Jornada de deliberaci¨®n
Se trata de que en este d¨ªa intercambiemos pareceres sobre las candidaturas en un espacio ajeno a la propaganda y a cualquier golpe de efecto medi¨¢tico de los partidos
Unas cuantas decenas de pa¨ªses en el mundo aplican alguna forma de silencio o veda en las campa?as electorales. Durante este apag¨®n electoral no se pueden publicar encuestas y/o los partidos no pueden pedir el voto. La no publicaci¨®n de encuestas suele abarcar varios de los d¨ªas previos a la jornada electoral (hasta 15 en Italia). El veto a los partidos a hacer campa?a afecta, normalmente, al mismo d¨ªa de las elecciones y, en algunos casos como el nuestro, tambi¨¦n a la jornada anterior a los comicios. En algunos lugares, este silencio est¨¢ regulado por ley; en otros, forma parte de un pacto de buena fe entre los partidos.
En Espa?a, se critica cada vez m¨¢s la existencia de la llamada jornada de reflexi¨®n, argumentando que es una r¨¦mora del pasado que se inspira en un concepto lit¨²rgico-religioso, infantiliza al electorado y carece de sentido en la ¨¦poca digital y de las redes sociales. Al mismo tiempo, ya sea por inercia o por alguna suerte de c¨¢lculo electoral de los partidos, tanto la prohibici¨®n de publicar encuestas durante la ¨²ltima semana de campa?a como la de pedir el voto la v¨ªspera de las elecciones, siguen en pie. Ante esta tesitura quiz¨¢, m¨¢s que una jornada para reflexionar individualmente, en silencio, sobre qu¨¦ votar, deber¨ªamos concebir la jornada de reflexi¨®n como una de deliberaci¨®n colectiva en la intimidad. Utilizando un s¨ªmil acad¨¦mico, pensemos en los candidatos a un t¨ªtulo doctoral que, tras exponer y defender sus tesis frente a un jurado de acad¨¦micos, deben abandonar la sala para que este pueda deliberar a puerta cerrada antes de emitir su veredicto. Aqu¨ª, los candidatos de los partidos, tras presentar sus programas y tratar de convencer a la ciudadan¨ªa de su solvencia, se retiran y la ciudadan¨ªa, en sus c¨ªrculos m¨¢s cercanos ¡ªfamilia, amigos, compa?eros¡ª discute y contrasta las ventajas y desventajas de unos y otros candidatos y sus propuestas, tras lo cual, cada uno tomar¨¢, individualmente, su decisi¨®n.
Es importante no confundir la deliberaci¨®n con la expresi¨®n p¨²blica de un veredicto. Uno de los principios de la democracia representativa es el secreto del voto, al igual que hay jurados cuyos miembros votan en secreto. Frente al concepto de reflexi¨®n, que sugiere una actividad m¨¢s bien introspectiva, asociada al examen interno y la pr¨¢ctica religiosa; consideremos el de deliberaci¨®n que puede encajar mejor tanto con el ethos como la praxis democr¨¢tica. En esta jornada, no se trata, ni de encerrarnos a decidir nuestro voto en soledad, ni de compartir nuestro voto con los dem¨¢s, si no queremos; sino de intercambiar pareceres sobre las diferentes candidaturas en un espacio ajeno a la propaganda y a cualquier golpe de efecto medi¨¢tico de los partidos. Al fin y al cabo, las consecuencias de uno u otro resultado electoral las tendremos que vivir los ciudadanos de a pie acompa?ados de nuestras familias, amigos, vecinos y colegas.
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