Pedro S¨¢nchez contra s¨ª mismo
Si el l¨ªder del PSOE ha sabido devolver al partido a la senda de la victoria recurriendo al icono emocional de su persistencia, le convendr¨ªa evitar la caricatura del hiperliderazgo
Las derechas quisieron plantear una enmienda a la totalidad contra el breve Gobierno de S¨¢nchez y este la transform¨® en un plebiscito victorioso. Con ello, acrecienta la ¨¦pica de su breve carrera pol¨ªtica. Acostumbr¨¢ndose a ejercer su autoridad al borde del precipicio, se ha convertido en el presidente socialista con mayor acumulaci¨®n de poder en ausencia de mayor¨ªas absolutas: una centralizaci¨®n al l¨ªmite de su poder dentro del Ejecutivo, un control del grupo parlamentario inimaginable en tiempos de Felipe Gonz¨¢lez, y una subordinaci¨®n efectiva del partido tras ser doblemente ungido por el voto directo de sus afiliados. A lo que hay que a?adir una gran fragmentaci¨®n de la oposici¨®n cuyos l¨ªderes salen debilitados de las elecciones. En los tiempos de la personalizaci¨®n pol¨ªtica, son motivos suficientes para construir modelos de supervivencia sin necesidad de muchos argumentos.
Sin embargo, no hace falta mirar muy atr¨¢s para comprobar que las fortalezas de los principales dirigentes pol¨ªticos se volvieron inconvenientes cuando mut¨® su contexto. Y estas elecciones de 2019 modificar¨¢n algunos par¨¢metros de la pol¨ªtica espa?ola, que no se van a poder surfear tan f¨¢cilmente con el icono construido por S¨¢nchez. De entrada, si se confirma que va a convertirse en el primer jefe de un Gobierno de coalici¨®n a nivel nacional desde el retorno de la democracia comprobar¨¢ que estos artefactos funcionan de forma muy distinta a lo conocido por sus predecesores: su ¨¦xito requiere acomodar las personalidades en equipos corales. Si los gobiernos minoritarios han operado con una notable geometr¨ªa variable en el Parlamento, los gobiernos de coalici¨®n reducen el margen para esas contorsiones e introducen el conflicto en el n¨²cleo mismo del gabinete.
Por otro lado, el Gobierno deber¨¢ impulsar la agenda legislativa en un Parlamento muy polarizado, pero en el que crece la necesidad para que los partidos mayores alcancen consensos razonables. En particular, para abordar el sudoku territorial y la anomal¨ªa de tener pol¨ªticos en prisi¨®n. Con Vox ya dentro y los dirigentes del PP clamando por el tiempo muerto, el abuso de la pol¨ªtica de bloques puede resultar contraproducente si esta socava la propia autoridad presidencial. Vox puede ser la excusa para que ese panorama favorezca el disenso, pero esa tambi¨¦n ser¨¢ responsabilidad del resto de actores en la escena pol¨ªtica.
Como se?ala Yves M¨¦ny en Imparfaites d¨¦mocraties (2019), el auge de los populismos ha contribuido a reavivar las preferencias por el l¨ªder providencial entre votantes y elegidos, apuntalando la creciente desintermediaci¨®n que deja el debilitamiento de los partidos y otros agentes representativos. Si S¨¢nchez ha sabido devolver al PSOE a la senda de la victoria recurriendo al icono emocional de su persistencia, le convendr¨ªa evitar la caricatura del hiperliderazgo, comenzando por reconocer ante los electores los l¨ªmites que deber¨¢ afrontar. Los franceses lo denominaban parler vrai.
Este art¨ªculo ha sido elaborado por Agenda P¨²blica para EL PA?S.
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