Juliana Awada, la ¡°hechicera¡±de Mauricio Macri
Pese a las expectativas que la anunciaban como una nueva Michele Obama, la primera dama de Argentina se ha limitado a ser un apoyo an¨ªmico para el presidente
¡°Es una hechicera intergal¨¢ctica, no solo para m¨ª. Ella es impresionante y los argentinos se dan cuenta de que con su sencillez, con su forma de ser, ella genera un clima que ha sido fundamental¡±, dijo el presidente de Argentina, Mauricio Macri, de su esposa, Juliana Awada, en diciembre de 2018. Acababa de terminar la Cumbre de presidentes del G20 realizada en Buenos Aires, y Macri quiso destacar el papel de Awada como anfitriona de las primeras damas.
Lo de ¡°hechicera¡± no era nuevo. Macri lo hab¨ªa dicho antes frenteel altar, el 16 de noviembre de 2010: ¡°Gracias negrita, m¨¢gica, ¨²nica y hechicera, por haberme elegido¡±. Cinco a?os despu¨¦s de aquel casamiento, el matrimonio lleg¨® a la Casa Rosada. La prensa se entusiasm¨® entonces con un personaje femenino que sumaba en ese momento ser poderoso y que val¨ªa la pena explorar. De familia adinerada sirio-libanesa, fue educada en los mejores colegios y en Estados Unidos, vivi¨® en Oxford y hab¨ªa viajado por el mundo gracias a su relaci¨®n con el mundo de la moda. La esposa del presidente ¡°promet¨ªa¡±, como se dice en Argentina. Pero despu¨¦s de tres a?os como primera dama, Awada ha dejado sabor a poco.
La revista Vogue, siempre atenta a personajes ascendentes, descubri¨® enseguida a Awada. A finales de 2015, Macri ya hab¨ªa ganado las elecciones y se aprestaba a asumir el cargo. Vogue dijo entonces que Awada era ¡°inteligente¡± y ¡°con estilo¡± y la compar¨® con Jackie Kennedy, la que fue primera dama y esposa de uno de los presidentes m¨¢s medi¨¢ticos que ha tenido Estados Unidos. Luego record¨® su ascendencia libanesa y la fortuna que su familia amas¨® en el mundo de la moda. Awada ten¨ªa a su cargo entonces los dise?os de la marca familiar. ¡°Como lo han demostrado las primeras damas de hoy en d¨ªa, como nuestra propia Michelle Obama, la impresi¨®n que causar¨¢ Awada en su pa¨ªs probablemente ir¨¢ mucho m¨¢s all¨¢ de la moda. Si bien a¨²n no se han anunciado las iniciativas personales que seguir¨¢ en el cargo, podemos asumir que su mandato ha sido bien designado¡±, se entusiasm¨® la revista estadounidense. Pero Awada no ha sido Obama. Tampoco ha habido ¡°iniciativas personales¡±, pero s¨ª mucho de moda.
En un pa¨ªs acostumbrado a primeras damas fuertes, como Eva Per¨®n en los a?os cincuenta y Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner ¡ªque lleg¨® a ser despu¨¦s presidenta¡ª Awada opt¨® por el hogar. La prensa local habl¨® del regreso de una primera dama ¡°a la antigua¡± o ¡°decorativa¡±. No le faltan aptitudes para ello. Elegante, bella y refinada, tiene un don indiscutible para caer bien a todo el mundo. Awada rompi¨® lo que se esperaba de ella y asumi¨® entonces el papel de ¡°hechicera¡± que le otorg¨® su marido y se refugi¨® en la residencia presidencial, donde se ha convertido en el sost¨¦n an¨ªmico del presidente.
Awada es la que ¡°crea hogar¡± alrededor de Macri, quien cierra la residencia presidencial por la noche a las visitas de la pol¨ªtica y guarda los espacios para que el presidente juegue unos momentos con la hija de ambos, Antonia. En ese espacio reducido est¨¢ su verdadero poder. Mientras Macri recibe las cr¨ªticas, ella evita la pol¨¦mica, no interviene en los asuntos pol¨ªticos y explota su lado amable.
El rol de Awada ha tra¨ªdo como contraparte su blindaje medi¨¢tico. Awada no habla en p¨²blico, nunca. Su pensamiento se reduce a frases hechas, de tonos naif, que su equipo de prensa difunde por Instagram, donde tiene 1,3 millones de seguidores. Cada foto es objeto de estudio: Awada desayunando junto al ventanal que da al jard¨ªn arbolado de su residencia, Awada besando a su marido y a su hija, Awada en bicicleta. Los mensajes suelen ser edulcorados, pero tambi¨¦n claramente atentos a las tendencias del momento. Ahora se debe hablar de feminismo. ¡°No hay l¨ªmites que nos impidan cumplir nuestros sue?os y un mensaje para las mujeres de todo el mundo: si as¨ª lo deseamos, podemos ser madres y llegar tan lejos como queramos¡±, escribi¨® por ejemplo, para acompa?ar una foto junto al esposo de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardner, y el beb¨¦ de la pareja.
Este a?o, Argentina celebra elecciones y Macri se presentar¨¢ a la reelecci¨®n. Los equipos de campa?a saben de la influencia de Awada en buena parte del electorado oficialista, que la ve como un objeto aspiracional. Por eso han decidido, poco a poco, subir el nivel de su perfil. En Instagram se pueden ver ahora fotos de las visitas que Awada realiza al menos una vez por semana a comedores populares o barrios muy pobres, casi siempre acompa?ada por la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, su gran amiga. Es de esperar que su papel durante la campa?a se reduzca a poco m¨¢s que eso.
Mientras tanto, Awada tiene prensa, pero no por sus ideales pol¨ªticos. Vogue habl¨® otra vez de ella con motivo de la visita de los Reyes de Espa?a a Argentina y la consider¨® una ¡°it (political) girl)¡± en el supuesto duelo de estilismos con do?a Letizia. La revista ya no compar¨® a Awada con Michelle Obama, sino con Melania Trump.
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