El general silencioso
Benny Gantz es el factor imprevisible en las elecciones israel¨ªes y la gran esperanza del centroizquierda para ganar al Likud
Falta menos de un mes para las elecciones generales en Israel, y por fin, despu¨¦s de semanas de tensa expectaci¨®n, el hombre silencioso ha abierto la boca y ha hablado.
Al principio pareci¨® una estupidez. ?C¨®mo era posible que un hombre con aparente ambici¨®n de ser primer ministro se negara a hablar? Pero luego, a medida que pasaban los d¨ªas y las semanas desde la convocatoria de elecciones, su silencio empez¨® a parecer sensato e incluso astuto.
Mientras todos los dem¨¢s candidatos y partidos pol¨ªticos hablaban hasta la extenuaci¨®n, se peleaban, se escind¨ªan, se provocaban y todos los dem¨¢s l¨ªos pol¨ªticos habituales, el silencio de Benny Gantz resultaba reconfortante y su posici¨®n en las encuestas segu¨ªa mejorando. Las predicciones indicaban que su partido obtendr¨ªa m¨¢s de 30 esca?os en el Parlamento, lo que lo convertir¨ªa en el primer partido del pa¨ªs, mientras que la confianza en sus ¡°aptitudes para ser primer ministro¡± llegaba al 38%, muy cerca del 41% de Benjam¨ªn Netanyahu. Su silencio parec¨ªa transmitir la imagen de una persona limpia, responsable y afable. Un tipo que no se jactaba de nada. Un tipo que no era corrupto.
Pero Gantz tiene algo m¨¢s, aparte de su aspecto (1,95 metros de alto, cabello rubio plateado, ojos azules) y de la novedad, que le convierte en la mayor esperanza del centroizquierda. Gantz es un general. Procede de las Fuerzas de Defensa Israel¨ªes (FDI) y del escal¨®n m¨¢s alto, la jefatura de Estado Mayor. Los dos ¨²ltimos l¨ªderes del Partido Laborista que derrotaron al Likud fueron dos antiguos jefes de Estado Mayor, Ehud Barak e Isaac Rabin (en 1999 y 1992). Otro exgeneral, Ariel Sharon, abandon¨® el Likud para formar un partido de centro, Kadima, y fue el ¨²ltimo en vencer a Netanyahu, tambi¨¦n de forma convincente, en las elecciones de 2003. Gantz el silencioso fue jefe de Estado Mayor entre 2011 y 2015, y ha concluido sus cuatro a?os obligatorios de ¡°enfriamiento¡± antes de estar autorizado a entrar en pol¨ªtica.
Resulta deprimente que ni siquiera la izquierda progresista pueda librarse del mito del ¡°hombre fuerte¡± capaz de proporcionarle los votos
La popularidad de Gantz en los sondeos confirma que los israel¨ªes siguen sintiendo fascinaci¨®n por los generales y que nuestra sociedad sigue estando muy militarizada. Muchos de nosotros adoramos a nuestras fuerzas de seguridad, pensamos que vivimos en un sitio en conflicto permanente y creemos que los l¨ªderes con el arma en la mano son nuestros salvadores, los que, cuando suene el tel¨¦fono rojo a las tres de la ma?ana, sabr¨¢n c¨®mo reaccionar. Entre los israel¨ªes es habitual decir que ¡°esto no es Escandinavia¡± y ¡°nuestros vecinos no son Noruega¡±, y, aunque esto es no solo materialmente, sino tambi¨¦n metaf¨®ricamente correcto ¡ªestamos rodeados por varios vecinos hostiles y zonas de conflicto inestables¡ª, me resulta deprimente que ni siquiera intentemos parecernos nosotros un poquito a Noruega. Para empezar, por ejemplo, escogiendo a un dirigente que no haya pasado toda su vida adulta vestido con uniforme del Ej¨¦rcito. Tambi¨¦n me resulta deprimente que, por lo visto, ni siquiera la izquierda progresista pueda librarse del mito del ¡°hombre fuerte¡± capaz de proporcionarle los votos, como Rabin y Barak.
Despu¨¦s de meses de silencio, Benny Gantz empez¨® a comunicarse. Al principio solo con v¨ªdeos, que dejaron insatisfechos a ambos lados del espectro pol¨ªtico: de los cuatro conocidos, tres mostraban c¨®mo, cuando era jefe de Estado Mayor de las FDI, supervis¨® la muerte de miles de terroristas y redujo Gaza a escombros. En el cuarto v¨ªdeo hablaba sin demasiada convicci¨®n de dar esperanza a los j¨®venes e incluso mencionaba la palabra ¡°paz¡±. Para la izquierda progresista, los v¨ªdeos fueron una enorme decepci¨®n, al mostrar a su gran esperanza como un activista orgulloso de ser un asesino. Para la derecha, la imagen fue la de un falso partidario de la l¨ªnea dura que estaba intentando ocultar su verdadero rostro izquierdista y pacifista.
Y entonces hizo su primer discurso a la naci¨®n, en televisi¨®n, en directo y en horario de m¨¢xima audiencia. ?El veredicto? Sorprendentemente bueno. Se mostr¨® carism¨¢tico, seguro de s¨ª mismo, con un discurso que abord¨® todas las cuestiones candentes, y sin reparos en criticar con elegancia a Netanyahu por sus ¡°maneras propias de la familia real francesa¡±. Al terminar la velada, su ¨¦xito era evidente, a juzgar por la cantidad de ataques dirigidos contra ¨¦l por el Likud y los elogios procedentes de la otra parte.
Tantos meses han sido mucho tiempo en una campa?a electoral, pero existe la sensaci¨®n de que va a haber una verdadera contienda. Y de que, aunque los dos bandos no proponen estrategias que sean realmente distintas en el principal problema, la ocupaci¨®n y el conflicto con los palestinos, hay un personaje nuevo que, por lo menos, parece un tipo decente. Como tuite¨® alguien: ¡°No me importa si es de izquierdas, de derechas o un gremlin. Parece un ser humano. Y eso es mucho m¨¢s de lo que tenemos ahora. Aporta algo nuevo, agradable y relajado. A estas alturas, me basta con eso¡±.
Assaf Gavron es un escritor israel¨ª
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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