La naturaleza del fascismo hist¨®rico
Fue una construcci¨®n pol¨ªtica que precis¨® de la represi¨®n y el terror para su establecimiento y consolidaci¨®n, y que se proyect¨® agresivamente hacia el exterior a partir de la exaltaci¨®n nacionalista
En un peque?o libro, Umberto Eco se?alaba una serie de rasgos de lo que llamaba el ¡°fascismo eterno¡±, una ideolog¨ªa y un modelo de r¨¦gimen pol¨ªtico que solo en apariencia hab¨ªan sido borrados de la historia: ¡°Pod¨ªan regresar en alg¨²n momento bajo una apariencia inofensiva, por lo que nuestro deber consiste en desenmascararlo y poner de manifiesto cada uno de sus nuevos aspectos¡±.
La advertencia sigue siendo v¨¢lida, aun cuando ni el fascismo cl¨¢sico ni el nazismo resurjan de sus cenizas. S¨ª pueden darse reg¨ªmenes y movimientos pol¨ªticos que contienen algunas de sus caracter¨ªsticas fundamentales: el aplastamiento de la democracia y de los derechos humanos, la supresi¨®n del pluralismo y de la libertad de expresi¨®n, el monopolio del poder por un l¨ªder carism¨¢tico que se apoya en la noci¨®n de ¡°pueblo¡±, construida desde la discriminaci¨®n del otro. No son estrictamente fascistas, pero s¨ª forman parte de la ¡°nebulosa¡± heredera del fascismo (y en el caso de Putin, del totalitarismo sovi¨¦tico).
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El debate sigue vivo sobre la naturaleza del fascismo hist¨®rico. La literatura antifascista post-1945 elabor¨® una interpretaci¨®n ¨²til para la pol¨¦mica, pero simplificadora. El fascismo de Mussolini habr¨ªa sido un movimiento reaccionario, desprovisto de ideolog¨ªa, basado en el recurso a una violencia terrorista, al servicio del gran capital. Frente a ello, el revisionismo de Renzo de Felice, mediados los a?os setenta, propuso con gran ¨¦xito la imagen de un fascismo modernizador, propio de unas clases medias emergentes, portador de unas ideas que le causaron siempre inseguridad al tratar de ser aplicadas a la realidad italiana. Desde la tensi¨®n permanente entre ¡°fascismo movimiento¡± y ¡°fascismo r¨¦gimen¡±, Mussolini habr¨ªa intentado ejercer un poder personal, incapaz de cubrir la distancia entre las aspiraciones fascistas y su pol¨ªtica. Fue ¡°absolutamente distinto¡± del nazismo. Hablar de ¡°fascismos¡± ser¨ªa un error.
De Felice permiti¨® superar un discurso hist¨®rico dualista, poner el acento en la importancia de la ideolog¨ªa e insistir sobre la vertiente modernizadora. El panorama resultante gana en complejidad, aunque la incorpora a costa de desembocar en una amalgama entre aspectos positivos e insuficiencias. Y absoluciones. Adem¨¢s, la importancia de las ideolog¨ªas no debe suponer verlas en el fascismo como gu¨ªas de la acci¨®n pol¨ªtica; ya el recurso inicial a la captaci¨®n de temas y s¨ªmbolos de la izquierda nos dice que por encima de la lectura de Sorel o de Le Bon estaba la efectividad del manganello ¡ªla porra de hierro¡ª y del rev¨®lver para aniquilar al adversario de clase. Conviene leer a De Felice o a Emilio Gentile, tras asistir a una proyecci¨®n de Novecento o de Vincere. Y contrastar las exculpaciones con datos tales como el racismo exhibido ante Clara Petacci ¡ª¡°cerdos jud¨ªos, pueblo destinado a ser completamente destruido¡±¡ª, o su estrategia del terror a¨¦reo sobre poblaciones civiles (Etiop¨ªa, Espa?a). ¡°Soy un animal¡±, se autodefin¨ªa Mussolini, ¨¢vido de dominio en sexo y pol¨ªtica. De idealista, nada.
¡°Soy un animal¡±, se defin¨ªa Mussolini, ¨¢vido de dominio en sexo y pol¨ªtica. De idealista, nada
Hace ahora un siglo, el 23 de marzo de 1919, era fundado el movimiento fascista los Fascios italianos de Combate, en una asamblea celebrada en el C¨ªrculo Industrial milan¨¦s de Sansepolcro. La declaraci¨®n ideol¨®gica, obra de Mussolini, revela que su matriz se encontraba en el intervencionismo de Italia en la Gran Guerra. De ah¨ª surgen los tres causantes de la formaci¨®n del fascismo: movilizaci¨®n ultranacionalista de clases medias, con el exsocialista Mussolini a la cabeza; intereses capitalistas en busca de beneficios extraordinarios, y complicidad del rey, avalista de la llegada y consolidaci¨®n del fascismo en el poder.
Como en Alemania para el nazismo, la guerra fue el vivero de actitudes pol¨ªticas subversivas y de violencia para el fascismo. En Sansepolcro, Mussolini invoc¨® a los m¨¢rtires de la guerra, el derecho de la naci¨®n italiana a la expansi¨®n territorial y la intenci¨®n de eliminar a los ¡°neutralistas¡±. Otros aspectos son confusos, pero el rasgo definitorio es ese ataque a los ¡°neutralistas¡±, l¨¦ase socialistas, los ¡°leninistas de Italia¡±. De la guerra cl¨¢sica a la guerra social. Semanas m¨¢s tarde, el 15 de abril, el fascismo naciente descubre su verdadero rostro, al asaltar, y causar varios muertos, una manifestaci¨®n socialista en Mil¨¢n, incendiando su diario Avanti! Los excombatientes armados salieron del local de Il Popolo d¡¯Italia, dirigido por Mussolini. De la polic¨ªa, ninguna protecci¨®n.
Escuadrismo y violencia antiobrera, amparados por las fuerzas del orden, tal fue la f¨®rmula de ascenso al poder, hasta 1922. El liberalismo gobernante vio en el fascismo una eficaz contrarrevoluci¨®n armada al servicio de la propiedad, bajo una capa de demagogia. En este marco de intereses, la ¡°revoluci¨®n¡± consisti¨® en un proceso de invasi¨®n progresiva del poder por un partido-milicia. Su atractivo consist¨ªa en responder adem¨¢s a las frustraciones del nacionalismo tras la unificaci¨®n. El alto precio pagado por la guerra ¡ªmedio mill¨®n de muertos¡ª legitimaba la aspiraci¨®n de las clases medias a alcanzar un poder que les era negado por las elites liberales, a la sombra amenazadora de la revoluci¨®n rusa. La cuadratura del c¨ªrculo se plasm¨® en una ¡°revoluci¨®n conservadora¡±, donde el desplazamiento del poder pol¨ªtico respet¨® las jerarqu¨ªas previas del orden social.
Escuadrismo y violencia antiobrera, amparados por las fuerzas del orden, tal fue la f¨®rmula de ascenso al poder
Sobre estas bases, el fascismo forj¨® desde la violencia una alternativa al Estado liberal. Resulta discutible el relato de Emilio Gentile, proponiendo un ¡°cambio radical¡± desde el primer fascismo, supuestamente antiestatalista e individualista, al constructor de un nuevo Estado, donde el pluralismo resulta sofocado por un ¡°totalitarismo que subordina toda acci¨®n individual al Estado y a su ideolog¨ªa¡± (Eco). Conviene tener en cuenta la capacidad de Mussolini para captar temas y s¨ªmbolos enfrentados a aquello que quiere derribar: un Estado a cuya conquista y reorganizaci¨®n aspira, atendiendo al patr¨®n totalitario dise?ado previamente por Lenin. Una vez alcanzado el Gobierno en 1922, el Estado fascista institucionaliz¨® al escuadrismo, bajo el omn¨ªmodo poder del Duce. Fue una construcci¨®n pol¨ªtica que precis¨® de la represi¨®n y del terror para su establecimiento y consolidaci¨®n, y que siendo heredera del intervencionismo se proyect¨® agresivamente hacia el exterior, a partir de la exaltaci¨®n nacionalista.
Todo ello jugando a fondo la baza modernizadora, especialmente en la comunicaci¨®n pol¨ªtica. Consigui¨® as¨ª, desde el imaginario, generar un consenso, dotado incluso de una dimensi¨®n religiosa; pasivo dado el car¨¢cter militar de las relaciones pol¨ªticas y activo por el recurso a una movilizaci¨®n permanente. Al participar en ella, cada fascista ve satisfechas sus pulsiones b¨¢sicas: dominar al otro, practicar la camarader¨ªa, exhibir un machismo desenfrenado y traducir impunemente el odio en violencia. En calidad de l¨ªder carism¨¢tico, Benito Mussolini garantizar¨¢ la realizaci¨®n de tales aspiraciones generando un culto desaforado a su personalidad.
Togliatti defini¨® el fascismo como ¡°r¨¦gimen reaccionario de masas¡± y es precisamente a ese l¨ªder a quien corresponde dirigir a las masas, nunca ciudadanos, para su plena integraci¨®n en el Estado totalitario. Fue un objetivo inacabado en el caso italiano. Pero, m¨¢s all¨¢ de las inevitables distancias, es la convergencia en esa trayectoria lo que aglutina a fascismo y nazismo bajo el denominador com¨²n de ¡°fascismos¡±. Mussolini lo percibi¨® al experimentar una aut¨¦ntica fascinaci¨®n cuando conoce a Hitler. Eran ¡°dos dioses sobre las nubes¡±.
Antonio Elorza es profesor de Ciencia Pol¨ªtica.
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