bonitas camisetas de alegres colores y era un local luminoso y coqueto, con un min¨²sculo coraz¨®n rosa de ne¨®n sobre la puerta. Cubriendo de arriba abajo el vidrio del escaparate, un texto en rojo: ¡°LIQUIDACI?N POR CIERRE. Despu¨¦s de diez a?os trabajando con mucha ilusi¨®n nos despedimos con todo el cari?o. En esta ¨¦poca donde todo cambia tan r¨¢pido, os dejamos nuestras camisetas, que fueron hechas para que las disfrut¨¦is mucho tiempo. Nos vamos y os damos las gracias porque sois las mejores clientas del mundo. Os echaremos de menos¡±. Cu¨¢nto mimo, cu¨¢nta lucha, cu¨¢nta ilusi¨®n tenaz se adivinan en el texto, en la inocencia del coraz¨®n de luz, en la voluntad de hacer las cosas bien y en esas palabras tan conmovedoras. Es el dolor de los sue?os perdidos, el ruido a cristales rotos del fracaso.
El segundo me toc¨® a¨²n m¨¢s de cerca, porque se trataba de un local al que yo sol¨ªa ir, una diminuta teter¨ªa de la calle de Ibiza llamada Bread and Breakfast. Ten¨ªa cuatro mesitas, un precioso suelo de antiguas baldosas hidr¨¢ulicas, buenos pasteles. Un d¨ªa qued¨¦ con alguien ah¨ª y al llegar me lo encontr¨¦ cerrado. Y de nuevo la narraci¨®n punzante escrita en blanco sobre el cristal de la puerta: ¡°Lugar de lecturas con aroma de caf¨¦, punto de citas rom¨¢nticas y de escapadas¡ Hoy, despu¨¦s de cinco a?os, dice adi¨®s para siempre¡¡±. C¨®mo pesa ese ¡°para siempre¡± sobre los hombros, c¨®mo aprieta el coraz¨®n esa muerte peque?a de un negocio obviamente creado con amor, sostenido con sobrehumano esfuerzo, abandonado al fin porque ya no hay futuro ni esperanza. Lo que me lleva al tercer mensaje. Lo vi en una peque?a tienda de art¨ªculos para mascotas en la calle de Men¨¦ndez Pelayo. Se llamaba Lola y Mat¨ªas, y en la fachada mostraba el dibujo de dos perros sonrientes y dos florecitas con la leyenda ¡°Beautiful Day¡± (¡°Hermoso d¨ªa¡±). Una tarde, para mi sorpresa, encontr¨¦ el local abandonado. Y alguien hab¨ªa escrito con aerosol negro junto a los perros un demoledor dictamen: ¡°Fake News¡±. S¨ª, desde luego, la alegr¨ªa pueril del ¡°Beautiful Day¡± no se correspond¨ªa con el escaparate cegado con papel de estraza. La felicidad, nos gru?¨ªa esa pintada, es una noticia falsa.
Supongo que los due?os, sin duda j¨®venes, de estos tres comercios se sentir¨¢n as¨ª, como si hubiera atardecido para siempre. Quisiera mandarles ¨¢nimos y decirles que la vida es muy larga y que los humanos somos capaces de reinventarnos mil veces. Pero no escribo este art¨ªculo s¨®lo para solidarizarme con ellos, sino para espantarme de lo que estamos haciendo. Esos cad¨¢veres urbanos son nuestros muertos. El comercio online est¨¢ acabando como un fuego con los peque?os negocios. No es casual que me haya topado con tres cierres en tan s¨®lo unos d¨ªas: en Madrid hay 14.000 locales vac¨ªos. En 2018, en Espa?a desaparecieron casi 7.000 comercios; en 2017 fueron 10.000. S¨ª, yo tambi¨¦n compro online, lo confieso. Es c¨®modo, econ¨®mico, eficiente¡ Pero si nos rendimos sin condiciones al comercio digital, como ya hemos hecho, fulminaremos las tiendas vecinales y no s¨®lo destruiremos miles de puestos de trabajo, sino tambi¨¦n nuestra vida tal y como la conocemos. Las calles ser¨¢n mucho m¨¢s tristes e inseguras sin comercios; de hecho, ya lo son, porque los barrios de nuestras ciudades se est¨¢n quedando apagados, solitarios, desabastecidos. Y cuando los gigantes online nos tengan en su mano, cuando hayan devorado a los peque?os y carezcan de competencia, entonces empezar¨¢n a cobrarnos los env¨ªos y nos subir¨¢n los precios lo que quieran. Ver¨¢n, no quiero acabar con Amazon en absoluto, pero no me parece l¨®gico que en el ¨²ltimo a?o haya multiplicado por 10 sus beneficios. Que ganen un poco menos y que sobreviva el comercio humano. Por todos los santos, desench¨²fate del maldito ordenador y sal a comprar a la tienda de enfrente.
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