Por qu¨¦ es importante cuidar la salud mental de las futuras madres
La ausencia de profesionales de salud mental perinatal en la atenci¨®n sanitaria a la maternidad da?a a las madres y a sus familias
No lo tienen nada f¨¢cil las mujeres que desean ser madres hoy en d¨ªa en nuestro pa¨ªs. La precariedad laboral, los bajos salarios y las enormes dificultades para conciliar est¨¢n incidiendo en la postergaci¨®n de ese deseo de ser madre o, incluso, en la renuncia al mismo. Cuando, a edades cada vez m¨¢s tard¨ªas, por fin se animan a buscar el embarazo, las espa?olas encuentran una Sanidad donde la atenci¨®n a su salud mental brilla por su ausencia.
Con una obstetricia cada vez m¨¢s enfocada en la detecci¨®n precoz de posibles malformaciones y en el seguimiento del alto riesgo obst¨¦trico; una enorme carencia de matronas y un desigual seguimiento por la medicina de familia, muchas mujeres encuentran que el seguimiento del embarazo se convierte en una especie de carrera de obst¨¢culos a superar. Se les explora, se les pesa y se les controlan los par¨¢metros m¨¢s f¨ªsicos de forma exhaustiva, lo cual puede estar muy bien pero no deja espacio apenas para otra atenci¨®n igualmente importante: la psicol¨®gica.
Durante el embarazo el cerebro se transforma (de manera irreversible, como recientemente han demostrado al mundo investigadoras de nuestro pa¨ªs) y esto produce un peculiar proceso ps¨ªquico. Las embarazadas necesitan ser escuchadas en su di¨¢logo interior, necesitan poder nombrar la ambivalencia tan frecuente, los sentimientos encontrados hacia el beb¨¦ incluso cuando es deseado, las dudas y los miedos que genera casi siempre la pregunta de ?podr¨¦ ser una buena madre para este beb¨¦? El tiempo del embarazo es el de la espera lenta, el que se requiere para revisar los v¨ªnculos con los propios padres y la infancia de una para poder gestarse tambi¨¦n como madre. Ese proceso ps¨ªquico es fundamental e imprescindible para realizar la transici¨®n hacia una maternidad plena. Requiere atenci¨®n y ayuda cuando no va bien. Algo dif¨ªcil cuando el objetivo de muchas gestantes es no perder el empleo o trabajar pr¨¢cticamente hasta el d¨ªa del parto, es decir, seguir rindiendo como si no les pasara nada.
La medicalizaci¨®n creciente favorece la ansiedad. Numerosas mujeres viven el embarazo con enorme preocupaci¨®n porque les han informado de que su beb¨¦ puede tener esta u otra patolog¨ªa, lo que en muchos casos afortunadamente no se confirma luego, pero con frecuencia el miedo se queda en el cuerpo; es el llamado efecto ¡°nocebo¡±. Se entiende que los obstetras en el clima actual de medicina defensiva tengan que informar de todo lo que encuentran por el miedo a las denuncias. Cuesta m¨¢s entender la notoria ausencia de psiquiatras, psic¨®logas y dem¨¢s profesionales de la salud mental en los equipos que atienden a la perinatalidad: embarazo, parto y posparto.
Esa carencia favorece que las madres que sufren ansiedad, depresi¨®n, o viven situaciones de violencia de g¨¦nero (que sabemos se recrudecen en el embarazo), por citar solo algunos ejemplos, casi nunca sean detectadas o diagnosticadas ni, por ende, tratadas, lo que inevitablemente afecta al beb¨¦ en el ¨²tero. Se estima que el estr¨¦s materno causa la mitad de los partos prematuros y que las depresiones durante el embarazo son causa de complicaciones obst¨¦tricas tan graves como las hemorragias. La mitad de las depresiones posparto se inician ya en el embarazo, y un alto porcentaje de ellas se van a cronificar. ?Consecuencias? Si la madre no est¨¢ bien, el beb¨¦ no puede estar bien, ni seguramente tampoco lo vaya a estar el padre. Los beb¨¦s enferman m¨¢s, se desarrollan peor y muchas depresiones o trastornos postraum¨¢ticos del posparto terminan en separaci¨®n o divorcio meses o pocos a?os despu¨¦s del parto. Si, como consecuencia de todo ello, el beb¨¦ tiene alg¨²n trastorno mental los padres encontrar¨¢n la misma dificultad para acceder a la ayuda adecuada a tiempo. No hay que olvidar que hoy por hoy Espa?a tiene el dudoso honor de ser junto con Bulgaria el ¨²nico pa¨ªs de la UE donde no est¨¢ reconocida la psiquiatr¨ªa infanto-juvenil: la atenci¨®n psiqui¨¢trica a los beb¨¦s es inexistente. As¨ª se entiende que tampoco tengamos unidades de hospitalizaci¨®n psiqui¨¢trica madre-beb¨¦: un recurso imprescindible para tratar a las madres con psicosis puerperales o grav¨ªsimas depresiones posparto junto a sus beb¨¦s. El resultado m¨¢s dram¨¢tico, cuando todo falla, lo vemos cuando una madre se suicida o mata a su beb¨¦.
La ausencia de profesionales de salud mental perinatal en la atenci¨®n sanitaria a la maternidad no solo da?a a las madres y a sus familias; tambi¨¦n la padecen los profesionales. Los obstetras y matronas presentan altos ¨ªndices de sufrimiento emocional. A diario tienen que lidiar con situaciones dur¨ªsimas como la muerte perinatal, la prematuridad extrema o las cat¨¢strofes obst¨¦tricas. Desde su vocaci¨®n de ayuda, pero sin psic¨®logos ni psiquiatras en los equipos, se enfrentan a dilemas ¨¦ticos y decisiones cl¨ªnicas sumamente dif¨ªciles sin tiempo ni espacio, ni mucho menos sost¨¦n adecuado, por lo que a menudo pagan un alt¨ªsimo precio personal, algo que tampoco se suele ver ni valorar.
Para cambiarlo, profesionales y asociaciones de todo el mundo nos hemos unido para reclamar que la salud mental materna sea una prioridad; que se creen dispositivos y recursos para prevenir, detectar y atender de forma adecuada a las gestantes, madres, beb¨¦s y padres que presentan un trastorno mental perinatal. Con ello esperamos lograr que la maternidad sea un poco menos dif¨ªcil y un poco m¨¢s gozosa, con lo que saldr¨¢ ganando toda la sociedad.
Ibone Olza, psiquiatra infantil y perinatal y directora del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal.
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