El valor emocional de los olores en la infancia
Estos se quedan grabados en la memoria con el paso del tiempo y, sin embargo, no sucede lo mismo con otros sentidos como el gusto
Todas las ma?anas, en mi recorrido para ir a trabajar, paso delante de un colegio. Las ventanas de sus cocinas est¨¢n abiertas de par en par y escucho como el personal manipula ollas, cacerolas o sartenes. En este paseo, que transcurre en paralelo a la fachada de este edificio, lo m¨¢s llamativo es el olor que desprenden los alimentos, un aroma que impregna la calle y que, en ocasiones, me hace recordar algunas de las comidas que hac¨ªa mi madre cuando era ni?a. Hace algunos d¨ªas, el men¨² del d¨ªa era cocido¡ De inmediato vino a mi memoria cuando, siendo estudiante, llegaba a casa a la una tras finalizar la jornada de ma?ana y, antes de regresar de nuevo al ¡°cole¡± a las tres menos cuarto, echaba una partida de chapas con mi hermano en la terraza de mi casa. Un olor que recuper¨® en mi memoria unos momentos que sucedieron ya hace algunas d¨¦cadas y que formaron parte de la esencia de mi ni?ez.
Los olores asociados a la infancia quedan grabados en la memoria con el paso del tiempo y, sin embargo, no sucede lo mismo con otros sentidos como el gusto. S¨ª podemos recordar el olor del cocido de nuestras madres con nitidez pero no su sabor concreto, ni tampoco podemos diferenciar el tacto que ten¨ªa la manta con la que sol¨ªamos taparnos cuando ¨¦ramos peque?os.
Laura L¨®pez-Mascaraque, PhD Instituto Cajal-CSIC, explica que la mayor parte de lo que llamamos gusto, tiene que ver, en realidad, con el olfato ¡°nuestras papilas gustativas diferencian solo cinco sensaciones distintas de los sabores: dulce, salado, agrio, ¨¢cido y umami. El olor llega al cerebro por dos v¨ªas: una directa u ortonasal y la otra indirecta o retronasal. La v¨ªa ortonasal se da cuando inhalamos directamente a trav¨¦s de la nariz, mientras que al masticar se liberan mol¨¦culas que son bombeadas en la boca por movimientos de la lengua, la mandi?bula y la garganta hacia la cavidad nasal, donde se produce la llamada percepcio?n olfativa retronasal. De esta manera, gran parte de las sensaciones percibidas en alimentos y bebidas se deben al olfato. Se dice que un 80% del sabor es olfato. Por esto los sabores parecen borrarse cuando estamos resfriados¡±, explica la cient¨ªfica del CSIC.
Por qu¨¦ recuperamos de golpe el olor de determinados momentos o lugares guardados en nuestro almac¨¦n de la memoria. En opini¨®n de Aline Hombravella, psic¨®loga y colaboradora del equipo de Psico-salud, se debe a que nuestra memoria funciona por asociaci¨®n: ¡°la informaci¨®n sobre el espacio y el tiempo se integra en una zona del cerebro llamada n¨²cleo olfatorio anterior, responsable de conectar cada olor a su recuerdo espacio-temporal. Estos centros cerebrales implicados en el olfato tienen acceso a recuerdos que nos traen a la memoria personas, lugares o situaciones a partir de esas sensaciones olfativas¡±.
El olfato al igual que el gusto son sentidos qu¨ªmicos; el olfato puede detectar y discriminar miles de compuestos qu¨ªmicos en el ambiente e infinidad de olores. Este sentido es el ¨²nico que no viaja por la espina dorsal y se transmite directamente a nuestro cerebro. Ana Lucas, psic¨®loga de Psico-salud, aclara que ¡°el camino empieza en la nariz, en las c¨¦lulas receptoras del olfato cuando detectan los compuestos qu¨ªmicos del ambiente. Esta informaci¨®n pasa directamente a los bulbos olfatorios, detr¨¢s de la nariz. De ah¨ª se distribuye a diferentes partes del cerebro, sobre todo al sistema l¨ªmbico. La am¨ªgdala, un ¨®rgano del sistema l¨ªmbico, conecta ese aroma con una emoci¨®n y el hipocampo relaciona ese aroma con un recuerdo en la memoria. El sistema l¨ªmbico es una red de estructuras conectadas entre s¨ª, cerca de la parte media del cerebro. Estas estructuras, el hipocampo, la am¨ªgdala, el t¨¢lamo y el hipot¨¢lamo, trabajan en conjunto y tienen un efecto en un amplio rango de comportamientos que incluyen las emociones, la motivaci¨®n y la memoria¡± agrega la psic¨®loga.
¡°Hasta hace poco se dec¨ªa que los humanos ¨¦ramos capaces de detectar m¨¢s de diez mil olores distintos, pero recientemente se ha publicado que el olfato humano distingue un bill¨®n de olores¡±, afirma L¨®pez-Mascaraque. La investigadora cient¨ªfica del CSIC apunta que los recuerdos asociados a los olores no lo son tanto a hechos en s¨ª como a las emociones que pueden provocar. ¡°Desde que nacemos, crecemos rodeados en un entorno con determinados olores y aromas, de forma que cuando entras en un lugar en seguida lo reconoces, estimulando al mismo tiempo tus emociones y caus¨¢ndote una sensaci¨®n inmediata de bienestar o en otros casos de malestar. Podemos decir que el recuerdo de los olores var¨ªa de persona a persona y adem¨¢s est¨¢ condicionado por aspectos culturales, emocionales y gen¨¦ticos¡±, se?ala L¨®pez-Mascaraque.
Afirman los expertos que los olores percibidos durante la infancia pueden provocar reacciones positivas o adversas. Laura L¨®pez-Mascaraque comenta que ¡°durante la infancia vivimos la vida de una forma mucho m¨¢s emocional y eso contribuye a grabar con m¨¢s fuerza los recuerdos, las sensaciones, los olores o los sabores. A medida que crecemos y dominamos con m¨¢s seguridad nuestro entorno el nivel de emocionalidad va decayendo y, por tanto, tambi¨¦n decae nuestra capacidad para grabar situaciones en nuestra memoria. Pero basta una descarga emocional fuerte para que recuperemos de golpe cualquier situaci¨®n¡±.
Las emociones son el mejor guardi¨¢n de los momentos que vivimos a lo largo de nuestra vida y un alto porcentaje de ellos vuelven a nuestro recuerdo a trav¨¦s de los olores. Una circunstancia que a veces utilizan los psic¨®logos para ayudar a personas a superar sus traumas. Ana Lucas apunta que ¡°si pudi¨¦ramos trabajar con los olores que est¨¢n unidos a esos recuerdos, avanzar¨ªamos mucho m¨¢s r¨¢pido y m¨¢s profundamente para transportarnos a una situaci¨®n. Ser¨ªa una herramienta muy potente para acompa?ar a nuestros pacientes en el reconocimiento del origen de muchas dificultades, para configurar espacios seguros que les produzcan una sensaci¨®n agradable o para ayudarles a reprocesar situaciones dif¨ªciles de su pasado¡±.
El olfato, como el resto de los sentidos, se va perdiendo con la edad, pero independientemente de esa circunstancia, explican los expertos, se recuerdan mejor aquellas cosas, agradables o desagradables, que est¨¢n relacionadas con el mundo de las emociones. Laura L¨®pez-Mascaraque a?ade que una de las cosas fascinantes sobre el olfato es que algunas de sus efectos en nuestro comportamiento son inconscientes y podr¨ªamos decir que el olfato est¨¢ relacionado con respuestas instintivas. De este modo, ¡°los recuerdos negativos podr¨ªamos decir que funcionan como alarmas advirti¨¦ndonos sobre el riesgo que podemos correr al repetir un comportamiento. En general, sin darnos cuenta los olores, ma?s que ningu?n otro tipo de informacio?n, condicionan nuestras decisiones no solo a trave?s del olor en s¨ª, sino tambi¨¦n de nuestra cultura, nuestra informacio?n y la experiencia que vivimos a lo largo de nuestra vida. Excepto en aquellas personas que sufren enfermedades relacionadas con la olfacci¨®n¡±, concluye L¨®pez-Mascaraque.
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