La pol¨ªtica de ¡®El Gatopardo¡¯
Los pol¨ªticos tienen el deber de mejorar la vida de sus ciudadanos
Pocas obras maestras de la literatura han tenido un viaje tan extra?o como El gatopardo. Su autor, Giuseppe Tomasi di Lampedusa, se inspir¨® en su abuelo para escribir la ¨²nica novela de su vida, que relata la historia de un pr¨ªncipe, don Fabrizio, durante el desembarco de Garibaldi en Sicilia, el primer gran movimiento hacia la unidad de Italia. El libro fue rechazado por dos grandes editoriales y su autor muri¨® antes de saber que Giorgio Bassani, gran escritor y editor de Feltrinelli, se hab¨ªa quedado deslumbrado. Su ¨¦xito fue fulminante y sigue siendo una de las novelas italianas m¨¢s le¨ªdas y veneradas de todos los tiempos. Anagrama acaba de sacar una nueva y cuidada edici¨®n, en una precisa traducci¨®n de Ricardo Pochtar.
El gatopardo es recordado sobre todo por una frase, ¡°si queremos que todo siga igual, es necesario que todo cambie¡±, que no pronuncia el pr¨ªncipe, sino su sobrino Tancredi cuando se dispone a unirse a Garibaldi. Sin embargo, es menos conocido un pasaje maravilloso en el que Chevalley de Monterzuolo, enviado del Gobierno de Tur¨ªn, le ofrece al pr¨ªncipe un cargo de senador honor¨ªfico en el Estado que se estaba construyendo en esos momentos. Fabrizio renuncia argumentando que las cosas no pueden cambiar en Sicilia. ¡°El sue?o es lo que m¨¢s desean los sicilianos y siempre odiar¨¢n al que pretenda despertarlos, aunque sea para traerles mejores regalos¡±, explica. ¡°En Sicilia no importa obrar mal o bien: el pecado que los sicilianos jam¨¢s perdonaremos es sencillamente el de obrar. Somos viejos, Chevalley, viej¨ªsimos¡±.
El enviado, en cambio, argumenta pidi¨¦ndole que sea consciente de su deber para colaborar en aliviar las penas de los sicilianos: ¡°Escuche su conciencia, no las verdades que solo el orgullo le ha dictado¡±. La idea de aquel funcionario de que los pol¨ªticos tienen el deber de mejorar la vida de sus ciudadanos, de sacarles de sus enso?aciones si es necesario, de luchar por sus derechos por encima de cualquier otra cosa es uno de los pilares de la libertad. Una democracia se basa en sus instituciones, en la separaci¨®n de poderes, en que si alguien llama de madrugada a una casa sea el repartidor de Amazon, pero tambi¨¦n en unos l¨ªderes pol¨ªticos que luchen por el bien com¨²n, esto es, por el bien de los ciudadanos por encima de todo.
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