Notre Dame, herida
Como en sus ¨¦pocas de mayor poder, y por desgracia atendiendo a un guion tr¨¢gico, Par¨ªs fue de nuevo el 15 de abril el mundo entero
El incendio de la catedral de Notre Dame, en la tarde del pasado d¨ªa 15, no solo conmocion¨® a Par¨ªs y a Francia, sino al mundo entero. No hubo que lamentar v¨ªctimas humanas, pero que aquellas piedras pudieran quedar definitivamente destruidas por el fuego tuvo en vilo a cuantos sent¨ªan que lo que estaba ocurriendo en ese momento en la capital francesa ten¨ªa tambi¨¦n que ver con algo muy personal. Estaba ardiendo una catedral, pero para muchos algo se quemaba en su propio interior: en su manera de ver las cosas y de entender el mundo. Sobran los t¨ªtulos y las cifras, formar parte del patrimonio mundial de la Unesco y contabilizar unos 13 millones de visitas anuales. Nadie de los que observaban lo que ocurr¨ªa pudo mantenerse indiferente a la ca¨ªda de la aguja que se construy¨® en el siglo XIX de la mano de Viollet-le-Duc, y todos padecieron la misma sensaci¨®n de rabiosa impotencia cuando las mangueras de agua no consegu¨ªan detener la pesadilla. Los bomberos, que actuaron con celeridad, consiguieron el ¨²nico objetivo posible frente a las llamas devastadoras: conservar las dos torres y la estructura, y salvar del interior cuanto pudo salvarse. Tiempo habr¨¢ de hacer balance.
Notre Dame surgi¨® de un proyecto del obispo De Sully, que en 1160 entendi¨® que deb¨ªa levantarse en Par¨ªs una catedral que diera calor a los creyentes en la fe cat¨®lica. Luis VII puso la primera piedra en 1163 y se construy¨® entre los siglos XII y XIV, aunque volvi¨® a retocarse en el XIX. Desde sus inicios el monumento ha estado vinculado a los grandes episodios de la historia francesa y, de una u otra manera, en su interior se han reflejado las grandes convulsiones que han marcado a Europa: el fuerte componente cat¨®lico de la Edad Media, la Revoluci¨®n que acab¨® con el Antiguo R¨¦gimen, el imperio napole¨®nico que pretendi¨® unir al continente, los sucesivos desgarros decimon¨®nicos y su incorporaci¨®n a la literatura universal a trav¨¦s de Victor Hugo, el fin de la ocupaci¨®n nazi, su conversi¨®n en s¨ªmbolo del esplendor de la cultura occidental en la actual sociedad de masas. Los c¨¢nticos con que centenares de personas acompa?aron la larga batalla de los bomberos contra el fuego tuvieron algo de plegaria que trascend¨ªa credos y religiones. Era la expresi¨®n de la fragilidad humana que contempla cu¨¢n delicada es la consistencia de sus proyectos m¨¢s elevados.
La movilizaci¨®n ciudadana, sobre todo francesa pero tambi¨¦n de otros muchos lugares, para reunir fondos y enfrentarse a la reconstrucci¨®n de la catedral se puso inmediatamente en marcha. Y el presidente, Emmanuel Macron, ha prometido involucrarse al m¨¢ximo para recuperar un monumento que, tal como se revel¨®, forma parte de todos. Como en sus ¨¦pocas de mayor poder, y por desgracia atendiendo a un guion tr¨¢gico, Par¨ªs fue de nuevo el 15 de abril el mundo entero.
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