El mundo de hoy
L¨ªderes autoritarios han alcanzado el poder en m¨²ltiples potencias mundiales precipitando un retroceso democr¨¢tico
¡°He visto las grandes ideolog¨ªas de masas crecer y propagarse ante mis propios ojos: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que ha envenenado la flor de nuestra cultura europea¡±. Stefan Zweig, 1941.
Stefan Zweig, uno de los escritores europeos m¨¢s reconocidos, que tuvo la desdicha hist¨®rica de vivir en carne propia las dos guerras mundiales que devastaron Europa, sentencia su tiempo en estas palabras al inicio de su autobiograf¨ªa titulada El mundo de ayer. Escrita desde el exilio en Brasil donde acabar¨ªa por quitarse la vida junto a su segunda esposa ante la desolaci¨®n que reinaba en Europa en 1942, su obra deja una valiosa constancia hist¨®rica de la tr¨¢gica ca¨ªda de Europa en manos del fanatismo autoritario revestido de nacionalismo.
El mundo de hoy no queda tan lejos de aquel ¡°mundo de ayer¡±. L¨ªderes autoritarios han alcanzado el poder en m¨²ltiples potencias mundiales como India, Turqu¨ªa, Brasil o EE?UU, precipitando un retroceso democr¨¢tico significativo. Seg¨²n el ¨²ltimo informe del instituto Varaities of Democracy, la autocratizaci¨®n, es decir, el declive de los atributos democr¨¢ticos, afecta a 2.500 millones de personas y est¨¢ ganando impulso. Europa no queda exenta de dicha ofensiva autoritaria. Orb¨¢n en Hungr¨ªa o Kaczynski en Polonia son quiz¨¢ los ejemplos m¨¢s paradigm¨¢ticos, pero no los ¨²nicos. Tambi¨¦n en Austria, Italia, Noruega o Suiza, la derecha populista radical ha ocupado posiciones de gobierno, mientras que, en Alemania, Dinamarca, Espa?a, Finlandia, Francia, Holanda o Suecia est¨¢ ganando terreno.
El crecimiento de estos partidos se ver¨¢ reflejado en las pr¨®ximas elecciones al Parlamento Europeo en mayo, sumergiendo a la UE en una situaci¨®n si cabe m¨¢s compleja. La ca¨®tica salida del Reino Unido combina con un escenario ins¨®lito en que, por primera vez desde las elecciones constituyentes de 1979, los dos grandes grupos, el grupo conservador (PPE) y socialdem¨®crata (S&D), no lograr¨ªan una mayor¨ªa de esca?os. La extrema derecha y los partidos euroesc¨¦pticos ¡ªrepartidos entre Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), Europa de la Libertad y la Democracia Directa (EFDD) y Europa de las Naciones y las Libertades (ENF)¡ª obtendr¨ªan, seg¨²n las encuestas, entre un 25% y un 30%, introduciendo importantes cambios en la aprobaci¨®n de presupuestos, la formaci¨®n de la Comisi¨®n, o la elecci¨®n del Spitzenkandidat.
Las fuerzas progresistas deber¨¢n ofrecer un modelo convincente ante las carencias sobre las que se sostiene la ofensiva nacional-populista
Parad¨®jicamente, el retorno del nacionalismo en Europa est¨¢ europeizando el debate pol¨ªtico. Hace unos meses, Matteo Salvini, ministro del Interior italiano y l¨ªder del partido de derecha populista radical La Liga, aseguraba desde Bucarest que no ten¨ªan ninguna intenci¨®n de abandonar el Euro o la UE, sino que su ambici¨®n era cambiar las normas que gobiernan desde Bruselas. La prospectiva de obtener una representaci¨®n significativa en las instituciones europeas hace que las fuerzas euroesc¨¦pticas se replanteen salir de la UE en favor de implementar su visi¨®n de Europa. La idea de una Europa de naciones contrasta con el proyecto de integraci¨®n europea que defienden la mayor¨ªa de las fuerzas progresistas en el PE y de nuevos partidos que, por primera vez, concurrir¨¢n con listas transnacionales. El debate ya no se centra en si Europa deber¨ªa existir o no como sujeto pol¨ªtico, sino en el tipo de Europa que se quiere construir.
En el panorama pol¨ªtico europeo se avecina una nueva confrontaci¨®n entre modelos de integraci¨®n, pero hay otras grandes asignaturas pendientes que pueden transformar no solo las din¨¢micas pol¨ªticas nacionales y europeas, sino mundiales. La primera de ellas es el cambio clim¨¢tico, foco de las m¨¢s de 2.000 protestas en 125 pa¨ªses el pasado 15 de marzo, y que puede propulsar nuevas fuerzas ecologistas que vienen ganando terreno desde finales de los a?os setenta. La segunda es la creciente desigualdad econ¨®mica y la precariedad laboral, cuestiones que plantearon una serie de nuevos movimientos y partidos en Europa y EE?UU a ra¨ªz de la Gran Recesi¨®n de 2008. La combinaci¨®n de los dos grandes temas ¡ªel cambio clim¨¢tico y la justicia social¡ª brinda a las fuerzas progresistas la oportunidad de construir un nuevo proyecto sand¨ªa (verde por fuera y rojo por dentro) referido como Green New Deal.
Si bien el contexto econ¨®mico, social y pol¨ªtico nos recuerda al mundo de ayer, no por ello el mundo de hoy est¨¢ necesariamente condenado al mismo destino catastr¨®fico. La defensa de la pluralidad y la democracia depender¨¢ de la fortaleza de las alianzas transnacionales, aunque ello no es suficiente. Las fuerzas progresistas deber¨¢n, adem¨¢s, ofrecer un modelo econ¨®mico-productivo y de convivencia convincente que plante cara a las carencias sobre las que se sostiene la ofensiva nacional-populista autoritaria. Se?alaba Ortega y Gasset en su Pr¨®logo para franceses de La rebeli¨®n de las masas una evidencia hist¨®rica pertinente: ¡°Europa es, en efecto, enjambre: muchas abejas y un solo vuelo¡±.
Guillem Vidal es investigador del Instituto Universitario Europeo.
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