El nacionalismo y la izquierda
De un tiempo a esta parte nos hemos acostumbrado a discutir evidencias. ?C¨®mo hemos podido olvidar que la izquierda es internacionalista?
No hay nada peor que olvidar lo evidente, as¨ª que de vez en cuando conviene recordarlo. Que lo haga esta vez la fil¨®sofa italiana Donatella di Cesare, quien no hace mucho declar¨® al semanario L¡¯Espresso: ¡°Toda la tradici¨®n de la izquierda ha analizado siempre los acontecimientos desde una ¨®ptica mundial, muy pocas veces nacional o, peor, nacionalista. La idea de que deba prevalecer el inter¨¦s de un proletariado nacional, franc¨¦s o italiano, no ha sido nunca de izquierda. La izquierda es internacionalista o no es¡±.
?C¨®mo es posible que hayamos olvidado esta evidencia? ?C¨®mo es posible que la expresi¨®n ¡°nacionalismo de izquierdas¡± no sea considerada entre nosotros una contradicci¨®n en t¨¦rminos, un ox¨ªmoron, como ¡°matrimonio feliz¡± o, seg¨²n el vasco Baroja, ¡°pensamiento navarro¡±? Es verdad que de un tiempo a esta parte nos hemos aficionado a discutir evidencias; la evidencia, por ejemplo, de que, en democracia, ley y democracia se identifican, porque la ley es la forma jur¨ªdica que adopta la democracia. Esto, que lo saben hasta los guardias jurados, porque debe de preguntarse en las oposiciones a guardia jurado, constituye sin embargo el nudo gordiano de la mejor pel¨ªcula espa?ola filmada desde que Tejero y sus muchachos entraron a tiros en el Parlamento (me refiero, claro est¨¢, a la retransmisi¨®n del proceso al proc¨¦s), donde los protagonistas pretenden demostrar que ellos encarnan la democracia y por tanto est¨¢n por encima de la ley, igual que tratan de demostrarlo a diario en la prensa catalana pensadores corrompidos, con el mismo ¨¦xito con que demostrar¨ªan que Newton nos la peg¨® a todos con la ley de la gravedad. ?De d¨®nde sale en Espa?a el engendro del ¡°nacionalismo de izquierdas¡±? En parte, de donde casi todo lo malo: del franquismo. En esa ¨¦poca siniestra, durante la mayor parte de la cual los antifranquistas de verdad cab¨ªan en un autob¨²s (V¨¢zquez Montalb¨¢n dixit), cuanto no era franquista era de izquierdas, as¨ª que, como los franquistas persiguieron todo nacionalismo que no fuera el espa?ol, el nacionalismo catal¨¢n o vasco pas¨® a ser de izquierdas, con lo cual hasta un oligarca como Jordi Pujol pudo ser considerado de izquierdas. Por supuesto, los nacionalistas aseguran que todos somos nacionalistas y que, si no eres nacionalista catal¨¢n, eres nacionalista espa?ol, como si el nacionalismo fuera una condici¨®n inherente al ser humano y no un invento con poco m¨¢s de 200 a?os de vida, o como si quien no es del Bar?a s¨®lo pudiera ser del Real Madrid y no del H¨¦rcules de Alicante o de la Cultural Leonesa (o no pudiera detestar el f¨²tbol, que es lo que me ocurre cada vez m¨¢s a m¨ª). Durante a?os, mientras socavaban en secreto el Estado democr¨¢tico, prepar¨¢ndose para asaltarlo, los nacionalistas catalanes sostuvieron que Felipe Gonz¨¢lez, digamos, tambi¨¦n era un nacionalista, s¨®lo que espa?ol. ?Un nacionalista espa?ol? Quiera el cielo que no tengamos que enterarnos todos otra vez de lo que es el nacionalismo espa?ol en el poder, ahora que el nacionalismo catal¨¢n lo ha resucitado con el nombre de Vox. Por lo dem¨¢s, hay sedicentes nacionalistas catalanes de izquierdas que dicen que una cosa es el nacionalismo y otra el independentismo, y que ellos son independentistas, no nacionalistas. Esa idea la difundi¨® hace a?os Rubert de Vent¨®s y, como Rubert era tan listo, algunos ni?atos incautos nos la cre¨ªmos; Dios nos perdone: si algo ha demostrado el proc¨¦s es que detr¨¢s del independentismo est¨¢ el nacionalismo ¡ªsu mejor, casi su ¨²nico carburante¡ª y que detr¨¢s del nacionalismo est¨¢ lo de siempre.
En fin, no hay espacio para m¨¢s. La pr¨®xima vez que recordemos lo evidente hablaremos de los servicios auxiliares del nacionalismo, en Catalu?a capitaneados por Ada Colau, que se preocupan mucho porque no toquen una coma de los derechos de los nacionalistas, lo que me parece muy bien, pero miran para otro lado o aplauden cuando los nacionalistas pisotean los derechos de los dem¨¢s, lo que me parece muy mal. Entre tanto, una ¨²ltima evidencia: en Catalu?a como en todas partes urge una izquierda de verdad, inequ¨ªvocamente antinacionalista e inequ¨ªvocamente de izquierdas.?
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