Chillida Leku: La transformaci¨®n que no se ve, pero se nota

Hoy vuelve a abrir oficialmente sus puertas Chillida Leku, el caser¨ªo en el que el escultor donostiarra?Eduardo Chillida abri¨® su museo en el a?o 2000, despu¨¦s de que su galerista,?Aim¨¦ Maeght, falleciera en los ochenta y ¨¦l decidiera dejar de ser representado en exclusiva por ninguna galer¨ªa. En 2011 (nueve a?os despu¨¦s del fallecimiento de Chillida) la familia decidi¨® cerrar la visita del p¨²blico general al no haber llegado a un acuerdo de sostenibilidad con la administraci¨®n p¨²blica vasca. Aunque en realidad nunca estuvo cerrado del todo: durante casi la mitad de sus 20 a?os de existencia las visitas quedaron restringidas bajo un sistema de cita previa. En ese tiempo se calcula que pasearon por sus campas y sus salas unas 50.000 personas.

Ahora, Chillida Leku reabre sus puertas?gracias al apoyo de la poderosa galer¨ªa internacional Hauser & Wirth, que ha pasado a representar en todo el mundo el legado de Chillida en unos t¨¦rminos que se intuyen complejos pero sobre los que no se han facilitado detalles, m¨¢s all¨¢ del an¨¢lisis que Ian Wirth hizo para EL PA?S. Y lo hace despu¨¦s de una intensa reforma que, seg¨²n nos cuenta en su casa de Madrid Luis Chillida, uno de los hijos del artista, "no se ve mucho pero se nota mucho".

Esta alquimia tan propia del pr¨ªncipe de Salina de El Gatopardo ¨C"Si queremos que todo siga como est¨¢, es necesario que todo cambie"¨C es obra de?Luis Laplace, arquitecto e interiorista argentino residente en Par¨ªs, con quien nos reunimos en el jard¨ªn de Chillida Leku.?"Un cliente m¨ªo me llama el arquitecto invisible. Y aqu¨ª yo no quer¨ªa hacer ning¨²n statement para reafirmar mi autor¨ªa. El caser¨ªo es lo que es, y no necesitaba ninguna intervenci¨®n radical".

Habla bajito pero con firmeza. Laplace ha elegido sentarse junto a uno de los proyectos m¨¢s ambiciosos de Chillida, Buscando a la luz, y bajo la sombra de ese impresionante monolito, en uno de esos raros d¨ªas de sol guipuzcoanos, las palabras del arquitecto se abren paso con naturalidad, pero siempre parece guardar un as en la manga.

El caser¨ªo de Zabalaga y sus terrenos, en el municipio guipuzcoano de Hernani, fueron adquiridos por el escultor en los a?os ochenta. Tras una reforma muy personal realizada con la colaboraci¨®n del arquitecto Joaqu¨ªn Montero, se inaugur¨® en el a?o 2000 como museo, con obras ubicadas tanto en las campas como en distintas salas del interior.

El espacio es en s¨ª mismo una gran escultura, con su estructura de madera exquisitamente puesta a la vista y sus muros de piedra al desnudo. ?C¨®mo intervenir un lugar expositivo que fue dise?ado por su propio artista? "Por mis anteriores proyectos para galer¨ªas y coleccionistas, estoy acostumbrado a trabajar con obras de arte. Aunque este sea el primer museo que intervengo, sab¨ªa a d¨®nde ven¨ªa. Y he hecho lo que hago siempre, que es poner en valor la obra".

La principal premisa de Laplace ha consistido en adaptar el lugar a las necesidades del p¨²blico del siglo XXI. "Las nuevas generaciones esperan otra cosa", explica. "El arte se empieza a desacralizar, y adem¨¢s la obra de Eduardo invita a ser tocada, experimentada. Pero lo m¨¢s importante es integrar todo tipo de gente, al p¨²blico adulto pero tambi¨¦n a ni?os y escolares. Por eso lo que he hecho es sobre todo abrir las vallas".

De forma figurada, pero tambi¨¦n literal: en los pabellones modernos de la entrada, dedicados a las taquillas, la tienda y la cafeter¨ªa, se han eliminado cerramientos y abierto ventanas, como medida subliminal para aportar "nuevas visiones, nuevas perspectivas". Y dentro del edificio principal del siglo XVI se ha trabajado sobre todo en la iluminaci¨®n, tanto natural como artificial: "He utilizado filtros en la iluminaci¨®n de los techos para graduar la luz".

Los distintos tonos de blanco empolvado de las paredes, que presentan una apariencia r¨²stica, en realidad son producto de m¨²ltiples pruebas y sofisticados contrastes: "Trabajamos mucho con esas paredes blancas aplic¨¢ndoles tratamientos para dar texturas y profundidad". En el primer piso se derribaron algunos muros, ampliando el espacio para favorecer la circulaci¨®n. Tambi¨¦n se aisl¨® la cubierta retirando sus tejas de terracota, y se realizaron tratamientos cosm¨¦ticos en las tablas de madera del suelo. Cuando ha sido necesario obtener nuevos materiales ¨Cpor ejemplo, para la creaci¨®n de unos bancos de piedra¨C se ha recurrido a canteras locales.

Laplace est¨¢ especialmente satisfecho del ambiente logrado, que recrea la armon¨ªa "de un espacio japon¨¦s" que ya ten¨ªa el caser¨ªo. En cuanto al exterior, el arquitecto ha colaborado por cuarta vez con el paisajista holand¨¦s Piet Oudolf, que ha tratado de recrear discretos efectos pict¨®ricos que adem¨¢s reflejen el paso de las estaciones en las especies plantadas para completar las campas y ¨¢rboles originales.

Quienes ya hab¨ªan visitado con anterioridad el caser¨ªo-museo dedicado a la memoria y la obra del artista donostiarra encontrar¨¢n que permanece un impacto sensorial y emocional dif¨ªcil de describir. Muchos lo han hecho ya llam¨¢ndolo "un lugar m¨¢gico", f¨®rmula quiz¨¢ no muy original pero que bastar¨ªa para resumir esa mezcla entre lo tel¨²rico y lo espiritual que tan intensamente logra transmitir.

Y esos ecos del pasado son precisamente lo que quieren recoger los nuevos responsables del museo con la exposici¨®n inaugural, que es en realidad una antol¨®gica con obra de las distintas ¨¦pocas del artista comisariada por Ignacio Chillida. Las piezas est¨¢n dispuestas en el interior seg¨²n un orden m¨¢s o menos cronol¨®gico para sumarse a las 20 grandes esculturas exteriores. All¨ª comparecen desde los poco conocidos trabajos figurativos en yeso que realiz¨® en Par¨ªs a finales de los a?os cuarenta, inspir¨¢ndose en la estatuaria griega del Louvre, hasta los proyectos p¨²blicos, y una secci¨®n dedicada al Peine del viento de San Sebasti¨¢n, con varios estudios, fotograf¨ªas y documentaci¨®n de archivo.

Todo est¨¢ primorosamente dispuesto, con una armon¨ªa que refuerza la sensualidad de los materiales: el alabastro, el hierro oxidado, la madera o la tierra chamota. Varias esculturas se han colocado frente a las ventanas, potenciando los juegos de luz y reflejos, de masa y vac¨ªo. Se han creado adem¨¢s nuevos pedestales en yeso blanco y madera para sostener las piezas.

Est¨¢ previsto que Ecos dure seis meses, pero a¨²n no se sabe cu¨¢les ser¨¢n las siguientes exposiciones, ni en general las l¨ªneas b¨¢sicas del programa. La directora del renovado Chillida Leku, Mireia Massagu¨¦, llega al puesto tras haber estado al frente del barcelon¨¦s Gaud¨ª Exhibition Center. Y se ha dicho que aqu¨ª tambi¨¦n la agenda estar¨¢ marcada por los galeristas de Hauser & Wirth, que incluso estar¨ªan interesados en exponer en Hernani la obra de otros artistas que tambi¨¦n representan, pero ellos mismos han declarado que de momento no hay planes en ese sentido.

Massagu¨¦ quiere dejar clara la autonom¨ªa del centro: "Somos una entidad independiente para desarrollar nuestra actividad, aunque tengamos el apoyo de la familia Chillida y de la galer¨ªa, que por supuesto queremos aprovechar. Pero esto es un museo dedicado a un artista, y solo expondremos a otros en la medida en que tengan alguna relaci¨®n con la vida y la obra de Eduardo. Por otra parte, aunque es verdad que los pr¨¦stamos de obra para Ecos se han firmado por seis meses, la exposici¨®n podr¨ªa prorrogarse, ya que tiene vida m¨¢s all¨¢ de esas obras. En este tiempo iremos trabajando en programar lo que venga despu¨¦s. Sabemos que hay muchas expectativas, pero no tenemos prisa".

Laplace, que ya hab¨ªa realizado con anterioridad encargos para Hauser & Wirth, como sus recientes sedes en St. Moritz y Somerset, tambi¨¦n se declara independiente. Cuando le preguntamos si en esta ocasi¨®n ha trabajado a las ¨®rdenes de la galer¨ªa o de la familia Chillida (tambi¨¦n ha participado como arquitecto local Jon Essery Chillida, nieto del artista), ¨¦l responde tajante: "Yo no trabajo a las ¨®rdenes de nadie. Nunca. Ya me lo dijo mi madre de chico: vos sos libre y a ti nadie te da ¨®rdenes".

Y, aunque, matiza, sus principales interlocutores han sido Luis e Ignacio Chillida, dos de los hijos del escultor, finalmente Laplace descubre su as de la manga y deja claro que el ¨²nico jefe ha sido el propio Eduardo Chillida. Si antes de emprender el proyecto se consideraba un conocedor de la obra de Chillida, mientras trabajaba en ¨¦l descubri¨® que a¨²n ten¨ªa mucho que aprender: "?l era un artista de arquitectos, y el ADN de su obra est¨¢ ligado a la arquitectura", explica. "As¨ª que estoy seguro de que va a tener una gran influencia en mi trabajo futuro. He salido de aqu¨ª con mucha informaci¨®n en mi cabeza, y necesito volcarla de alguna manera".