Vivir en un mundo donde algunos hombres creen suyas a las mujeres

Tengo un nudo que me llega m¨¢s all¨¢ de la garganta. Va hasta el mismo coraz¨®n. Ese nudo se coloc¨® despu¨¦s de ver Jaur¨ªa hace un par de semanas, en el Teatro Pav¨®n Kamikaze, una obra sobre el caso de La Manada dirigida por Miguel del Arco. Este domingo fue su ¨²ltima funci¨®n. Esa trabaz¨®n que duele porque rescata la empat¨ªa por un sufrimiento que se produce demasiadas veces todav¨ªa dura. Tantas veces como cada una de las violaciones o agresiones sexuales a las que somos sometidas las mujeres por una sola raz¨®n: la de vivir en un mundo donde algunos hombres nos creen suyas.

Suyas porque s¨ª. Porque esos hombres creen que lo valen todo y nosotras nada. Somos ceros callados a la izquierda. En ese pertenecerles ya no les sirve someternos al miedo y meternos sus miembros por boca, vagina o ano en la soledad del que manda, como ocurri¨® en el caso de Pamplona. Tambi¨¦n necesitan demostrar su hombr¨ªa en grupo. La uni¨®n (machista) hace la fuerza y violar en manada les suma puntos para mantener su estatus. ?Ese s¨ª que es un chiringuito y no el de las feministas!

Verse los unos reflejados en el espejo de los otros con violencia sexual de por medio les hace creerse hombres, o m¨¢s hombres. Es una cuesti¨®n de poder, porque como bien explica Miguel Lorente, ¡°la violencia sexual satisface necesidades no sexuales¡±. La cultura machista les hace creer que con la violencia que rompe y traspasa a las mujeres refuerzan su ego. Un ego que tambi¨¦n se conjuga en plural. ¡°Porque para ser hombre necesitan que otros hombres le reconozcan como tal. No se es hombre por tener un cromosoma y o por tener testosterona en las venas. Se es hombre porque otros hombres te reconocen como tal. Por eso nos retamos tanto y tan frecuentemente los hombres y repetimos aquello de ?si eres hombre d¨ªmelo a la cara! ?Si eres hombre ven aqu¨ª! ?Si eres hombre sal a la calle! o ¨²ltimamente como dicen ciertos pol¨ªticos ?si eres hombre mantenme la mirada! Por ah¨ª va toda la violencia sexual¡±, a?ade Lorente, m¨¦dico forense experto en violencia de g¨¦nero.?

El terrorismo machista se retroalimenta del refuerzo individual con el reconocimiento grupal. Por eso, como incide Lorente, ¡°ahora la violencia sexual consumida en grupo se acompa?a de v¨ªdeos que se reproducen en redes sociales para ampliar el mensaje de lo que es ser hombre y ser reconocido como hombre¡±. Y en ese yoismo machista la violencia sexual act¨²a como detonante.

Obtener sexo es el instrumento para conseguir algo mucho m¨¢s importante. No importa tanto el placer sexual como el hecho de lo que se logra con ello: m¨¢s poder. Un poder que agrede sexualmente. Como detecta la Agencia de Derechos fundamentales de la Uni¨®n Europea, lo hace a un 11% de las mujeres de esta zona geogr¨¢fica. En cifras, que son vidas, significa que 20 millones de mujeres han pasado por esta experiencia.

Y as¨ª, mill¨®n por aqu¨ª y mill¨®n por all¨¢, la cultura de la violaci¨®n se hace cada vez m¨¢s fuerte. Los hombres que violan lo hacen en las calles, en los hogares, en los prost¨ªbulos, en los puestos de trabajo. Es la ley del m¨¢s fuerte que adem¨¢s coge impulso cada vez que quienes deber¨ªan defender a las v¨ªctimas, dudan de su palabra y se ponen de parte del victimario. Se convierten a veces en otra jaur¨ªa, manada, con togas y con pu?etas, revictimizando por segunda vez con sus sentencias y con concesiones de libertad. ¡°No es que la justicia tenga g¨¦nero. Es que tiene genitales¡±, como esgrime el exdelegado de gobierno para la Violencia de G¨¦nero.

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'Jaur¨ªa', como a una pura cosa

Hombres que, vestidos de negro, no usan portales sino estrados para fallar a las mujeres. Eso genera en ocasiones la? idea de que violar sale gratis. Y esa gratuidad es la que muchos hombres comparten en las calles, en los hogares o en los prost¨ªbulos para seguir haciendo gala de su poder. Para esos hombres, somos una ganga. Tal vez por eso no sea extra?o que el 32% de los universitarios estadounidenses declaren sin verg¨¹enza alguna que estar¨ªan dispuestos a violar a una compa?era si tuvieran la certeza de no ser descubiertos o que, seg¨²n el ¨²ltimo Bar¨®metro del CIS (julio 2017) sobre violencia sexual, el 20% de los espa?oles justifiquen la violencia sexual con argumentos tan categ¨®ricamente machistas como la conducta o la ropa de la mujer, si hab¨ªa tomado copas o si hab¨ªa flirteado con el agresor.

¡°Si entendemos que el machismo no es conducta, es cultura, entenderemos como ese espacio de normalidad, de impunidad y de silencio siempre juega a favor de los agresores y en contra de la v¨ªctima y por lo tanto se trata de cambiar esa cultura¡±, remarca Lorente. Mientras todo siga igual, mientras exista el patriarcado, violarnos ser¨¢ un pasatiempo para algunos de esos hombres. Solo nosotras pagamos el precio por ello.