Desconecta en la granja y de paso ayuda al granjero
La web francesa 'Oh la vache' propone turismo rural y trabajo voluntario en el campo
Las zonas rurales de Francia (y de muchos otros pa¨ªses) se van despoblando a una velocidad alarmante. ¡®El campo no da para vivir¡¯ se acepta como un hecho consumado y los j¨®venes, a la que pueden, se van a la ciudad a buscarse la vida. Y sin embargo los ciudadanos siguen necesitando del campo (y de sus recursos) y los granjeros y agricultores necesitan, por su parte, que los ciudadanos consuman sus productos. ?Qu¨¦ mejor que acercarlos a¨²n m¨¢s f¨ªsicamente y buscar establecer relaciones win-win?
Es la propuesta de Oh la vache, una web que desde el a?o pasado ofrece estancias cortas en una granja por toda Francia para no s¨®lo airearse un rato y romper con la rutina sino tambi¨¦n para ponerse manos a la obra y ayudar al granjero o agricultor de turno a sacar adelante su negocio. El nombre de Oh la vache es un juego de palabras en franc¨¦s porque significa algo parecido a ¡®vaya¡¯, pero incluye la palabra ¡®vaca¡¯ (vache).
Los anfitriones no reciben clientes a menudo porque no se trata de reconvertir las granjas en hoteles rurales
Los turistas ocasionales que aterrizan en una granja deber¨¢n, durante el fin de semana de desconexi¨®n, realizar tareas diversas como recoger los huevos reci¨¦n puestos o dar de comer a los animales. La experiencia de ¡®Oh la vache¡¯ est¨¢ en general abierta a toda la familia. En algunos casos se especifica que no hay edad m¨ªnima para inscribirse. En otros se aceptan ni?os pero han de ser mayores de 8 a?os.
El hecho de trabajar en el campo sirve tambi¨¦n para hacer pedagog¨ªa. Cuando uno ha comprobado cu¨¢nto trabajo lleva cultivar una col, por poner un ejemplo, va a concluir ¨¦l solito y sin mucho esfuerzo que el precio en el supermercado no es ni de lejos desorbitado.
Normalmente las inmersiones rurales son de corta estancia, de incluso un solo d¨ªa o como mucho de un fin de semana. Los anfitriones no van a recibir sus clientes muy a menudo porque no se trata de reconvertir las granjas en hoteles rurales, sino de ayudar a los granjeros y agricultores a llegar a fin de mes con un peque?o sobresueldo. De hecho, ellos se quedan con la parte del le¨®n del precio: entre el 60 y el 70% del coste total de la estancia, que oscila entre 160 y 320 euros. En este primer a?o de funcionamiento la web ha conseguido generar ingresos extra para sus granjeros por valor de 35.000 euros.
No s¨®lo el precio de la estancia var¨ªa sino tambi¨¦n la actividad. Cuando uno se inscribe en su web se puede escoger la granja en funci¨®n de lo que se quiera hacer. Por ejemplo, se puede optar por una estancia en una granja que cultive verduras y frutas, o en otra donde se elabore cognac o cerveza; en alg¨²n lugar que produzca quesos o simplemente en una granja convencional de animales. Y luego hay las experiencias ¡®ins¨®litas¡¯ seg¨²n se lee en su p¨¢gina web. All¨ª se propone por ejemplo una estancia en un castillo del S.XIII para ocuparse de vacas, caballos, cerdos, asnos y cabras; o dormir el fin de semana en una caba?a instalada en un ¨¢rbol y ayudar durante el d¨ªa a la confecci¨®n de quesos.
Oh la vache es la start-up de una joven francesa, Clara B¨¦niac, quien en su d¨ªa vivi¨® su propia experiencia rural durante 3 semanas en Alemania gracias a Wwoof. Wwoof es una red internacional que propone estancias s¨®lo en granjas org¨¢nicas en cualquier lugar del mundo (incluida Espa?a) para compartir y aprender el oficio del campo a trav¨¦s de pr¨¢cticas exclusivamente ecol¨®gicas. De hecho el nombre de la red son siglas en ingl¨¦s: ¡®World Wide Opportunities on Organic Farms¡¯ y se traducen por ¡®Oportunidades a escala mundial en granjas org¨¢nicas¡¯.
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