Barbara Bush, de sus pensamientos suicidas a su enemistad con Trump
Una nueva biograf¨ªa de la esposa de Bush padre revela aspectos ¨ªntimos de una mujer que sigue siendo hoy una de las m¨¢s admiradas de la historia de Estados Unidos
Sin duda no tuvo la visibilidad ni el activismo social o pol¨ªtico de otras Primeras Damas que llegaron despu¨¦s que ella. Su ¨¦poca fue otra. Se cuestion¨® su feminismo porque, como muchas mujeres de la generaci¨®n de la Segunda Guerra Mundial, Barbara Pierce vivi¨® a la sombra de su marido, George H. W. Bush.?Nunca fue consultada en las grandes decisiones que tom¨® el jefe de la familia: ya fuera mudarse a Texas, ser candidato al Congreso de Estados Unidos, presidente del Comit¨¦ del Partido Republicano, representar a su pa¨ªs como embajador en China, ser director de la CIA y finalmente presidente de Estados Unidos.
Y sin embargo, una biograf¨ªa que este martes sale a la venta en Estados Unidos reivindica su protagonismo como ¡°una mujer indispensable en dos Administraciones: la de su esposo y la de su hijo¡±, algo ¨²nico en la historia de Estados Unidos. La matriarca ve la luz cuando Barbara Bush ya no est¨¢ para comentar la excelente cr¨®nica (autorizada) que la jefa de delegaci¨®n en Washington del diario USA Today, Susan Page, hace de su vida. Nacida el 8 de junio de 1925, Barbara Bush fallec¨ªa el 17 de abril del a?o pasado a los 92 a?os. Su marido durante 73 a?os mor¨ªa unos meses despu¨¦s, en noviembre (ten¨ªa 94 a?os).
A pesar de haber estado siempre tras las bambalinas, Barbara Bush sigue siendo hoy en d¨ªa una de las mujeres m¨¢s admiradas de la historia de este pa¨ªs. Seg¨²n su esposo, ¨¦l nunca hubiera llegado a la Casa Blanca si no se hubiera casado con Barbara. Algo esto ¨²ltimo que Barbara contradec¨ªa con aut¨¦ntica modestia y humildad. Similar a la opini¨®n que la se?ora Bush ten¨ªa del t¨ªtulo de la obra de Page. La antigua Primera Dama propuso a la periodista que en lugar de optar por el contundente La Matriarca apostara por algo similar a La dama gorda vuelve a cantar.
As¨ª se ve¨ªa Barbara Bush. Con problemas de sobrepeso. Nada atractiva pero con el suficiente sentido del humor para contrarrestar sus inseguridades, que se fundaban en una madre esbelta y bella y una hermana mayor copia de la anterior. Durante todos los a?os que el matrimonio vivi¨® rodeado de consejeros pol¨ªticos, siempre hab¨ªa alguien atento a detalles como el vestuario de Barbara o su peso en la b¨¢scula. Su frase fue determinante cuando decidi¨® dejar de te?irse las canas y lucir un hermoso pelo blanco, que ¡°le hac¨ªa parecer mayor que el presidente¡± (se lee en el libro): ¡°Lo que ven es lo que hay. La gente que se preocupa todo el tiempo por su pelo, francamente, me parece muy aburrida¡±.
La biograf¨ªa aporta diferentes titulares. Todos ellos muy ¨ªntimos. La muerte de su hija Robin a los tres a?os a causa de una leucemia sent¨® las bases para su transformaci¨®n en una mujer a favor del derecho a decidir en el tema del aborto ¡ª"la vida comienza con el primer aliento al nacer, no con la concepci¨®n"¡ª. Aunque siempre mantuvo esa creencia para s¨ª misma, consciente de que podr¨ªa da?ar ¡ªy mucho¡ª a su marido dentro del Partido. ¡°En todos los a?os que tuvimos que hacer campa?a, el tema del aborto siempre era para m¨ª el m¨¢s dif¨ªcil de manejar¡±, asegurar¨ªa Barbara Bush. ¡°Para m¨ª, el aborto es una cuesti¨®n personal, algo entre la madre, el padre y un m¨¦dico¡±.
Barbara Bush se confiesa a lo largo de las p¨¢ginas del libro y asegura que cuando su esposo dirigi¨® la CIA se sinti¨® totalmente aislada; no pod¨ªa compartir nada de su trabajo con ella, lo que hizo que llegara a considerar el suicidio. A aquella profunda depresi¨®n y crisis ayudaron los rumores de que el despu¨¦s ser¨ªa presidente de la naci¨®n viv¨ªa una aventura con su ayudante de muchos a?os, Jennifer Fitzgerald, aunque ambos negaron siempre cualquier relaci¨®n sentimental. Bush explicar¨ªa a Page c¨®mo en m¨¢s de una ocasi¨®n tuvo que aparcar el coche en el arc¨¦n cuando estaba conduciendo porque sent¨ªa un "irrefrenable deseo de estrellarse contra un ¨¢rbol" y acabar con todo.
Barbara Bush vio a su marido ser presidente de Estados Unidos durante cuatro a?os y a su hijo mayor durante ocho. Ironiz¨® (aunque quiz¨¢ para Jeb no tuviera ninguna gracia) cuando durante las primarias republicanas de 2016 le preguntaron sobre qu¨¦ pensaba sobre las aspiraciones presidenciales de Jeb:?¡°Ya hemos tenido bastantes bushes¡±.
Y sin embargo, puede que se arrepintiera de sus palabras. En los ¨²ltimos a?os de su vida, esos en los que Donald Trump oscureci¨® el panorama pol¨ªtico norteamericano, un ¨ªntimo amigo le regal¨® a la se?ora Bush un reloj de arena que ten¨ªa sobre su mesilla de noche con la cuenta atr¨¢s de los d¨ªas de presidencia que le quedaban al magnate neoyorquino. Tanto dolor le produjo la llegada de Trump a la Casa Blanca que le acus¨® de ser el responsable del ataque al coraz¨®n ¡ªaunque t¨¦cnicamente no fue tal, a pesar de que ella lo defin¨ªa as¨ª¡ª que sufri¨® en 2016.
Barbara Bush reneg¨® de ser republicana y dict¨® lo que se votaba en casa. Tanto que el d¨ªa de los comicios presidenciales, su esposo, el antiguo presidente republicano, aquel que no repiti¨® mandato debido a un joven de Arkansas llamado Bill Clinton, vot¨® por Hillary, la mujer que har¨ªa historia siendo la primera aspirante a la Casa Blanca. El voto de Barbara se cont¨® nulo. En la papeleta escribi¨® el nombre de su hijo: Jeb. El feminismo puede tener para varias tesis doctorales ante esta decisi¨®n de madre, de la matriarca.
En el libro tambi¨¦n se hace referencia a la supuesta aventura que George Bush comenz¨® en 1973 y dur¨® 12 a?os. Cuando en 1992 los periodistas le preguntaron por el tema, el presidente dijo que era mentira, pero una entrada del diario de Barbara Bush que se reproduce en el libro de Page demuestra que la ex primera dama estaba estaba al tanto. ¡°Sus ojos chispean cuando mencionas su nombre. Ella es todo lo que ¨¦l quiere¡±, escribi¨® en los a?os ochenta. "No entiendo por qu¨¦ no me abandon¨®" asegura Susan Page que le confes¨® Barbara Bush durante sus entrevistas.
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