El sistema solar puede volver a tener nueve planetas
Varios estudios y nuevos descubrimientos sugieren que es necesario un planeta 10 veces mayor que la Tierra para explicar las ¨®rbitas de los objetos m¨¢s all¨¢ de Plut¨®n
Hasta hace poco, Plut¨®n estaba en la frontera del sistema solar. En las escuelas de todo el mundo se estudiaba al peque?o planeta como el noveno de la familia y m¨¢s all¨¢ parec¨ªa existir solo el vac¨ªo interestelar. Las cosas se complicaron en los noventa con el hallazgo de una gran cantidad de peque?os objetos helados en una regi¨®n m¨¢s all¨¢ de Plut¨®n que se bautiz¨® como cintur¨®n de Kuiper. El estudio de esta zona mostr¨® tambi¨¦n que el que durante m¨¢s de 70 a?os hab¨ªa sido el noveno planeta ten¨ªa m¨¢s que ver con la poblaci¨®n del nuevo suburbio. En 2006, en una pol¨¦mica decisi¨®n de la Uni¨®n Astron¨®mica Internacional, Plut¨®n fue degradado y el sistema solar pas¨® a tener ocho planetas, pero es posible que la situaci¨®n cambie pronto. En las ¨²ltimas semanas, varios art¨ªculos cient¨ªficos y algunos descubrimientos astron¨®micos sugieren que estamos a punto de conocer al nuevo planeta nueve.
La sospecha de que existe un mundo desconocido m¨¢s all¨¢ de Plut¨®n tiene un v¨ªnculo estrecho con el estudio de ese cintur¨®n que provoc¨® la degradaci¨®n del planeta enano. En 2016, Konstantin Batygin y Michael Brown, del Instituto Caltech de California, publicaron un art¨ªculo en el que, a partir del an¨¢lisis de los movimientos de estos objetos, predec¨ªan la existencia y ciertas caracter¨ªsticas del planeta nueve. Tendr¨ªa 10 veces la masa de la Tierra, necesitar¨ªa 15.000 a?os para dar una vuelta al Sol y en su momento de mayor acercamiento a nuestro planeta estar¨ªa 200 veces m¨¢s lejos que nosotros de nuestra estrella. Esa ¨®rbita tan alejada explicar¨ªa por qu¨¦ a¨²n no lo hemos visto.
Con anterioridad se propuso la existencia del planeta Vulcano y de la estrella Nexus que nunca se encontraron
El pasado 10 de febrero, Batygin, Brown y dos colegas m¨¢s publicaron una revisi¨®n de todos los datos que sustentan la existencia del nuevo planeta y concluyeron que es dif¨ªcil explicar el movimiento de las rocas heladas del cintur¨®n de Kuiper sin la existencia de un planeta de gran tama?o que provoque sus extra?os movimientos. Brown, conocido por ser uno de los principales responsables de relegar a Plut¨®n a planeta enano, cree que, con la tecnolog¨ªa disponible, se deber¨ªa detectar el nuevo planeta en los pr¨®ximos diez a?os o al menos conocer mejor su ¨®rbita probable.
Otro de los frentes en la b¨²squeda del nuevo planeta del sistema solar, que ser¨ªa el primero descubierto desde el siglo XIX y solo el tercero desde la Antig¨¹edad, es la b¨²squeda de nuevos objetos en el cintur¨®n de Kuiper que pueden ampliar la informaci¨®n indirecta sobre el mundo desconocido. Esa pesquisa est¨¢ liderada hasta el momento por un tr¨ªo de astr¨®nomos estadounidenses. Scott Sheppard, de la Instituci¨®n Carnegie, David Tholen, de la Universidad de Haw¨¢i, y Chad Trujillo, de la Universidad del Norte de Arizona, han descubierto el 80% de los nuevos mundos en esta lejana regi¨®n a m¨¢s de 9.000 millones de kil¨®metros de distancia del Sol.
En diciembre, este tr¨ªo descubri¨® Farout (nombre que se puede traducir como Lejano), un cuerpo tres veces m¨¢s alejado del Sol que Plut¨®n, y en enero batieron su propio r¨¦cord a?adiendo al cat¨¢logo Farfarout (que traduciremos como A¨²n m¨¢s lejano). Unos meses antes, en octubre, hab¨ªan identificado a El Duende, un planeta enano de apenas 300 kil¨®metros de di¨¢metro, tan exc¨¦ntrico que tarda 40.000 a?os en completar una vuelta al Sol. Su excentricidad, seg¨²n afirmaban Shepard y sus colegas, podr¨ªa explicarse por la presencia del planeta nueve.
Si finalmente se localiza a partir de sus efectos gravitacionales, se unir¨ªa a Neptuno. En la d¨¦cada de 1840 a¨²n eran siete los planetas conocidos del sistema solar. El ¨²ltimo descubierto hab¨ªa sido Urano, en 1781, y pese al tiempo transcurrido, los astr¨®nomos no hab¨ªan sido capaces de explicar las irregularidades de su ¨®rbita. Esto cambi¨® cuando el matem¨¢tico Urbain Le Verrier analiz¨® sus movimientos y dedujo que deb¨ªa haber alg¨²n otro planeta perturbando a Urano. Poco despu¨¦s de que Le Verrier hiciese p¨²blico su estudio, astr¨®nomos en Alemania utilizaron sus c¨¢lculos para localizar Neptuno exactamente en el lugar donde el franc¨¦s predijo que estar¨ªa.
La proeza de Le Verrier empuj¨® a otros astr¨®nomos a tratar de hacer conjeturas similares, pero este tipo de b¨²squedas han tenido fracasos sonados. En el siglo XIX, una anomal¨ªa en la ¨®rbita de Mercurio se trat¨® de explicar con un planeta llamado Vulcano, y en los ochenta, se propuso la existencia de una estrella enana marr¨®n atrapada por el Sol a 1,5 a?os luz de distancia. Ni el planeta ni la estrella se han encontrado jam¨¢s. A medio camino entre el ¨¦xito y el fracaso qued¨® el esfuerzo de Percival Lowell, que construy¨® un observatorio en Arizona (EE UU) para buscar planetas m¨¢s all¨¢ de Neptuno. Los c¨¢lculos en los que basaba sus pesquisas eran err¨®neos, pero desde uno de sus telescopios se observ¨® por primera vez, en 1930, Plut¨®n. No era exactamente lo que buscaban, pero mantuvo su categor¨ªa de planeta nueve durante m¨¢s de siete d¨¦cadas.
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