Melinda: la roca de la filantrop¨ªa y del matrimonio Gates
La esposa del magnate habla de su vida en familia al cumplir 25 a?os con uno de los hombres m¨¢s poderosos del mundo
Bill Gates, el empresario tecnol¨®gico segundo hombre m¨¢s rico del mundo, no se encuentra solo ante la tarea de mejorar el mundo a trav¨¦s de su fundaci¨®n. A su lado ¡ªque no detr¨¢s de ¨¦l¡ª est¨¢ Melinda Gates, con la que comparte objetivos, vida y familia desde hace ahora un cuarto de siglo. Una figura quiz¨¢ m¨¢s desconocida, la de Melinda, pero cuyo discurso inclusivo, feminista y claramente antiTrump genera gran inter¨¦s
Bill, de 63 a?os, y Melinda, de 54, tienen tres hijos en com¨²n (Jennifer, de 22 a?os; Rory, de 19; y Phoebe, de 16) y han pasado 25 a?os juntos. Esas son algunas de las cifras que marcan sus vidas, pero las hay m¨¢s mareantes: amasan una fortuna de 86.200 millones de euros, lo que les ha hecho ser durante 12 a?os los m¨¢s ricos del planeta. A lo largo de su vida, han donado 36.000 millones de d¨®lares en acciones a la Gates Foundation. La familia vive en una mansi¨®n en Seattle (al noroeste de Estados Unidos) con 24 ba?os y un gimnasio de 230 metros cuadrados.
Pero los n¨²meros no lo son todo. Melinda viene de un entorno normal. Nacida en Texas, de padre ingeniero y madre ama de casa, trabaj¨® desde muy joven para ayudar en casa y contribuir a pagar sus estudios. Por eso, quiz¨¢, no le ha bastado con una gran fortuna, un pu?ado de lujos y una retirada a pronta edad para cumplir sus expectativas vitales. Un viaje a ?frica poco antes de casarse con Bill les abri¨® los ojos para descubrir lo que era la desigualdad y ver que hab¨ªa que invertir en todo lo que han invertido. Pero, ?c¨®mo se sobrelleva vivir en una casa con cine privado un d¨ªa y estar al siguiente ayudando a mujeres a sacar agua sucia de un pozo en un poblado africano? Melinda Gates trata de tom¨¢rselo con filosof¨ªa, meditaci¨®n y alguna que otra l¨¢grima.
Ella misma cont¨® en una reciente entrevista con el diario brit¨¢nico The Times que son lecciones que se aprenden. ¡°El mejor modo de llevarlo es vivir la vida familiar que te gustar¨ªa¡±, explic¨®. Sin concesiones absurdas. Sus tres hijos tampoco le dan cancha en ese aspecto. ¡°Si dices algo un poco fuera de tono o escribes un buen discurso y llegas a casa un poco hinchada, te van a llamar la atenci¨®n a la hora de cenar. No creen que seas tan estupenda¡±, asegur¨®.
La educaci¨®n de sus hijos
Criar a sus chicos as¨ª no ha sido f¨¢cil. Ha tenido que luchar contra ella misma (¡°He trabajado mi perfeccionismo. Ahora lo dejo correr. S¨¦ que no soy perfecta. Ni siquiera me acerco. Tengo d¨ªas buenos, d¨ªas malos y no pasa nada¡±), pero tambi¨¦n contra los fantasmas de su marido. ?l no ten¨ªa claro si casarse con ella, pero no por su relaci¨®n, sino por ser capaz de ¡°lograr el equilibrio entre trabajo y vida familiar¡±. Parece que lo han logrado.
Han educado a sus hijos en la igualdad, la uni¨®n familiar, la desconexi¨®n ¡ª los m¨®viles, apagados a partir de cierta hora de la noche¡ª y una herencia de apenas 10 millones de d¨®lares. Han decidido exponerlos lo justo ante el ojo p¨²blico. Hay pocas fotos de los cinco juntos y los escolarizaron bajo el apellido de soltera de su madre, French. ¡°Sueles darte cuenta pronto de c¨®mo es la gente. Les he ense?ado a tener un radar r¨¢pido para saber quien les quiere por s¨ª mismos y quien est¨¢ interesado en ver su casa, conocer a su padre¡¡±, asegur¨®.
Melinda Gates se vio sola con el nacimiento de su hija mayor. Invisible. Lo cuenta en su reciente libro (No hay vuelta atr¨¢s: el poder de las mujeres para cambiar el mundo, Editorial Conecta). Pese a que reconoce que convivir con su marido es f¨¢cil, tambi¨¦n adapt¨® sus din¨¢micas en pos de la igualdad. Por ejemplo, cansada de ir y venir al colegio de su hija Jennifer y tardar 45 minutos en el trayecto, le pidi¨® a ¨¦l que se encargara un par de veces por semana. Entonces, notaron que cada vez m¨¢s padres se responsabilizaban de esa tarea. Ella pregunt¨® a una madre, que respondi¨®: ¡°Cuando le vimos conduciendo, les dijimos a nuestros maridos: ¡®Bill Gates est¨¢ llevando a su hija al colegio, t¨² tambi¨¦n puedes¡±.
No hay como el ejemplo, m¨¢s si viene del poderoso. Por eso habla sin tapujos en libros y entrevistas de repartir la riqueza, de empoderar a la mujer o del da?o que est¨¢ haciendo Donald Trump. Ella, que lleva 25 a?os trabajando con dem¨®cratas y republicanos, se dice ¡°terriblemente decepcionada con esta Administraci¨®n¡±. ¡°Buena parte de los servicios de contraconcepci¨®n que existen en EE UU han sido desmantelados¡±, cuenta a The Times. ¡°Es incre¨ªble¡±.
En una ¨¦poca en la que los magnates tecnol¨®gicos se han convertido en las nuevas estrellas cuando se codean con actores, cantantes y pol¨ªticos en las fiestas de Hollywood, y sus divorcios llenan las p¨¢ginas de los tabloides, Melinda Gates y su familia est¨¢n en un lugar muy distinto de todo ese ruido. ¡°Hemos llegado a un punto de nuestra vida en el que Bill y yo podemos re¨ªrnos de las mismas cosas. Y cr¨¦eme, hubo d¨ªas muy duros en nuestro matrimonio en los que te planteabas: ¡®?Podremos con esto?¡±.
El viaje a Tanzania que cambi¨® su vida
Melinda Gates ha relatado que su primer viaje a ?frica cambi¨® su modo de entender el mundo y les dio un objetivo. Era 1993, los prometidos contaban 29 a?os y visitaron Tanzania. "Fuimos de vacaciones para ver animales, pero tuvimos nuestro primer encuentro con la pobreza extrema y nos impact¨®", escribi¨® Bill en su blog. Tras aquella experiencia, comenzaron a interesarse por la desigualdad y leyeron varios art¨ªculos que hablaban de c¨®mo enfermedades erradicadas hac¨ªa tiempo en Estados Unidos mataban ni?os en el continente. El a?o siguiente crearon su fundaci¨®n con el nombre del padre de Gates y en 2000 la rebautizaron con los suyos. Los tres hijos del matrimonio fueron conscientes pronto de que no heredar¨ªan el dinero de sus padres, sino que un buen pellizco ir¨ªa a la organizaci¨®n, cuyos pilares son el desarrollo sostenible, la salud global y la igualdad de g¨¦nero. Los tres han acompa?ado a sus padres en alg¨²n viaje. En junio de 2006 Bill Gates anunciaba que daba un paso atr¨¢s en su compa?¨ªa para centrarse en su faceta filantr¨®pica. Es el mayor donante privado del mundo.
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