?Puede el agujero negro del Brexit engullir a la UE?
Un an¨¢lisis de la actualidad internacional a trav¨¦s de art¨ªculos publicados en medios globales seleccionados y comentados por la revista CTXT
Los agujeros negros son astros con un campo de gravedad tan potente que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de ellos. El Brexit es un poco como el astro cuya existencia predijo Alfred Einstein al elaborar con s¨®lo 26 a?os su Teor¨ªa de la Relatividad, y ha sido confirmada esta semana con una revolucionaria fotograf¨ªa. La observaci¨®n directa de un astro hasta ahora invisible, s¨®lo imaginado por la mente humana, y que est¨¢ a una distancia de millones de a?os luz marca un hito en el conocimiento de la f¨ªsica y la astronom¨ªa.
Nada tiene que ver el Brexit con la belleza de este hallazgo, pero s¨ª con su capacidad de engullirlo todo, hasta el acusado sentido del rid¨ªculo del pueblo brit¨¢nico, como se ha visto en las ¨²ltimas semanas. En el centro de los agujeros negros las leyes de la F¨ªsica dejan de ser v¨¢lidas. En el caso del proceso de salida del Reino Unido de la UE, muchas reglas, incluidas las de la Constituci¨®n brit¨¢nica no escrita, han saltado por los aires. Es la segunda pr¨®rroga que los 27 pa¨ªses miembros de la UE han decidido darle al Gobierno brit¨¢nico para que consiga que el Parlamento acepte el acuerdo de salida pactado con Bruselas y evitar una ruptura desordenada. Pero en la prolongaci¨®n del ag¨®nico proceso de salida subyace un temor: que el Brexit acabe arrastrando tambi¨¦n a la Uni¨®n Europea.
En un momento en el que los principios fundacionales de la UE est¨¢n amenazados por la probable irrupci¨®n con fuerza en el Parlamento de Estrasburgo de los partidos nacionalpopulistas y euroesc¨¦pticos, la extensi¨®n del art¨ªculo 50 para retrasar la salida del Reino Unido hasta el 31 de octubre plantea varios retos, entre ellos algo tan extra?o como la participaci¨®n en las elecciones al Parlamento Europeo de un pa¨ªs que quiere irse de las instituciones europeas. Tom McTague los analiza en el digital Politico. Y cita un tweet del l¨ªder de los conservadores favorables a un Brexit duro, Jacob Rees-Mogg, en el que ped¨ªa a May que si la UE le extend¨ªa el plazo de negociaci¨®n que sea ¡°todo lo dura que pueda para castigar a Europa¡±. McTague se pregunta qu¨¦ pasar¨¢ si el Reino Unido se dedica vetar acuerdos y a debilitar sus instituciones en un intento de doblegar a Bruselas para conseguir un nuevo acuerdo. Y cita a un embajador ante la UE de uno de sus miembros de m¨¢s peso: ¡°?Vamos a ser capaces de trabajar con eficacia en los pr¨®ximos meses con un pa¨ªs que no est¨¢ dispuesto a aceptar un acuerdo que ya est¨¢ firmado?¡±
Aunque los 27 han obtenido el compromiso de la primera ministra brit¨¢nica de no obstaculizar su funcionamiento, la principal preocupaci¨®n es la capacidad de May de permanecer en el cargo. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si fuera sustituida por Boris Johnson?, se pregunta The Economist. El m¨¢s beligerante antieurope¨ªsta de los brexiters es el candidato favorito de los tories para sustituir a May, cuya cabeza pide a gritos el ala m¨¢s dura del partido, indignada por su gesti¨®n del Brexit y, sobre todo, por querer pactar con quien consideran el enemigo p¨²blico n¨²mero uno, Jeremy Corbyn, l¨ªder del Partido Laborista. Eso si la formaci¨®n sobrevive unida hasta el congreso de octubre... Las encuestas sobre las elecciones europeas ratifican el batacazo de los conservadores (un 23% de los votos) en beneficio de los partidos m¨¢s euroesc¨¦pticos (juntos sumar¨ªan un 18%), que comparten el objetivo de debilitar a Europa. Los laboristas ganar¨ªan con un 37% de los votos.
Para The Economist, ¡°es obvio que Theresa May no est¨¢ al mando de nada¡±. Ni del Parlamento, ni de su partido ni tan siquiera de su propio gabinete de ministros. Y dudan de que vaya a conseguir un acuerdo con Corbyn ni que logre el apoyo del Parlamento. ?Habr¨¢ entonces una tercera pr¨®rroga? En la revista Prospect, Jonathan Lis cree que es posible que el Reino Unido no se vaya nunca de la UE. Salvado de momento el escenario de un Brexit duro y vista la flexibilidad de la UE para ayudar al Reino Unido, Lis cree que las negociaciones se prolongar¨¢n y que no hay que descartar ni una tercera extensi¨®n del plazo ni que las elecciones cambien las matem¨¢ticas del Parlamento brit¨¢nico y cobre fuerza la opci¨®n de un segundo refer¨¦ndum. As¨ª lo cree tambi¨¦n el director de Opini¨®n del Financial Times, Philip Stephens, que ve como una oportunidad el tiempo extra concedido: ¡°El Reino Unido puede cambiar de opini¨®n con respecto al Brexit. Los miembros del Parlamento pueden y deben acordar que cualquier acuerdo con los 27 sea sometido a votaci¨®n popular. El pa¨ªs debe tener la oportunidad de votar lo que se le neg¨® en 2016: elegir entre quedarse o el mejor acuerdo que el Parlamento considera disponible para sacar al Reino Unido de la UE¡±.
El Brexit se toma un break, s¨ª, pero esta vez la pr¨®rroga ha provocado algunas grietas en la hasta ahora un¨¢nime posici¨®n de los 27. Las diferencias entre la intransigente postura del franc¨¦s Emmanuel Macron y la m¨¢s tolerante de la alemana Angela Merkel, aireadas durante la reuni¨®n, pueden dificultar consensos futuros sobre la cuesti¨®n. Para el presidente franc¨¦s, Europa necesita volcar todas sus energ¨ªas en defender el modelo liberal frente al nacional populista que amenaza con asaltar las instituciones europeas y el Brexit es una interferencia. El que fuera director de The New York Review of Books, Ian Buruma, analiza en un art¨ªculo publicado por Project Syndicate las razones de la popularidad de estas fuerzas de extrema derecha.Quiere ir m¨¢s all¨¢ de la explicaci¨®n m¨¢s extendida de que la globalizaci¨®n, los cambios tecnol¨®gicos y la desindustrializaci¨®n ha hecho sentir a mucha gente que se quedaba atr¨¢s, abandonados por las ¨¦lites liberales, y que por eso votan a los extremistas que les prometen que recuperar¨¢n el control de sus pa¨ªses (y de sus vidas).
Para Buruma, que dimiti¨® como editor de la prestigiosa publicaci¨®n por publicar un pol¨¦mico art¨ªculo que levant¨® ampollas en el movimiento #MeToo, este an¨¢lisis puede ser v¨¢lido en zonas industrialmente deprimidas de Europa o de EE UU, pero excluye los motivos de un gran n¨²mero de votantes populistas bastante m¨¢s pr¨®speros, mayores de 50 y mayoritariamente blancos, que se sienten amenazados por el creciente poder de potencias no occidentales y la presencia cada vez mayor en sus sociedades de minor¨ªas no blancas.
?C¨®mo explicar el ¨¦xito del nuevo partido de extrema derecha holand¨¦s, el Foro para la Democracia (FvD) que no exist¨ªa hace tres a?os y en las ¨²ltimas elecciones regionales obtuvo el 15%? Su l¨ªder es un dandi que se pasea en coches deportivos preocupado por la decadencia de la civilizaci¨®n occidental y convencido de que esta s¨®lo puede ser salvada por un l¨ªder autoritario. ?Por qu¨¦ esta propuesta atrae a tanta gente en un pa¨ªs pr¨®spero y estable? Seg¨²n el escritor, es una reacci¨®n a las ¨¦lites progresistas, representadas en los partidos liberales y social dem¨®cratas, que se han arrogado la autoridad moral, la virtud, durante las ¨²ltimas d¨¦cadas. Han pasado de pelear por los derechos de los trabajadores a preocuparse por la discriminaci¨®n racial, la igualdad de g¨¦nero y el cambio clim¨¢tico. ¡°Los votantes de Trump, del Brexit o de FvD quieren hacerle un corte de mangas a esa pol¨ªtica¡±.
No s¨®lo ocurre en Europa o Estados Unidos. La victoria de Benjam¨ªn Netanyahu en las elecciones generales de Israel confirma la tendencia al alza de los l¨ªderes ultra conservadores y autoritarios en el mundo. Eso s¨ª, no lo hubiera conseguido sin la inestimable ayuda de otro l¨ªder populista, Donald Trump. El reconocimiento de Jerusal¨¦n como capital del pa¨ªs y de los ocupados Altos del Gol¨¢n como parte del territorio israel¨ª son, como cuenta en su editorial el diario liban¨¦s The Daily Star, los regalos de Trump a Netanyahu para asegurar su reelecci¨®n, pese a los casos de corrupci¨®n que le acosan. Y de paso sentirse legitimado para seguir adelante con los planes anunciados durante la campa?a: la anexi¨®n de parte del territorio de Cisjordania ocupado ahora por colonos ilegales israel¨ªes. Lo que representa una nueva afrenta a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y una provocaci¨®n en toda regla en la regi¨®n.
Pero no s¨®lo es Trump su gran aliado. Tambi¨¦n lo es Vlad¨ªmir Putin. Pese a su afinidad con Siria e Ir¨¢n, los grandes enemigos de Israel en la zona, el l¨ªder ruso ha decidido apostar por Netanyahu en estas elecciones. Su gesto de apoyo: entregar los restos de un soldado israel¨ª desaparecido desde la invasi¨®n del L¨ªbano en 1982. Una entrega que no hubiera sido posible sin la colaboraci¨®n (y claudicaci¨®n) siria, por mucho que sus autoridades lo nieguen. ¡°Adem¨¢s de condenar a Israel y a los EE UU, hay que vigilar a Putin, que est¨¢ silenciosamente apoyando los intereses de Israel, incluso contra los de Siria y el L¨ªbano, en un juego de suma cero en la regi¨®n¡±, dice el editorial.
?Las razones para el apoyo de Putin? Seg¨²n el diario israel¨ª Haaretz, a Putin le interesa un l¨ªder nacionalista, antieuropeo y populista como Netanyahu. Alguien que en la guerra civil de Siria ha sido adem¨¢s capaz de legitimar la presencia rusa y apoyado la salida de las tropas estadounidenses. Para Netanyahu, reunirse con Putin en Mosc¨² a escasos d¨ªas de las elecciones y las importantes concesiones hechas por Trump le ha permitido presentarse al electorado como un l¨ªder capaz de manejar a dos grandes potencias con enorme influencia en la regi¨®n: EE UU y Rusia.
Para la regi¨®n, la victoria de un l¨ªder que ha apostado por la divisi¨®n y la agresi¨®n no puede ser una buena noticia. En un duro editorial, The Washington Post califica a Netanyahu de demagogo peligroso. El diario considera que este ha cruzado todas las l¨ªneas rojas y que al declarar que Israel es un Estado s¨®lo para los jud¨ªos destruye ¡°la ¨²ltima esperanza para un acuerdo entre los israel¨ªes y los palestinos¡±.
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