Serge Lutens: ¡°Los mejores perfumes usan los peores olores¡±
Serge Lutens, el gran perfumero cuya concepci¨®n de la belleza remite a la poes¨ªa te?ida de vida, abre las puertas de su fant¨¢stica propiedad en Marruecos. Una casa tan enigm¨¢tica y vasta como su universo creativo.
HAY QUE SORTEAR un tr¨¢fico variado en el recorrido que conduce hasta la casa del legendario perfumero Serge Lutens (Lille, 1942). Por las angostas calles de la medina de Marrakech se entrecruzan coches, burros, motos, carromatos, paseantes y vendedores ambulantes. Aunque lo cierto es que esta maison no es estrictamente su casa porque no vive aqu¨ª, ni Lutens es simplemente un perfumero, este camino quiz¨¢ pueda servir de met¨¢fora para ilustrar los encuentros y giros que han sembrado la trayectoria del visionario esteta franc¨¦s. Por los meandros de su carrera se han cruzado distintas disciplinas como el maquillaje, la fotograf¨ªa o el cine, en Par¨ªs, Marruecos y Jap¨®n. Arranc¨® en un sal¨®n de belleza de Lille cuando era adolescente y fue director creativo del grupo Shiseido tras su paso por Dior y por Vogue, donde colabor¨® con Irving Penn y Avedon. Lutens habla de estos saltos casi como de accidentes casuales, pero detr¨¢s hay una constante y muy personal fijaci¨®n por la belleza, la poes¨ªa y el trabajo.
El exquisito monsieur, menudo e impecablemente vestido de negro con la blazer metida dentro del pantal¨®n y elegante bast¨®n, siempre ha preferido mantenerse a contraluz. ¡°Soy de sombras. No me gusta estar a plena luz¡±, dice sentado en uno de los patios de su espl¨¦ndida y desconcertante casa, con un tono c¨®mplice y ambiguo. Representante de una ¨¦poca en la que la belleza se alejaba de prototipos y de la ¡°emulaci¨®n¡±, la elegancia de Lutens tiene que ver con una verdad perfumada de vida.
Hay algo huidizo en su conversaci¨®n, enreda con cuidado las palabras para hablar de contrarios y equilibrios. ¡°El olfato es el sentido de la estimaci¨®n. Lo que nos gusta y lo que no est¨¢n en un mismo orden, no hay buen ni mal gusto porque tiene que ver con los recuerdos fijados, y eso es algo que en gran medida desconocemos¡±, explica. Su infancia transcurri¨® en una familia de acogida como hijo ileg¨ªtimo. ¡°No nac¨ª en el lujo ni ten¨ªa ninguna afinidad con el mundo del perfume, nadie lo usaba cuando yo era peque?o, pero seguramente eso sirvi¨® para prepararme¡±.
Lutens seduce y desmitifica. Cuando habla de su proceso creativo no hay cuentos de hadas, sino una verdad crudamente po¨¦tica que trata de volver luminoso lo oscuro. ¡°Los mejores perfumes usan los peores olores¡±. Ante el desaf¨ªo, el perfumero se crece. ¡°En la complejidad de lo fuerte y desagradable est¨¢ la mezcla¡±.
La sensaci¨®n al traspasar el umbral de la imponente propiedad ¡ª?que lleva remodelando y ampliando desde los a?os setenta y hoy ocupa casi una hect¨¢rea¡ª es la de haber llegado a un oasis. Es un espacio on¨ªrico pero palpable, la materializaci¨®n delicada de un universo est¨¦tico enigm¨¢tico como sus perfumes. ¡°Esta casa est¨¢ vac¨ªa. No s¨¦ por qu¨¦ existe, pero es la encarnaci¨®n de mi vac¨ªo y de mi espera, una espera que no pretende ser colmada¡±, afirma con media sonrisa. En el amplio zagu¨¢n, unos artesanos aplican una capa de pintura a las paredes de mosaico y yeso cuyo tono ocre hace pensar en muros de cuero. En el ¨²ltimo par de a?os Lutens ha empezado a abrir su maison a contadas visitas. ¡°Nunca antes hubiera dejado que alguien entrara con los artesanos trabajando. Es como recibir en camiseta, no es mi estilo¡±, dice.
El principio de esta fantas¨ªa arquitect¨®nica fue una madrasa que compr¨® en los setenta. Hoy se suceden los arcos, los patios con fuentes, las salas alargadas como vagones de tren, las estancias peque?as con artesonados. Los muros van creando un juego de espejos y perspectivas, donde las referencias no se ocultan y se transforman en algo nuevo. De la oscuridad se pasa a los brillantes patios, unos desnudos, otros llenos de vegetaci¨®n. Hay algo de Alhambra te?ida de color oscuro, y tambi¨¦n sutiles gui?os a la nitidez japonesa. Lutens habla con desd¨¦n del orientalismo franc¨¦s, su casa no tiene nada de pastiche. En Marrakech trat¨® a Saint Laurent, y tambi¨¦n conoci¨® a Juan Goytisolo (¡°un inmenso escritor¡±), pr¨®ximo a su admirado Jean Genet.
¡°Lo que hago es algo totalmente subjetivo, cuento mi historia¡±
Otra ala de la casa es de inspiraci¨®n d¨¦co; la zona m¨¢s dom¨¦stica (si en lo dom¨¦stico tuviera cabida en esta fantas¨ªa que incluye una ba?era cuadrada y negra excavada en el suelo). La est¨¦tica modernista concuerda con los frascos de sus perfumes y con su m¨ªtica tienda en el Palais-Royal de Par¨ªs. Lutens no piensa en esta casa como un secreto ni un escaparate. ¡°Es una obsesi¨®n¡±, dice enarcando las cejas. Aqu¨ª empiezan todos sus olores, porque fue en Marrakech donde imagin¨® que un d¨ªa har¨ªa un perfume y porque aqu¨ª est¨¢ su laboratorio privado.
En 1968 hac¨ªa un a?o que hab¨ªa empezado a trabajar en Dior (¡°una empresa muy francesa con los defectos franceses de esnobismo y pretensi¨®n que son francamente irritantes¡±). Un paseo por el puerto de Marsella le condujo hasta un barco que part¨ªa al d¨ªa siguiente para Marruecos. ¡°En principio iban a ser 10 d¨ªas y al final fueron tres meses¡±, recuerda. ¡°Ah¨ª empez¨® mi historia con el perfume; no es que lo descubriera, sino que sent¨ª algo, regres¨® el gusto¡±. El intenso olor a cedro de una carpinter¨ªa en la medina fue la clave. ¡°Es un olor fresco, c¨¢lido, suave y animal, est¨¢ todo lo que me gusta. Pens¨¦ que alg¨²n d¨ªa har¨ªa un perfume as¨ª, un poco como un ni?o que dice que ser¨¢ conductor de tranv¨ªa¡±. Su flechazo con Marrakech qued¨® entonces sellado, pero a¨²n tard¨® m¨¢s de 10 a?os en crear su primera fragancia, y en esto fue fundamental Jap¨®n, su otro polo de atracci¨®n est¨¦tica y vital.
La m¨ªtica modelo Sayoko Yamaguchi (musa de la colecci¨®n de Kenzo en 2018) fue quien le puso en contacto con la firma de cosm¨¦tica Shiseido, donde Lutens volc¨® su talento creativo durante 20 a?os. Para ellos empez¨® a hacer los perfumes, siendo el primero el revolucionario Nombre Noir, hoy fuera de circulaci¨®n. En el a?o 2000 Lutens lanz¨® su propia marca dentro del mismo grupo, reuniendo los perfumes ya creados en varias l¨ªneas que sigue ampliando. L¡¯Innominable es uno de los nuevos en el exquisito repertorio de Lutens que encuentra en el contenido de sus frascos-joya una poderosa herramienta narrativa. ¡°Un perfume objetivamente es un l¨ªquido que huele bien, y lo que yo hago es algo totalmente subjetivo: cuento mi historia a trav¨¦s suyo, y es una historia que llega a los dem¨¢s porque si no, no tendr¨ªa sentido¡±. La elipsis o la met¨¢fora no est¨¢n lejos de su caja de herramientas. ¡°El perfume es eso, es ese momento, ese juego que catapulta un sentido, algo que no est¨¢ maduro para ser puesto en palabras, una fase previa a lo verbal¡±. A pesar de todo, Lutens recurre a una cita de Gide para la despedida: ¡°Natanael, yo te ense?ar¨¦ el fervor¡¯. ?Qu¨¦ mejor escuela que el fervor y qu¨¦ mejor maestro que Andr¨¦ Gide?".
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