Un Brexit moroso y cansino
Un plazo que se aplaza, y por dos veces, ya no es un plazo. El precipicio desaparece. A partir de ahora siempre ser¨¢ posible posponer la cita
Un plazo que se aplaza, y por dos veces, no es un plazo. El precipicio ha desaparecido. Ya no suena el tictac de aquel reloj que marcaba la inminente hora fat¨ªdica, porque a partir de ahora siempre es posible posponer la cita. Nadie quiere el Brexit sin acuerdo. Nadie quiere despe?arse por el acantilado. Esta es la principal conclusi¨®n de la cumbre nocturna celebrada en Bruselas 48 horas antes de que sonara el reloj del 12 de abril.
El miedo est¨¢ desvaneci¨¦ndose y sin miedo todo cambia: la forma de negociar sobre todo. Theresa May ha perdido muchas cosas: la autoridad entre los suyos, el prestigio entre los europeos, y ahora su perversa baza de negociaci¨®n, el arma m¨¢s potente para presionar a unos y otros, que se le ha ca¨ªdo de las manos. M¨¢s a¨²n cuando desde Bruselas se reconoce que la nueva fecha del Brexit aplazado, el 31 de octubre, puede ser objeto de nuevos aplazamientos.
Queda una salvedad. Los brit¨¢nicos estar¨¢n obligados a organizar y participar en las elecciones al Parlamento Europeo, toda una humillaci¨®n para los m¨¢s arrogantes partidarios de abandonar la Uni¨®n Europea a cualquier precio. Y si no hay elecciones europeas, por la raz¨®n que sea, el 31 de mayo se producir¨¢ el Brexit s¨²bito y sin acuerdo, pero ser¨¢ por decisi¨®n de Londres y por incumplimiento doloso de sus compromisos. Si queda alg¨²n residuo del miedo ser¨¢ el miedo que los partidarios del Brexit se dan a ellos mismos.
El tiempo, en vez de castigar, ahora estimula y apremia. Aunque desaparezcan los plazos letales, su amenaza es el desgaste. Hay que decidirse cuanto antes, para evitar las urnas europeas si se obtiene el 23 de mayo, luego para evitar que crezca el des¨¢nimo. Mejor no llegar al 31 de octubre y, menos a¨²n, a la necesidad de mendigar un nuevo aplazamiento.<QF>
La demora erosiona aquella precaria mayor¨ªa del refer¨¦ndum del Brexit: cuanto m¨¢s tiempo pase sin resoluci¨®n ser¨¢n menos quienes sigan apoy¨¢ndolo y m¨¢s los que exigir¨¢n el segundo refer¨¦ndum, las elecciones o directamente el despido de esta primera ministra que tan torpemente ha gestionado el divorcio.
La noche bruselense tambi¨¦n depar¨® signos mal¨¦ficos. La divisi¨®n anid¨® por primera vez entre los 27 en la negociaci¨®n con Londres. Emmanuel Macron, abandonado por Angela Merkel, se qued¨® solo en sus exigencias y prevenciones ante este Brexit voluble y t¨®xico, que tan pronto se aleja como amenaza de nuevo. Sin miedo, la nueva amenaza es la de un Brexit empantanado, siempre demorado por nuevos aplazamientos.
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