El sexo con androides est¨¢ m¨¢s cerca de lo que crees.
En 2050, si llego, cumplir¨¦ setenta y ocho a?os. Ser¨¦ una se?ora mayor, imagino que con el pelo blanco y un mont¨®n de arrugas. No tengo ni idea de si vivir¨¦ en pareja, con el car¨¢cter que tengo no descartemos melodramas, pero lo que s¨ª s¨¦ es que a esa edad, de uno u otro modo, me gustar¨¢ tener sexo. Decidiendo todo, obvio. Pero, conoci¨¦ndome, seguro que quiero tener sexo. La descarga de endorfinas no me las ahorro por nada del mundo, as¨ª que, aunque est¨¦ m¨¢s sola que la una querr¨¦ sexo. Sexo bueno. A esa edad habr¨¦ llegado despu¨¦s de, espero, experimentar en la cama todo cuanto me haya dado la gana. En n¨²mero de amantes, coreograf¨ªa y lugares, tres de las bases de cualquier fantas¨ªa sexual que se precie. Si ya tengo amantes de mano favoritos (Lucas, te amo), es normal que, para entonces, sea capaz de dise?ar a mi amante perfecto.
Que yo conozca, hubo un caballero que lleg¨® a fabricarse a sus amantes. Sergi Santos, doctor en nanotecnolog¨ªa por la universidad de Leeds (Reino Unido), ingeniero en electr¨®nica por la UPB y experto en computaci¨®n, encontr¨® en las mu?ecas hiperrealistas asi¨¢ticas el cuerpo que quer¨ªa y le inocul¨® un cerebro artificial. Fue un experimento cient¨ªfico; ¨¦l lo que quer¨ªa era fabricar a la amante perfecta pero dot¨¢ndola de consciencia. La mu?eca, desde ese instante, fue bautizada como Samantha, cuyo nombre significa "la que escucha" y es el nombre de la voz que enamora a Joaquin Phoenix en Her, de Spike Jonze. Quer¨ªa que interactuara y que, como ¨¦l mismo dijo que la mu?eca "sintiera que se la estaban metiendo".
Como es un cerebrito, nunca mejor dicho, lo hizo. Su hito es m¨¢s cient¨ªfico que otra cosa, pero el hecho de que aquellas mu?ecas fueran sexuales lo puso en el mapa. Todos quer¨ªan conocer al cient¨ªfico capaz de fabricar androides sexuales y saber m¨¢s del sexo que del desarrollo del algoritmo, lo que a ¨¦l termin¨® cans¨¢ndole. Tambi¨¦n dej¨® de trabajar en estos androides por el alto coste del producto final (5.000 €), lo que dificult¨® la comercializaci¨®n de sus chicas. "Hasta que no se puedan hacer a nivel industrial no trae a cuenta hacerlas. Solo unos pocos pueden pagarlas. Si Real Doll se mantiene con sus mu?ecas hiperrealistas es porque la empresa no tiene m¨¢s de diez empleados."
Las Real Doll son, ahora mismo, las mu?ecas hiperrealistas m¨¢s comercializadas, pero estas no est¨¢n dotadas de inteligencia artificial como Samantha. Las primeras pueden conseguirse a partir de 1.300 euros, si no se hacen a la carta, Samantha o cualquiera de las que fabricaba el ingeniero barcelon¨¦s superan los 5.0000 euros. En la actualidad, Sergi Santos prosigue sus investigaciones sobre consciencia e inteligencia artificial y ha publicado un libro al respecto escrito junto a Matteo Chiesa y Marissa Kissaminati.
El sexo con robots ser¨¢ muy diferente para hombres que para mujeres. Por motivos evidentes, no es lo mismo necesitar d¨®nde meter que intentar que te la metan. Eso sin contar con que el coito no es lo que m¨¢s placer suele reportar por mucho que nos encante que nos empotren. Si repasamos los mejores juguetes actuales, los succionadores de cl¨ªtoris son lo mejor del mercado para suplir la ausencia de una buena lengua. Los actuales mu?ecos sexuales, tambi¨¦n de Real Dolls, carecen de inteligencia artificial y, l¨¢stima, no practican sexo oral. Esto habr¨¢ que mirarlo, se?ores fabricantes. Lo del movimiento p¨¦lvico tambi¨¦n es complicado, los mu?ecos lo ¨²nico que hacen es penetrar. Un inmenso dildo con forma de maromo; casi prefiero mis utensilios de mano.
He dicho el a?o 2050 al principio de este art¨ªculo porque es la fecha que ya han adelantado otros como el momento en el que tendremos lo que llaman sextech. Luis Garc¨ªa Berlanga y Rafael Azcona ya admitieron con Tama?o natural hasta qu¨¦ punto pod¨ªamos enamorarnos de un ser inanimado. Puesto que parece probable que metamos androides en nuestra cama, a ver c¨®mo llevan los sobrinos, hijos y nietos que podamos ser la abuela que presente en familia al C-3PO que nos lo coma de vicio...
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