Argentina registra 3,8% de inflaci¨®n en febrero y acumula una subida de casi siete puntos en dos meses
Las subidas en servicios p¨²blicos y alimentos presionan sobre el IPC. El registro de los ¨²ltimos 12 meses es de 51,3%
La econom¨ªa argentina sigue en un estado febril. La inflaci¨®n subi¨® un 3,8% en febrero y acumula un aumento, en los dos primeros meses de 2019, del 6,8%. La cifra hace dudar de que se cumplan las previsiones del Banco Central, que eran inicialmente del 23% para todo 2019 y ya en enero se elevaron hasta el 29%. En 2018, los precios subieron un 47,6%: fue la inflaci¨®n m¨¢s alta desde 1991, bajo Carlos Menem, cuando el pa¨ªs sal¨ªa de la hiperinflaci¨®n que destruy¨® la presidencia de Ra¨²l Alfons¨ªn.
Mauricio Macri lleg¨® a la presidencia con la promesa de acabar con la inflaci¨®n, un mal at¨¢vico en Argentina. El a?o pasado todo se descontrol¨®. El tir¨®n inflacionario y el derrumbe del peso frente al d¨®lar (la devaluaci¨®n rebasa, en doce meses, el 50%) obligaron a pedir nuevamente auxilio al Fondo Monetario Internacional. De febrero a febrero, los precios han subido 51,3%, en un revelador paralelismo con la devaluaci¨®n. Pese a los recortes presupuestarios, pese a la recesi¨®n, pese a que apenas se utiliza la mitad de la capacidad industrial, la inflaci¨®n no amaina y el peso sigue fr¨¢gil. ¡°Nos est¨¢ costando bajar la inflaci¨®n m¨¢s de lo que imagin¨¦¡±, dijo Macri a principios de enero. El dato de febrero confirma que, de momento, el objetivo sigue sin lograrse.
Vistas las circunstancias, el Fondo Monetario Internacional ha concedido un poco m¨¢s de ox¨ªgeno a la econom¨ªa argentina. El ministro de Hacienda, Nicol¨¢s Dujovne, ha anunciado en Washington que la instituci¨®n multilateral permitir¨¢ a Argentina vender hasta 9.600 millones de d¨®lares, desde abril hasta fin de a?o. La mayor parte de ese dinero proceder¨¢ del pr¨¦stamo de casi 57.000 millones que la organizaci¨®n multilateral concedi¨® al pa¨ªs en 2018 para evitar un colapso econ¨®mico y el riesgo de impago de la deuda externa. El plan de rescate no contemplaba la opci¨®n de que los d¨®lares procedentes de Washington fueran utilizados para sostener al peso frente a la continua devaluaci¨®n. Ahora, tras una reuni¨®n de Dujovne con Christine Lagarde, la directora del FMI ha dado su visto bueno. Oficialmente, el gobierno de Macri vender¨¢ d¨®lares porque necesita hacer frente a pagos internos en pesos. En realidad, la venta servir¨¢ para intentar frenar, o al menos moderar, la erosi¨®n de la divisa argentina.
Esa ayuda adicional ven¨ªa reclam¨¢ndose desde hace tiempo. En marzo de 2018, hace un a?o, un d¨®lar costaba 20 pesos. Cinco meses despu¨¦s, en agosto, ya costaba 37. La semana pasada lleg¨® a 43 y ahora, tras un nuevo aumento de los tipos de inter¨¦s hasta el 63%, est¨¢ en 40,7. La evoluci¨®n es clara. El peso ha dejado de despe?arse como en la primera mitad del a?o pasado, pero sigue desliz¨¢ndose hacia abajo. El objetivo gubernamental es evitar que en ning¨²n caso se rebase en 2019 el l¨ªmite de 50 pesos por d¨®lar, porque eso descoyuntar¨ªa las previsiones presupuestarias y convertir¨ªa el pr¨®ximo ejercicio en un nuevo desastre.
Por supuesto, la venta de d¨®lares procedentes del FMI tendr¨¢ un efecto secundario indeseable: esas reservas se detraer¨¢n del total y reducir¨¢n la capacidad argentina para llevar adelante su plan financiero en 2020 y 2021, cuando hay que empezar a devolver el pr¨¦stamo. Macri y sus ministros econ¨®micos creen que el pr¨®ximo ingreso de divisas gracias a la exportaci¨®n de la excelente cosecha agr¨ªcola, estimado en unos 25.000 millones de d¨®lares, compensar¨¢ el uso cambiario de parte del pr¨¦stamo. En cualquier caso, es a?o de elecciones presidenciales y eso lo condiciona todo. Se trata de conseguir que de aqu¨ª hasta octubre la econom¨ªa permanezca m¨¢s o menos controlada, para favorecer la reelecci¨®n de Macri. Lo que ocurra a partir de 2020 ser¨¢ otra cosa.
Pese a la buena cosecha, son los precios de la alimentaci¨®n (carne, verduras y frutas) los que est¨¢n generando inflaci¨®n. Se descontaba el efecto inflacionario de las fort¨ªsimas subidas de tarifas en energ¨ªa y transportes, pero no se esperaba el de los alimentos. Y en abril se registrar¨¢ un nuevo tir¨®n tarifario. El gobierno pone ahora la vista en junio, cuando empezar¨¢ a digerirse el encarecimiento energ¨¦tico y, en teor¨ªa, debe bajar un poco la fiebre. De mantenerse el ritmo actual, la previsi¨®n oficial del 29% para todo 2019 quedar¨ªa muy corta.
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