Siete ejemplos de conservaci¨®n de patrimonio pol¨¦micos, contados por los expertos
Hay buenos trabajos injustamente criticados, y reformas que tienen enfrentados a distintos arquitectos y asociaciones
En una primera entrega de las intervenciones en edificios singulares y obras de restauraci¨®n, algunas veces desacertadas, en la arquitectura contempor¨¢nea en Espa?a, vimos los casos sangrantes del Palacio de Correos y Tel¨¦grafos de Valladolid, de estilo neoplateresco, convertido en un pastiche de colorines durante una reforma que se llev¨® a cabo en el franquismo. Aunque son muchos los trabajos de rehabilitaci¨®n de patrimonio hist¨®rico y cultural en nuestro pa¨ªs ¡ªy en buena medida intervenciones premiadas y reconocidas por la profesi¨®n¡ª, en ocasiones prevalecen intereses pol¨ªticos o econ¨®micos sobre la protecci¨®n de edificios protegidos u obras art¨ªsticas hacen que se produzcan "disparates" que acaban con joyas, que pasan de nuestro haber a nuestro deber.
Plaza de Dal¨ª (Madrid) - Como enderezar sus relojes blandos
Ser¨ªa un esc¨¢ndalo enorme que el MoMA de Nueva York enderezara Los relojes blandos de Dal¨ª y pavimentara con una acera de ¨®leo gris¨¢ceo la playa que se extiende al fondo del cuadro. En 2002, sin embargo, el Ayuntamiento de Madrid no encontr¨® demasiada resistencia cuando encarg¨® al arquitecto Francisco Jos¨¦ Mangado que reformara la Plaza de Dal¨ª, la ¨²nica dise?ada por el pintor.
El conjunto, inaugurado en 1986, "estaba compuesto por un dolmen de 13,13 metros de alto ¡ªel mayor del mundo¡ª, una estatua de bronce homenaje a Newton sobre un pedestal c¨²bico de granito negro con las letras GALA grabadas en oro, y un enlosado radial y circular que, partiendo de la base del dolmen, se extend¨ªa por toda la plaza, representando la evoluci¨®n humana", explica Juan Antonio Aguilera, portavoz de la Plataforma Ciudadana en Defensa del Dolmen de Dal¨ª.
Gracias a esta asociaci¨®n, se consigui¨® que se mantuvieran en su sitio el dolmen y la estatua. Sin embargo, se cambi¨® el enlosado simb¨®lico, por lo que la obra "qued¨® mutilada, tergiversada y descontextualizada", protesta Aguilera. "El propio dolmen, construido para tener 13,13 metros, fue recortado al subir el nivel del nuevo suelo, con lo que esa cifra m¨¢gica definida por Dal¨ª en su acuerdo ha desaparecido. Tampoco se ha querido reponer el pedestal de granito negro, que ahora es de bronce".
Qu¨¦ hacer con las ruinas
La escasa valoraci¨®n del patrimonio arquitect¨®nico ha sido tradicionalmente una de las asignaturas pendientes de la cultura espa?ola. Junto al del Dolmen de Dal¨ª, tal vez la prueba m¨¢s clara de este problema sea la reforma del Teatro Romano de Sagunto, Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC) y Monumento Hist¨®rico Art¨ªstico Nacional desde 1896.
La obra de rehabilitaci¨®n, llevada a cabo entre 1990 y 1994, fue encargada por la Conselleria de Cultura a los arquitectos Giorgio Grassi y Manuel Portaceli, "y fue muy pol¨¦mica desde el principio por considerarse una construcci¨®n de un teatro nuevo sobre la destrucci¨®n del teatro romano original", explica C¨¦sar Guarde?o Gil, presidente de la asociaci¨®n valenciana C¨ªrculo por la Defensa y Difusi¨®n del Patrimonio Cultural.
"El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana la consider¨® ilegal y el Tribunal Supremo dio un plazo de 18 meses para proceder a la demolici¨®n de las gradas y el escenario. Finalmente, esta sentencia fue recurrida por la Generalitat Valenciana y por el Ayuntamiento de Sagunto, alegando imposibilidad de ejecuci¨®n por una causa de imposibilidad legal y por el coste que supon¨ªa devolver el monumento a su estado anterior. El antiguo Teatro Romano de Sagunto quedar¨¢ en este estado permanentemente, para mayor verg¨¹enza de los valencianos", lamenta C¨¦sar Guarde?o Gil.
Se me olvid¨® que te olvid¨¦
Naturalmente, la cat¨¢strofe que ni la firma de Dal¨ª ni los casi dos mil a?os de historia del teatro romano de Sagunto lograron detener es m¨¢s frecuente en otro tipo de patrimonio arquitect¨®nico, como el industrial. Es el caso del Dep¨®sito Franco de Uribitarte, en Bilbao, un imponente almac¨¦n portuario realizado en 1917 por el arquitecto Gregorio Ibarreche, del que hoy solo se conserva parte del per¨ªmetro de la fachada.
Situado junto a los muelles y el ferrocarril, "el edificio recordaba a la arquitectura caracter¨ªstica de los almacenes de los docks de ciudades como Londres, Liverpool, Hamburgo o Rotterdam, sumando a su valor arquitect¨®nico un importante valor testimonial de una ciudad con siglos de tradici¨®n industrial y portuaria", asegura Joaqu¨ªn C¨¢rcamo, de la Asociaci¨®n Vasca de Patrimonio Industrial y Obra P¨²blica (AVPIOP). "La ciudad no supo encontrar un uso que evitase la demolici¨®n de los interiores en 1990 y eso fue un fracaso, pero el derribo de la mayor parte de la fachada en 2003 fue un desastre patrimonial", lamenta.
En su lugar, hoy se levanta Puerta Isozaki, un complejo de siete edificios dise?ado por el arquitecto ganador del Premio Pritzker 2019, Arata Isozaki (aqu¨ª te mostramos las 10 maravillas que ha construido en Espa?a), en colaboraci¨®n con el arquitecto bilba¨ªno I?aki Aurrekoetxea.
Los restos de fachada del dep¨®sito franco mantenido, sin embargo, son en opini¨®n de AVPIOP, "un testimonio permanente de la incapacidad de la ciudad para desarrollarse con un m¨ªnimo respeto hacia su importante pasado industrial y portuario".
El comod¨ªn del "mal estado"
Algo parecido suceder¨¢ en Sevilla con el Mercado de Abastos de la Puerta de la Carne, denuncia la Asociaci¨®n de Profesores para la Difusi¨®n y Protecci¨®n del Patrimonio Hist¨®rico (Ben Baso). El edificio, realizado en los a?os 1927-1929 por los arquitectos Gabriel Lupi¨¢?ez Gely y Aurelio G¨®mez Mill¨¢n, "es una de las mejores muestras del movimiento moderno en Sevilla, tanto por la fecha de ejecuci¨®n como por su innovaci¨®n arquitect¨®nica en una ¨¦poca en la que dominaba la arquitectura regionalista", explica en nombre de esta asociaci¨®n el profesor de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla Jos¨¦ Manuel Baena Gall¨¦.
Abandonado desde 1999, per¨ªodo durante el cual ha sufrido distintos actos vand¨¢licos y un incendio, el mercado actualmente se enfrenta a un proyecto de reforma, para convertirlo en un mercado gourmet, que podr¨ªa ser poco respetuoso con sus valores arquitect¨®nicos.
"Tal vez, la actuaci¨®n m¨¢s pol¨¦mica sea la eliminaci¨®n de gran parte del edificio, alegando el mal estado del hormig¨®n, que nos hace dudar de la efectividad de la legislaci¨®n patrimonial y las garant¨ªas en los edificios declarados y el propio alcance que debe tener una restauraci¨®n de este tipo", explica Baena Gall¨¦. "A esto hay que sumarle la creaci¨®n de un s¨®tano que podr¨ªa suponer la p¨¦rdida de los restos arqueol¨®gicos del antiguo mercado, construido en el siglo XV".
Firmado por Alejandro De la Sota y por los vecinos del edificio
La falta de sensibilidad con el patrimonio arquitect¨®nico, sin embargo, no corresponde exclusivamente al gobierno de turno. Los vecinos del n¨²mero 9 de la calle Prior de Salamanca, por ejemplo, presumen con una placa en la fachada de vivir en un edificio construido por Alejandro de la Sota en 1965, una obra interesante por la manera en que este arquitecto ¡ªfamoso por sus edificios modernos¡ª, tuvo que saltarse la renuncia del movimiento moderno a los materiales nobles, obligado por el ayuntamiento de Salamanca a utilizar la caracter¨ªstica piedra de Villamayor.
El uso del edificio por parte de los vecinos, sin embargo, ha arruinado algunos de sus valores arquitect¨®nicos. Francisca Rivera, Presidenta de la Asociaci¨®n Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio (de Salamanca), lamenta por ejemplo la p¨¦rdida del bajo comercial en el que originariamente estuvieron los Almacenes Olmedo, "que era acristalado y sin carpinter¨ªa".
Lo que hoy apreciamos, explica, "es fruto de la divisi¨®n de aquel bajo en peque?os locales que posteriormente se han dotado de una nueva fachada y de diferentes carpinter¨ªas, r¨®tulos, escaparates, etc¨¦tera. De esta forma, tan natural como irrespetuosa con la propuesta arquitect¨®nica, se ha perdido la singular aportaci¨®n que De la Sota otorg¨® a la ciudad con su obra".
Una valoraci¨®n aparte merecen ¡ªa?ade¡ª "la evoluci¨®n que han tenido los miradores de metacrilato del edificio, la transformaci¨®n que suponen los cerramientos de las terrazas del ¨¢tico o la reforma del portal de acceso por la Calle Prado, especialmente valorado por las soluciones que logr¨® el arquitecto".
La indignaci¨®n basada en el desconocimiento
Otras veces, sucede lo contrario y la falta de un conocimiento profundo de la arquitectura por parte de los ciudadanos impide apreciar una reforma que en realidad est¨¢ bien hecha. Es el caso del Real Club N¨¢utico de Donostia, un edificio moderno realizado por los arquitectos Jos¨¦ Manuel Aizpurua y Joaqu¨ªn Labayen en 1929 y admirado por el propio Le Corbusier durante un viaje a Espa?a.
Con el tiempo, al edificio se fueron incorporando una serie de elementos decorativos de estilo n¨¢utico tales como barandas de cuerdas de barco, banderines, y otra serie de a?adidos impropios del proyecto original, "que se conceb¨ªa como una m¨¢quina totalmente limpia de adornos", explica el arquitecto donostiarra y vocal del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro Ekain Jim¨¦nez. Sin embargo, el edificio qued¨® grabado con ese aspecto en el imaginario colectivo.
As¨ª, cuando en 2012 se reform¨® por motivos de adecuaci¨®n funcional y de accesibilidad, una parte importante de la ciudadan¨ªa se quej¨® de la desaparici¨®n de esos a?adidos decorativos. Incluso se pidi¨® a trav¨¦s de Change.org reponer el edificio a su estado originario. La reforma, sin embargo, corri¨® a cargo de Jos¨¦ ?ngel Medina Murua, un arquitecto experto en la obra de Aizpurua y Labayen, que adem¨¢s aprovech¨® para recuperar elementos del proyecto original que hab¨ªan desaparecido, "por ejemplo la escalera met¨¢lica blanca".
El edificio, en resumen, "est¨¢ ahora m¨¢s cerca del proyecto original de Jos¨¦ Manuel Aizpurua y Joaqu¨ªn Labayen", concluye Ekain Jim¨¦nez. "Ha faltado que, tras las actuaciones de rehabilitaci¨®n, se haya hecho una apropiada divulgaci¨®n, porque en apariencia uno podr¨ªa pensar que se lo han cargado".
"La intervenci¨®n permite al observador distinguir entre la obra original de Gaud¨ª y la restauraci¨®n posterior"
M¨¢s pol¨¦mico es el caso de la reforma de la cripta de la iglesia de la Colonia G¨¹ell, un edificio que Antoni Gaud¨ª dej¨® inacabado en 1914 y que en 1969 fue intervenido para mitigar la sensaci¨®n visual de abandono, pavimentando el entorno del templo y a?adiendo elementos como una escalera imitativos del estilo de Gaud¨ª. La pol¨¦mica surge cuando, en 2004, se desmontan todos estos elementos que, aunque han calado en la memoria colectiva, el arquitecto encargado de la reforma y jefe en aquel momento del Servicio de Patrimonio Arquitect¨®nico de la Diputaci¨®n de Barcelona, Antonio Gonz¨¢lez Moreno-Navarro, considera que no soportan un an¨¢lisis riguroso de la obra Gaudiniana.
Adem¨¢s, se aprovech¨® para rematar con basalto el muro, que hab¨ªa que tapar para evitar filtraciones de agua. La intervenci¨®n provoc¨® que un grupo de 50 intelectuales catalanes firmara un manifiesto contra la reforma, solicitando "la restituci¨®n de la cripta a su estado anterior y el derribo de estos a?adidos que a¨ªslan, congelan, descargan de fuerza y banalizan el sentido original de la obra de Gaud¨ª", una actuaci¨®n que el Ministerio de Cultura recomend¨® tambi¨¦n en un informe de 2006.
El arquitecto ?lex Gr¨¢valos Torner, secretario t¨¦cnico de la Agrupaci¨®n de Arquitectos para la Defensa y la Intervenci¨®n en el Patrimonio Arquitect¨®nico del Col¡¤legi d'Arquitectes de Catalunya, opina, no obstante, que "la operaci¨®n propuesta fue acorde con los criterios actuales en el mundo de la restauraci¨®n, eliminando los a?adidos e interviniendo con la adici¨®n de materiales nuevos como el Zinc o el basalto, que, si bien dialogan con la obra existente, permiten al observador distinguir qu¨¦ elementos pertenecen a Gaud¨ª y cu¨¢les ¡ªescritos en el leguaje contempor¨¢neo¡ª pertenecen a la obra de restauraci¨®n, subordinada siempre a la original", explica.
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