El proteccionismo europe¨ªsta de Macron
El presidente franc¨¦s retoma el lema de su campa?a presidencial de hace dos a?os, pero sin la pompa y la pretensi¨®n de originalidad de entonces
La contienda electoral que se abre para las elecciones europeas demuestra que, una d¨¦cada despu¨¦s de la crisis de 2008, Europa sigue condicionada por las consecuencias sociales y econ¨®micas adoptadas para hacer frente a la misma. Fundamentalmente, fueron los pa¨ªses m¨¢s ricos dentro de la zona euro quienes escribieron la hoja de ruta, y los del sur, incluyendo tambi¨¦n a Irlanda, quienes tuvieron que pagar socialmente las consecuencias de sus pol¨ªticas de endeudamiento.
Es muy ilustrativo observar algunas tendencias que afloran en los debates actuales sobre el porvenir de Europa. La extrema derecha nacionalpopulista hace hincapi¨¦ en la necesidad de poner en marcha, en el seno de los 27, pol¨ªticas de soberan¨ªa para proteger los intereses nacionales de la competencia intraeuropea, mientras que los pa¨ªses del Este, que favorecen la salida de sus ciudadanos en paro hacia los pa¨ªses de la zona euro, no quieren respetar la disciplina com¨²n que pueda ¡ªen alg¨²n modo¡ª afectar sus pol¨ªticas liberales vigentes. Italia, a su manera, se ha sumado a esta estrategia.
Por otro lado, en Francia, Emmanuel Macron, confrontado a una crisis de legitimidad profunda, intenta, desde una perspectiva centrista, volver al mando, por lo menos simb¨®lico, del barco europeo cuando la canciller Angela Merkel parece inevitablemente paralizada por varios problemas internos (decrecimiento del comercio exterior, concesiones cada vez m¨¢s dif¨ªciles de vender a su opini¨®n p¨²blica sobre la gobernabilidad del euro por parte del Banco central...). Adem¨¢s, Alemania ha rechazado tanto la posibilidad de una pol¨ªtica de orientaci¨®n del euro y de aumento significativo del presupuesto europeo, como de avance en la reforma bancaria. Esta situaci¨®n se complica a¨²n porque todos los pa¨ªses europeos est¨¢n a la espera de valorar los reales efectos de la salida del Reino Unido, aunque las autoridades europeas hayan asegurado haber tomado las medidas adecuadas para enfrentarla.
Macron, por su parte, retoma el lema de su campa?a presidencial de hace dos a?os, pero sin la pompa y la pretensi¨®n de originalidad de entonces. Ahora, sus propuestas son m¨¢s rotundas y menos ambiciosas: quiere una Europa que ¡°proteja¡±, es decir, que ponga fronteras impermeables frente al exterior, en especial sobre la gesti¨®n de las migraciones (propuesta de aumentar el n¨²mero de aduanas y control de la circulaci¨®n interna de los refugiados), y sancione a las empresas, tanto internacionales como europeas, que tiendan sistem¨¢ticamente a evadir impuestos. Asimismo, quiere favorecer a los ¡°campeones europeos¡± frente a la entrada y la competencia desleal de empresas extranjeras (esencialmente chinas) o responder de modo m¨¢s tajante a la pol¨ªtica comercial agresiva de EE?UU. Por otro lado, apoyado por algunos pa¨ªses (Holanda, Dinamarca y potencialmente Alemania) persigue devolver al Consejo Europeo el poder de elegir el presidente de la Comisi¨®n que desde 2014 es ejercido por el Parlamento. Todo ello implica el fortalecimiento de la Europa intergubernamental, es decir, de gesti¨®n pol¨ªtica cooperativa frente a la estrategia de Bruselas volcada, desde hace 20 a?os, al mero control de los inputs dentro del mercado ¨²nico.
Pero, ?cu¨¢l es la raz¨®n de esa reorientaci¨®n? No s¨®lo el auge de los nacionalpopulismos y de la peligrosa desagregaci¨®n de los bloques pol¨ªticos tradicionales, sino tambi¨¦n como respuesta a la ideolog¨ªa que prevalec¨ªa hasta hoy, resultante de una concepci¨®n de la ¡°globalizaci¨®n abierta¡±, cuando ahora impera la protecci¨®n de los acervos europeos dentro de la misma globalizaci¨®n, desvelada como una guerra despiadada entre los grandes bloques econ¨®micos mundiales. El liberal centrista y europe¨ªsta Macron lo tiene muy claro: frente al soberanismo nacionalpopulista, la ¨²nica respuesta progresista es un proteccionismo europeo que no rompa con el liberalismo, pero que implique otra Europa menos globalista y m¨¢s europe¨ªsta.
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