El futuro de la familia real japonesa es un ni?o de 12 a?os

La semana pasada, un ni?o de 12 a?os posaba para unas fotos a la entrada de su nuevo colegio. Su sonrisa amplia, su uniforme de gala y su naturalidad al aceptar las fotos dejaban claro que est¨¢ acostumbrado al escrutinio p¨²blico. Un escrutinio que a partir de ahora no har¨¢ sino aumentar: cuando su t¨ªo, el pr¨ªncipe Naruhito, sea proclamado emperador el pr¨®ximo 1 de mayo, el peque?o Hisahito ascender¨¢ al segundo puesto en la l¨ªnea de sucesi¨®n, el ¨²ltimo posible heredero var¨®n.

La ley de la Casa Imperial japonesa impide, hoy por hoy, que las mujeres puedan heredar el trono del Crisantemo. De hecho, si se casan con un plebeyo dejan de formar parte de la familia real, como le ocurri¨® en 2004 a Sayako Kuroda, la hija del actual emperador Akihito y su esposa Michiko: tuvo que pedir un permiso especial para contraer matrimonio y debi¨® renunciar a su t¨ªtulo de princesa. Es un grave problema en una estirpe muy reducida: de sus actuales 18 miembros, solo cinco son varones. Y uno de ellos es el propio emperador actual, Akihito, de 85 a?os y a punto de abdicar el pr¨®ximo d¨ªa 30, en una ceremonia en la que solo podr¨¢n participar los adultos varones miembros de la familia imperial.

El pr¨®ximo soberano, Naruhito, y su esposa, la princesa Masako, solo han tenido una hija, la princesa Aiko, de 17 a?os, que con las reglas actuales queda excluida de la l¨ªnea sucesoria.

Ello deja como heredero inmediato al pr¨ªncipe Akishino, de 53 a?os, el hermano peque?o del futuro emperador y padre de Hisahito. Y despu¨¦s de ¨¦l, el ni?o de 12 a?os.

Akishino y su esposa, la princesa Kiko, han tenido otras dos hijas, las princesas Mako, de 28 a?os, y Kako, de 25. Como su prima, ninguna de las dos podr¨¢ aspirar al trono. Mako, prometida al plebeyo Kei Komuro, saldr¨¢ de la familia real en 2020. Para entonces est¨¢ prevista finalmente una boda que aplaz¨® el a?o pasado, con el argumento oficial de que los novios no estaban suficientemente preparados, aunque la prensa nipona aleg¨® que la verdadera raz¨®n eran ciertos problemas econ¨®micos ¡ªya resueltos¡ª de la familia del prometido.

Con las normas tal y como est¨¢n, la presi¨®n sobre Hisahito ser¨¢ inmensa. Si sus hermanas y sus primas se casan, le corresponder¨¢ ¨²nicamente a ¨¦l y a su familia m¨¢s inmediata ¡ªsu esposa y los hijos que ambos puedan tener¡ª hacerse cargo de todas las tareas que recaen sobre la dinast¨ªa real nipona. Y si no tiene hijos varones, se corre el riesgo de que se interrumpa una l¨ªnea sucesoria que se retrotrae, seg¨²n la tradici¨®n, a m¨¢s de 2.600 a?os y que comienza, seg¨²n la leyenda, con la diosa del sol Amaterasu.

Esta situaci¨®n ya recay¨® sobre Naruhito y la princesa Masako. Las dificultades para tener descendencia, y la presi¨®n para concebir un hijo var¨®n se encuentran detr¨¢s, seg¨²n la prensa del coraz¨®n, de los episodios de depresi¨®n que ha sufrido la futura emperatriz desde su matrimonio y entrada en la casa imperial. Durante a?os, pareci¨® que no habr¨ªa un heredero para continuar el linaje. La llegada de Hisahito en 2006 dio un respiro a los tradicionalistas que rechazan que una mujer pueda asumir el trono aunque a lo largo de la historia el Imperio del Sol Naciente haya contado hasta ocho emperatrices.

En principio, y aunque la sucesi¨®n est¨¢ asegurada para las pr¨®ximas d¨¦cadas, el Gobierno nip¨®n debe empezar a estudiar reformas a la actual ley s¨¢lica. As¨ª se lo inst¨® el Parlamento cuando en 2017 aprob¨® la ley extraordinaria para permitir que Akihito, como deseaba, pudiera abdicar en un miembro m¨¢s joven de la dinast¨ªa, algo que no estaba hasta entonces previsto en las normas reales. Akihito es el primer emperador que renuncia al trono en cerca de dos siglos, y lo hace por razones de salud.

Tokio ha asegurado que abrir¨¢ el debate sobre esa reforma poco despu¨¦s del 1 de mayo, cuando Naruhito asuma el trono en sustituci¨®n de su padre. Pero el Gobierno del primer ministro conservador Shinzo Abe parece poco entusiasta sobre la posibilidad de cambiar las normas para permitir que una mujer pueda convertirse en emperatriz.

¡°Dado que es un asunto de extrema importancia que afecta a la base de la naci¨®n, tenemos que considerarlo muy cuidadosamente¡±, ha indicado Abe a la Dieta, el Parlamento japon¨¦s.

Si el Gobierno de Abe arrastra los pies, no ser¨¢ porque la opini¨®n p¨²blica no est¨¦ de acuerdo con la idea de una mujer en el trono del Crisantemo. Seg¨²n una encuesta que publicaba el peri¨®dico Yomiuri Shimbun en noviembre pasado, dos tercios de los japoneses ven con buenos ojos la posibilidad de tener en el futuro una emperatriz que represente a la naci¨®n.