Los caminos de la legislatura
La pregunta clave hoy para el pa¨ªs es c¨®mo y hacia d¨®nde gobernar¨¢ S¨¢nchez si logra revalidar su posici¨®n
Tras pasarnos un d¨ªa cont¨¢ndonos las cabezas, es el momento de hacer lo propio con los esca?os. Los pact¨®metros echan humo tratando de resolver el puzzle de c¨®mo lograr¨¢ S¨¢nchez asegurar su permanencia en la Moncloa. Pero, como ¨¦l mismo pudo comprobar en los meses anteriores, de poco sirve la presidencia si uno no puede ejercerla plenamente. As¨ª que la pregunta clave para el pa¨ªs es c¨®mo y hacia d¨®nde gobernar¨¢ S¨¢nchez si logra revalidar su posici¨®n.
El punto m¨ªnimo para garantizar la gobernabilidad est¨¢ en la mitad m¨¢s uno del hemiciclo, y existir¨¢ una mayor¨ªa de 176 n¨ªtidamente de izquierdas en el nuevo Congreso: la formada por el PSOE, UP, En Com¨² Podem, Comprom¨ªs, ERC, y EH Bildu (185 diputados). El problema ya lo intuimos: trabajar con los dos ¨²ltimos en el plano nacional e institucional no es ni obvio ni sencillo para un partido que se coloca dentro del marco de soberan¨ªa definido por la Constituci¨®n. La ampliaci¨®n del n¨²cleo de izquierda con nacionalismo y regionalismo conservador construir¨ªa una base m¨¢s c¨®moda para la gobernabilidad, pero no le pondr¨ªa m¨¢s sencilla la tarea: Coalici¨®n Canaria, por ejemplo, ya ha advertido que no trabajar¨¢ ni con UP ni con el independentismo. Y el maridaje de las pol¨ªticas sociales del PNV con el extremo izquierdo del espectro no es precisamente obvio ni inmediato.
Habida cuenta de ello, no son pocas las voces que, desde el centro y la derecha moderada, han sugerido una alternativa apoyada por Ciudadanos (y que podr¨ªa contar con el concurso de aquellos regionalismos que no se sienten c¨®modos con el independentismo). Algunos incluso han puesto sobre la mesa la posibilidad de que S¨¢nchez pacte medidas econ¨®micas y sociales hacia la izquierda, y cuestiones nacionales y territoriales hacia el centro. Pero eso equivaldr¨ªa pedir a cada lado que se convirtiesen en tuertos pol¨ªticos. A s¨ª mismos, y a sus votantes. Los partidos en Espa?a, para bien o para mal, tienen hoy d¨ªa preferencias fuertes en el plano ideol¨®gico tanto como en el nacional. Resultar¨ªa sorprendente que alguno ignorase la mitad de su plataforma.
En esencia, la izquierda estatal se sigue enfrentando al mismo dilema que antes del 28A: la necesidad de escoger si traiciona su pureza ideol¨®gica para conservar el statu quo territorial o si pone en juego la soberan¨ªa a cambio de seguir en la izquierda. La ruta m¨¢s probable de la legislatura transita por este estrecho desfiladero, lo que l¨®gicamente multiplica la probabilidad de ca¨ªda en cada paso complicado.
La ¨²nica manera de zafarse de esta ruta es aceptando que los debates deber¨¢n ser totales, pero tambi¨¦n espec¨ªficos, atendiendo a la materia prima de la que est¨¢n hechas las pol¨ªticas, m¨¢s que la pol¨ªtica: imaginaci¨®n y renuncias. Para llegar a acuerdos que cambien un pa¨ªs es necesario que los representantes entiendan que hay vida fuera de su c¨¢mara de eco, y que para llegar a ella deben dejarse equipaje por el camino. La realidad mirada de manera creativa nos revela la existencia de una mayor¨ªa constitucionalista que alcanza los tres quintos del Congreso (PSOE, Ciudadanos, UP, PNV, Comprom¨ªs, CC, PRC, Na+). Con esos diputados podr¨ªa reformarse una gran parte de la Constituci¨®n, por ejemplo. Dejando volar un poco m¨¢s la mente, En Com¨² podr¨ªa entrar en una mayor¨ªa que rechaza los extremos del espectro (PP/Vox por un lado, JxCat/ERC por el otro). Aqu¨ª ya llegamos a los dos tercios necesarios para cambiar cualquier punto de la Carta Magna.
Emprender este camino modificar¨ªa radicalmente el paisaje pol¨ªtico porque forzar¨ªa a los participantes a tomar posiciones concretas sobre los cambios estructurales a los que llevan tiempo refiri¨¦ndose de manera abstracta. Llevamos casi dos a?os ininterrumpidos de mensajes identitarios, maximalistas, que eclipsan a las ideas espec¨ªficas. Pero para salir de ese equilibrio y pasar al formato cooperativo ser¨ªa necesario que los partidos hiciesen el movimiento de forma simult¨¢nea. Basta con que uno vaya a la suya (por ejemplo, Ciudadanos y su asalto a la cima del centro-derecha espa?ol, que avanza paso a paso dej¨¢ndose por el camino su capacidad de articular acuerdos) para que los dem¨¢s no tengan ning¨²n incentivo a salirse del bloque. As¨ª que probablemente volvamos al desfiladero parlamentario que transcurre entre ideolog¨ªa y naci¨®n, sin que estemos ni preparados ni dispuestos a renunciar al mundo actual para imaginar uno distinto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.