Pol¨ªticas contra la brecha
El feminismo liberal no tiene otro objetivo que el de derribar las barreras que todav¨ªa existen a la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en nuestra sociedad
Seguramente muchos lectores recordar¨¢n aqu¨¦l gr¨¢fico que circul¨® por las redes en el que se mostraba el impacto de la maternidad en la brecha salarial en Dinamarca. El gr¨¢fico proviene de una investigaci¨®n de tres economistas de la London School of Economics y de la Universidad de Copenhagen y muestra unos resultados impactantes: hasta la edad de tener el primer hijo los ingresos salariales de mujeres y hombres son pr¨¢cticamente iguales. Sin embargo, con la llegada del primer hijo los ingresos de la madre se desploman un 20% y ya no vuelven a recuperarse, mientras que los del padre no sufren ninguna alteraci¨®n.
Otra reciente investigaci¨®n aplica la misma metodolog¨ªa (cuasi experimental, con datos individuales a lo largo de d¨¦cadas) pero a?ade m¨¢s pa¨ªses: dos escandinavos (Dinamarca y Suecia), dos germ¨¢nicos (Alemania y Austria) y dos anglosajones (Estados Unidos y Reino Unido). El resultado es asombroso. En todos los pa¨ªses (con pol¨ªticas de familias e igualdad muy distintas) pasa algo muy similar a lo que sucede en Dinamarca. La maternidad est¨¢ asociada a un desplome de los ingresos de las madres. El impacto, sin embargo, var¨ªa: en los pa¨ªses escandinavos la brecha en el largo plazo es de entre 21 y 27%, en los anglosajones entre 31 y 44% y en los germ¨¢nicos entre un 51-61%.
Los autores encuentran otro resultado interesante: la brecha tiene una ra¨ªz familiar muy fuerte. Las mujeres que han crecido en familias m¨¢s tradicionales donde sus madres no trabajaban o ten¨ªan ingresos muy bajos, el impacto del primer hijo es mucho m¨¢s grande que en familias menos tradicionales. Los roles vistos en casa podr¨ªan explicar, por tanto, por qu¨¦, a pesar de tener pol¨ªticas p¨²blicas favorables a la igualdad, en algunos pa¨ªses como Dinamarca, sigue habiendo una brecha salarial fuerte.
?Y qu¨¦ sucede en Espa?a? Lo cierto es que todav¨ªa no existen estudios con tanta riqueza de datos como los anteriores. Sin embargo, s¨ª que podemos sacar algunas conclusiones.
En Espa?a, la incorporaci¨®n masiva de la mujer al trabajo a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas ha sido un ¨¦xito extraordinario. Mientras que a principios de los a?os 90 solamente la mitad de las mujeres participaban en el mercado laboral, hoy la participaci¨®n supera el 80%, por encima de la media europea. Sin embargo, ese extraordinario avance no ha ido acompa?ado de cambios en las pol¨ªticas p¨²blicas que faciliten conciliar la vida laboral y familiar.
El resultado de ese desajuste es que hoy las mujeres, adem¨¢s de trabajar, asumen la responsabilidad de los ni?os, sacrificando su carrera profesional. Los datos (EPA segundo trimestre de 2015) muestran que hasta la edad de tener hijos la brecha salarial es pr¨¢cticamente inexistente. Las mujeres, tienen niveles de participaci¨®n laboral, desempleo, tiempo parcial, ingresos y formaci¨®n muy similares a los hombres. Sin embargo, eso cambia de forma radical a la edad de tener hijos.
Por ejemplo, para el tramo de edad entre 30 y 44 a?os, las mujeres sin hijos tienen una tasa de desempleo menor que la de los hombres, pero en familias con hijos, el paro para las mujeres se dispara un 10% por encima del de los hombres. En cuanto al trabajo a tiempo parcial, la brecha entre mujeres y hombres sin hijos es de nueve puntos y se dispara a 23 puntos para mujeres y hombres con hijos.
El lector podr¨ªa pensar que eso se debe a que las mujeres "optan libremente" por no trabajar o trabajar menos porque "prefieren" estar con sus hijos. Sin embargo, los datos muestran que eso no es verdad. Un 94% de las mujeres que trabaja a tiempo parcial en Espa?a dice que preferir¨ªa hacerlo a tiempo completo. De los 2,1 millones de mujeres entre 30 y 44 a?os que trabajan, 620.000 lo hacen a tiempo parcial con una media de 20,5 horas semanales, cuando de promedio desear¨ªan trabajar 37 horas semanales.
Es f¨¢cil inferir la frustraci¨®n de muchas mujeres viendo estos n¨²meros. ?Qu¨¦ podemos hacer desde la pol¨ªtica para revertir ese injusto equilibrio?
En primer lugar tenemos unos permisos de maternidad y paternidad (18 semanas pagadas al 100%) cortos y muy mal repartidos en t¨¦rminos comparados con Europa. El foco debe centrarse en ampliar, pero sobre todo en igualar, los permisos. Es la desigualdad con los hombres lo que hace que se penalice a la mujer en edad de ser madre, por ejemplo, en las decisiones de contrataci¨®n en las empresas.
La extensi¨®n de los permisos de paternidad en Espa?a ha tenido en el pasado efectos positivos en la participaci¨®n de las mujeres en el mercado laboral (ver Farr¨¦ y Gonz¨¢lez 2018). En los ¨²ltimos a?os se ha seguido avanzando, aunque todav¨ªa queda camino por recorrer. Por exigencia de Ciudadanos en los ¨²ltimos dos presupuestos, se extendieron tres semanas los permisos de paternidad, hasta cinco. El efecto ha sido muy positivo: en 2017 la Seguridad Social tramit¨® casi 30.000 permisos de paternidad m¨¢s que en 2015 y en 2018 por primera vez se registraron m¨¢s permisos de paternidad que de maternidad (252.706 contra 255.351) ¡ªaunque simb¨®lico, el dato no es muy relevante, dado que todav¨ªa hay muchos m¨¢s hombres trabajando que mujeres¡ª.
En segundo lugar, nuestras escuelas de cero a tres a?os deben ofrecer m¨¢s cobertura a coste m¨¢s barato para las familias. Puesto que m¨¢s de la mitad de los menores de 30 a?os en Espa?a no ingresan el equivalente al salario m¨ªnimo al final del a?o (porque se pasan el d¨ªa entrando y saliendo del mercado laboral con contratos basura) el coste de las guarder¨ªas sigue siendo demasiado alto para las familias. El resultado acostumbra a ser que a la hora de ser padres, a la familia ya no le compensa que ambos miembros sigan trabajando y es la mujer la que termina sacrific¨¢ndose. Adem¨¢s, seg¨²n datos de Eurostat, estamos lejos de la media Europea respecto al tiempo que los ni?os pasan en la guarder¨ªa. El porcentaje de ni?os menores de tres a?os que acuden m¨¢s de 30 horas a la semana a la guarder¨ªa es del 16% en Espa?a, mientras que en Portugal es el 36% o el 60% en Dinamarca. Tambi¨¦n por exigencia de Ciudadanos, en el ¨²ltimo presupuesto aprobado, se logr¨® un avance significativo en este sentido, con una deducci¨®n de 1.000 euros en la declaraci¨®n de la renta para padres que tuvieran hijos menores de tres a?os escolarizados en escuelas infantiles.
En tercer lugar, necesitamos un compromiso de pa¨ªs para racionalizar los horarios. Seg¨²n la encuesta de empleo del tiempo, la t¨ªpica jornada empieza entre las ocho y las nueve de la ma?ana, con una larga pausa al medio d¨ªa, y una gran parte (28%) termina m¨¢s tarde de las siete. Eso es una absoluta anomal¨ªa en Europa. Los que somos padres sabemos que para cubrir las horas que van desde que termina la escuela hasta que termina el horario laboral tienes que hacer equilibrios imposibles. Si no tienes familia y tienes pocos recursos, uno de los dos tiene que asumir jornada reducida o dejar de trabajar. Si a eso le sumamos que tenemos tambi¨¦n unas costumbres arcaicas en t¨¦rminos de presencialismo y baj¨ªsima flexibilidad laboral, entonces se hace literalmente imposible conciliar. Seg¨²n datos del OCDE Family Data Base, en Holanda o Suecia entre el 35% y 38% de los trabajadores indica que la empresa determina los horarios sin posibilidad de cambiarlos, en Espa?a el dato es del 74%.
Finalmente, sigue existiendo una brecha "discriminatoria" ("diferencias de remuneraci¨®n por el mismo trabajo realizado") que podr¨ªa explicar un 12 o 14 por ciento de la brecha, seg¨²n datos de un reciente estudio de FEDEA y Sara de la Rica. Para eso, debemos trabajar para romper estereotipos culturales en la educaci¨®n, avanzar en la l¨ªnea de Alemania y Francia y legislar para que haya m¨¢s transparencia de salarios en las empresas y favorecer un mayor equilibrio de representaci¨®n entre mujeres y hombres en los cargos directivos.
Este a?o se cumplen 150 a?os de la publicaci¨®n de The Subjection of Women. El liberal John Stuart-Mill escrib¨ªa entonces: "De la misma manera que nacer negro en vez de blanco, o plebeyo en vez de noble, no debe determinar las posibilidades de una persona en su vida, tampoco debe hacerlo nacer ni?o, en vez de ni?a¡±. El feminismo liberal no tiene otro objetivo que el de derribar, con pol¨ªticas p¨²blicas efectivas, las barreras que todav¨ªa existen a la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en nuestra sociedad.
Toni Rold¨¢n Mon¨¦s es portavoz de Econom¨ªa y Secretario de Programas de Ciudadanos.
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