La coyunda de las derechas
La unidad y la salud de la democracia depender¨¢ de que coloquemos la agenda social en el centro de la pol¨ªtica
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El voto mancomunado de todas las derechas nacionalistas tumb¨® los Presupuestos Generales del Estado m¨¢s sociales de los ¨²ltimos tiempos. Curiosamente, todos los voceros de los partidos coaligados salieron en tromba, de inmediato, a decir que la culpa la tuvo el Gobierno por plegarse a las apetencias o amenazas de alguna de esas mismas derechas. El cinismo y la manipulaci¨®n de nuestra vida p¨²blica est¨¢ alcanzando cimas insuperables. No se crean que el voto positivo del PDeCAT o de Esquerra a las enmiendas de todos los dem¨¢s grupos y viceversa se debi¨® a la oposici¨®n del Gobierno a conceder una serie de apetencias ¡°menores¡± de los grupos independentistas que, seg¨²n el inid¨®neo president Torra, consist¨ªan simplemente en negociar el derecho de autodeterminaci¨®n, terminar con la ¡°represi¨®n¡± ¡ªse supone que con la del juicio que se sigue en el Tribunal Supremo¡ª, o admitir la intervenci¨®n de un relator o mediador extranjero en las conversaciones entre partes. No, la raz¨®n de fondo para cargarse el susodicho Presupuesto fue que el d¨²o Puigdemont?/?Torra, genuinos representantes de una derecha catalana radicalizada y montaraz, no estaba de acuerdo con el contenido social de ese programa y, sobre todo, deseaban evitar por todos los medios a su alcance, al igual que la derecha espa?ola, que el centro de gravedad del debate emigrase de las cuestiones identitarias (qui¨¦n tiene la bandera m¨¢s grande, etc¨¦tera) a los problemas reales y acuciantes que padece el personal sufridor, sea cual fuere el lugar que el destino les haya ubicado. Porque a esa derecha rompedora le habr¨ªan crujido el relato victimista unas cuentas del Estado beneficiosas para los catalanes y para el conjunto de espa?oles. Y se les abr¨ªan las carnes al pensar que ten¨ªan que estar hasta 2020 apoyando a un Gobierno de izquierdas cuyas medidas no compart¨ªan. Conviene recordar que el iniciador de los recortes sociales m¨¢s duros fue el Gobierno de Convergencia del se?or Mas, cuando se entend¨ªa con el PP del se?or Rajoy, ambos partidos incursos en multitud de casos de variopintas corruptelas, hasta el punto de que el primero decidi¨® que era conveniente cambiar hasta el nombre de la agrupaci¨®n. Un partido que hab¨ªa tenido a un l¨ªder hist¨®rico que sali¨® rana cuando reconoci¨® que ten¨ªa fondos no declarados en el extranjero. Pol¨ªticas antisociales ¡ªreforma laboral¡ª y corruptelas que son inocultables por mucha fantasmag¨®rica rep¨²blica catalana que se enarbole con el fin de engatusar a sectores progres desinformados o cortos de memoria.
Parece pues que la moci¨®n de censura fue un gol que le metieron al pr¨®fugo de Waterloo por parte de los que, en el seno del independentismo, se resisten a la nefasta m¨¢xima de ¡°cuanto peor, mejor¡± que, de momento, se est¨¢ imponiendo. Y venci¨® porque, una vez descabalgado el PP del Gobierno y olvidando que se trataba de una moci¨®n de censura constructiva, quiz¨¢ pensaron que pod¨ªan forzar a un PSOE, parlamentariamente d¨¦bil, a hacer algunas concesiones de las exigidas por el se?or Torra que, como todo el mundo sabe, no est¨¢n en manos de ning¨²n Gobierno conceder. Las 21 condiciones ¡ªm¨¢s lesivas que las famosas de Lenin¡ª que llev¨® el president vicario a La?Moncloa eran, por lo visto, un adelanto. En esas circunstancias, siempre cab¨ªa la esperanza de un desmarque de ERC, ante unas propuestas presupuestarias tan sociales, pero resultaba ingenuo pensar en esta posibilidad en el ambiente creado por el juicio ante el Tribunal Supremo y ante la amenaza, tan en boga en los ¨²ltimos tiempos, de ser acusado de traidor a alguna de las ¡°patrias¡± en liza. Adem¨¢s, ?d¨®nde habr¨ªa quedado el discurso de que Espa?a est¨¢ sumida en un r¨¦gimen represor, lleno de adherencias franquistas, en el que se violan todos los d¨ªas los derechos humanos, si se hubiesen aprobado unos Presupuestos con medidas beneficiosas para la gente?
A las derechas nacionalistas ¡ªya sean catalanas, espa?olas o de donde sean¡ª, en el fondo, les une la animadversi¨®n a la izquierda
Siempre he pensado que las derechas nacionalistas ¡ªya sean catalanas, espa?olas o de donde sean¡ª siempre acaban coincidiendo, expresa o t¨¢citamente porque, en el fondo, les une la animadversi¨®n a la izquierda y, sobre todo, porque se alimentan y necesitan mutuamente. Cuanto m¨¢s nacionalismo en Catalu?a, m¨¢s en Espa?a y viceversa. El drama es que hemos llegado a un punto en el que las derechas espa?olas y catalanas entienden que les puede ir mejor, en unas elecciones, el enfrentamiento que un posible acuerdo. Por eso, si en las pr¨®ximas elecciones del 28 de abril ganan las derechas, de uno y otro lado, tendremos la confrontaci¨®n asegurada y entonces s¨ª que se pondr¨¢ en riesgo la unidad del pa¨ªs. Porque la unidad y la salud de la democracia, en Espa?a y en Europa, depender¨¢ de que derrotemos a todo tipo de nacionalismos y coloquemos la agenda social en el centro de la pol¨ªtica. Esto es lo que nos jugamos en las pr¨®ximas elecciones, o la guerra de las banderas o un avance en la cohesi¨®n social y territorial.
Nicol¨¢s Sartorius es ensayista y preside el consejo asesor de la Fundaci¨®n Alternativas. Su ¨²ltimo libro es La manipulaci¨®n del lenguaje. Breve ensayo de los enga?os (Espasa).
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