¡°Nuestra historia lo merece¡±

Lunes por la tarde. Muchos franceses y residentes como yo esper¨¢bamos con gran inter¨¦s la alocuci¨®n del presidente Macron anunciando las conclusiones del gran debate nacional que se ha desarrollado en el pa¨ªs en las ¨²ltimas semanas tras la crisis de los chalecos amarillos. De repente, la noticia de que la catedral de Notre Dame est¨¢ en llamas acapara portadas digitales y televisiones. R¨¢pidamente, las im¨¢genes del templo g¨®tico ardiendo, sobrecogedoras, irreales, dan la vuelta al mundo. En una situaci¨®n in¨¦dita, Macron decide posponer su esperado discurso. Sobre las once y media de la noche, cuando el incendio parece controlado y el da?o, inestimable; se dirige a los medios de comunicaci¨®n al pie del templo: ¡°Nuestra historia est¨¢ en llamas¡­ pero esta catedral la reconstruiremos todos juntos, es lo que nuestra historia merece¡±.

Ante un s¨ªmbolo milenario amenazado de muerte, la pol¨ªtica puede esperar. Lo sucedido muestra la conciencia colectiva instant¨¢nea de que un fragmento ¨²nico del pasado desaparece, frente a lo cual el presente se torna banal. ¡°Es el lugar donde hemos vivido epidemias, guerras, liberaciones¡±, expresaba Macron. ¡°Ateos o creyentes, Notre Dame es nuestra catedral com¨²n¡±, reaccionaba M¨¦lenchon, l¨ªder de la Francia Insumisa. En el relato de la naci¨®n francesa, incluyendo la Francia revolucionaria, Notre Dame no deja de ocupar un lugar privilegiado. El inicio de su reconstrucci¨®n servir¨¢ quiz¨¢ a Macron para aglutinar de nuevo, y, al menos moment¨¢neamente, a la sociedad francesa. La pol¨ªtica no tarda en apropiarse de la historia.

En nuestra campa?a electoral, la historia de la naci¨®n espa?ola toma un lugar sin precedentes. Si el Partido Popular abre su programa electoral apelando ¡°al fortalecimiento de la Naci¨®n¡± a trav¨¦s de 17 medidas, Vox incluye, entre sus primeras diez, ¡°un Plan integral para el conocimiento, difusi¨®n y protecci¨®n de la identidad nacional y de la aportaci¨®n de Espa?a a la civilizaci¨®n y a la historia universal, con especial atenci¨®n a las gestas y haza?as de nuestros h¨¦roes nacionales¡±. Historia y pol¨ªtica se mezclan, asimismo, en las reacciones de los partidos a la carta de AMLO, proponiendo una revisi¨®n cr¨ªtica conjunta de la Conquista, hace unas semanas.

A nadie se le escapa que en Espa?a carecemos de una Notre Dame, esto es, un s¨ªmbolo milenario que suscite una adhesi¨®n social y pol¨ªtica un¨¢nime. Esta ausencia no viene dada. Es el resultado de la dificultad de la sociedad y sus instituciones pol¨ªticas para construir un relato de pa¨ªs con el que el conjunto de ciudadanos pueda identificarse. No se trata de edificar un relato sin fisuras ¡ªel de la naci¨®n francesa las tiene¡ª pero s¨ª uno que parta del reconocimiento de la pluralidad de historias y herencias que hacen Espa?a. La derecha no puede monopolizar esta tarea. La izquierda tiene mucho inter¨¦s en convencer a la derecha de que un pa¨ªs asentado sobre un pasado plural es m¨¢s fuerte que uno sostenido en un ¨²nico linaje.