La maternidad ser¨¢ feminista o no ser¨¢
Ser madre no es solo una responsabilidad individual sino colectiva, y lo debe ser en el marco de un proyecto social emancipador
Si tomamos el principio feminista de que lo personal es pol¨ªtico, el reto consiste en politizar la maternidad en sentido emancipador. No se trata de idealizar el hecho de ser madre, sino de reconocer su valor social, pol¨ªtico y econ¨®mico, el cual ha sido sistem¨¢ticamente negado. As¨ª lo planteo en el libro "Mam¨¢ desobediente. Una mirada feminista a la maternidad" (publicado en castellano por Capitan Swing, y en catal¨¢n por ARA Llibres).
Ser madre y feminista no parece f¨¢cil, pues la maternidad carga con una pesada losa de abnegaci¨®n, dependencia y culpa, ante la cual las feministas de los a?os sesenta y setenta necesariamente se rebelaron. Este levantamiento termin¨® con una relaci¨®n tensa, mal resuelta, con la maternidad al no querer afrontar los dilemas que esta implicaba, llegando incluso en algunos ¨¢mbitos a caer en un cierto discurso antimaternal y antirreproductivo.
Sin embargo, hay que diferenciar, como tan bien explicaba Adrienne Rich, a mediados de los a?os setenta, en su "Nacemos de mujer" -obra reeditada recientemente por Traficantes de sue?os, entre "la instituci¨®n maternal" impuesta, generadora de sumisi¨®n, y "la experiencia materna". El desaf¨ªo, desde una perspectiva feminista, consiste en acabar con la primera y liberar la segunda, lo que implica una confrontaci¨®n constante con las normas sociales establecidas. El problema no es la maternidad en s¨ª sino el sentido en que la define, la impone y la restringe el patriarcado.
Las mujeres conquistamos el derecho a no ser madres, a acabar con la maternidad como destino, ahora debemos poder decidir c¨®mo queremos vivir esta experiencia, al margen de las imposiciones del sistema. Ni mam¨¢s sacrificadas, que tienen como fin ¨²nico cuidar a sus criaturas, ni "s¨²per mamis" 100% disponibles para el mercado de trabajo. Ante estos ideales maternos inasumibles es contra lo cuales es necesario rebelarse y desobedecer. La maternidad sigue siendo hoy por hoy un terreno en disputa.
Las madres hemos sido hist¨®ricamente consideradas objetos pasivos, no sujetos activos con capacidad de decisi¨®n. Vernos como personas independientes, con necesidades propias, debe ser parte de la reflexi¨®n feminista sobre la maternidad. "Mi cuerpo es m¨ªo" tambi¨¦n en el embarazo, el parto y la lactancia, los cuales forman parte de nuestra sexualidad. No puede ser que la capacidad de decisi¨®n de las parturientas se quede en la puerta de entrada de los centros hospitalarios.
Hoy, una nueva generaci¨®n de mujeres, en un contexto donde tener descendientes ya no es visto como un destino ineludible, se replantean el significado de la maternidad, con menos prejuicios que las generaciones anteriores, y reivindican poder vivir dicha experiencia al margen de las restricciones del sistema. Se trata de la toma de conciencia de c¨®mo unas pr¨¢cticas tan relevantes para las sociedades humanas, y en las cuales las mujeres tenemos un papel fundamental, como gestar, parir, amamantar y criar, han sido relegadas a los m¨¢rgenes, y la necesidad de valorarlas y visibilizarlas p¨²blica y pol¨ªticamente. La maternidad no es solo una responsabilidad individual sino colectiva, y lo debe ser en el marco de un proyecto social emancipador.
Sin embargo, otra maternidad solo ser¨¢ posible en otro modelo de sociedad que coloque en el centro los cuidados y la vida. De aqu¨ª que sea tan importante no solo apelar a una maternidad feminista y a un feminismo que incorpore a la maternidad sino trabajar para conseguir cambios en el mercado de trabajo, los servicios p¨²blicos, la instituci¨®n familiar..., en definitiva, en el modelo de reproducci¨®n social, para que ser madres no sea una quimera ni un privilegio sino un derecho.
*Esther Vivas es autora de "Mam¨¢ desboediente. Una mirada feminista a la maternidad"
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