El sexo y sus mentiras
La sex¨®loga Adriana Royo ahonda en 'Falos y falacias' sobre c¨®mo los seres humanos viven con una m¨¢scara que empeora las relaciones
Una compa?era de nocturnidades acab¨® una noche renunciando a un posible amante con un soberbio "no, gracias, no s¨¦ en qu¨¦ momento has pensado que me gustabas". Pero ese "no, gracias" cuajadito de altivez que le sali¨® era mentira. S¨ª quer¨ªa, el problema era que estaba sin depilar y no conceb¨ªa desnudarse por primera vez delante de alguien con los diminutos seis pelos que hab¨ªan empezado a asomarle a mitad de la pantorrilla. Esa excusa, aparentemente inofensiva, encerraba algo no tan inofensivo: una autoexigencia que la mantiene siempre alerta y una autocensura que provoca a menudo la negaci¨®n de sus propios deseos, que la pone a la defensiva y la convierte en un ser orgulloso que asoma como un monstruo. Eso s¨ª, solo es un disfraz.
M¨¢scaras, mentiras, autoenga?os y cinismo que Adriana Royo analiza y descuartiza en Falos y falacias (Arpa, 2018), un libro sobre c¨®mo los seres humanos se enga?an y enga?an al otro, sobre c¨®mo se relacionan partiendo de la estafa. "?C¨®mo van a ser, entonces, nuestras relaciones con los dem¨¢s? ?C¨®mo va a ser el sexo que tengamos?", pregunta esta sex¨®loga y terapeuta en la introducci¨®n. Y contesta: "Pues impactantemente mentira". En la investigaci¨®n de campo que hizo ¡ªentrevistas a 100 hombres y 100 mujeres de entre 15 y 70 a?os¡ª encontr¨® a un 81% de mujeres que afirmaron haber fingido la excitaci¨®n y el orgasmo en varias ocasiones y con la mayor¨ªa de sus parejas y amantes; y a un 71% de hombres que afirmaba que nunca les hab¨ªan fingido un orgasmo. Ella apunta: "Estamos hablando de muchas mujeres insatisfechas y muchos hombres enga?ados". Para cortar con eso escribi¨® este libro, que empieza con un consejo: desaprender.
Pregunta. ?Desaprender para vivir una sexualidad que no sea de mentira?
Respuesta. Observo que nos vivimos a nosotros mismos disociados de nuestras emociones, construyendo esta fachada narcisista, esta imagen ideal que nos separa de nuestros miedos. Por lo tanto, la sexualidad que tendremos estar¨¢ desconectada de nuestra propia intimidad. M¨¢s que mentira lo llamar¨ªa desconexi¨®n.
- P. Una que contrasta, parad¨®jicamente, con un mundo en el que vivimos conectados continuamente.
- R. Socialmente hay mucha presi¨®n para vender nuestra mejor imagen y que nos acepten, que nos den likes, que tengamos matches, que nos admiren, que nos llamen para tener planes, ser deseados y que nos presten atenci¨®n. Nuestro amor propio se ha relegado a la cantidad de caso, no la calidad, que obtenemos de los dem¨¢s. Ah¨ª nos disociamos para conseguir esa atenci¨®n y que nuestro cerebro segregue dopamina, se active nuestro sistema de recompensa y as¨ª sentirnos bien, satisfechos, llenos. Cual adictos olfateamos la atenci¨®n externa, y medimos nuestra propia val¨ªa solamente seg¨²n ese feedback.
- P. ?Como una supersocializaci¨®n?
- R. Somos animales sociales, s¨ª, necesitamos de la atenci¨®n y el amor y el apoyo externo, pero hablo de cierta adicci¨®n a la atenci¨®n. Ser¨¢ inevitable que, estando tan volcados en nuestra imagen, al final por miedo al rechazo, olvidemos una parte ¨ªntima de nosotros mismos, y que poco a poco nos desconectemos de lo que verdaderamente sentimos en pos de una imagen sublime. Alguien desconectado de s¨ª tampoco puede ver al otro. Las emociones son un torrente que a veces nos descontrola, que no entendemos y que nos desbarajusta. Para tener una imagen pulida de ti mismo debes controlar, y las emociones nos hacen humanos. Humanos con defectos, con arrugas, estr¨ªas, calvicie y halitosis. Humanos imperfectos. Claro, todo eso debe quedar relegado tras la imagen, si no, vas a sentirte excluido, y nadie quiere eso.
- P. ?Por eso se crean entonces identidades falseadas?
- R. El miedo al rechazo hace que nos creemos una imagen-fachada vac¨ªa de contenido, sin ning¨²n tipo de s¨ªmbolo. Hueca, y nos estamos relacionando cada vez m¨¢s desde ah¨ª. Por eso el libro se centra en c¨®mo vivimos ese narcisismo y busca su origen en el miedo a la intimidad, y con este, sus consecuencias: humanos superficiales y estupidizados. Humanos-objeto que consumen. Ideal para las grandes corporaciones.
Cuando crecemos, nuestras necesidades y deseos cambian, y nuestros automatismos siguen ah¨ª. An¨¢logamente, ser¨ªa como no haber actualizado nuestro sistema operativo
- P. ?C¨®mo algo tan ¨ªntimo puede llegar a construirse sobre esas m¨¢scaras de las que hablas en el libro?
El ser humano desarrolla un car¨¢cter desde que nace. El car¨¢cter es magn¨ªfico, es algo que me fascina. Es el que nos hace relacionarnos con el otro, es que nos permite compartir, y a su vez, es el automatismo, el mecanismo de defensa que se activa cuando tenemos miedo, y sin saber que lo tenemos, se activa para protegernos. Es incre¨ªble, porque a veces nos quiere proteger de algo que no nos sienta bien, y otras nos oprime para que no consigamos lo que verdaderamente queremos. Es un sistema s¨²per complejo y sofisticado que se construye a pesar nuestro y que nos acompa?a toda la vida.
- P. ?Se puede cambiar?
- R. Muchos pacientes vienen a consulta porque son conscientes y pueden explicarse por qu¨¦ reaccionan de una determinada manera, pero no saben c¨®mo cambiarlo. Muchos de esos mecanismos se construyeron cuando somos peque?os, dependiendo de nuestras experiencias, y en ese momento nos est¨¢n protegiendo, es algo muy instintivo, nuestro cerebro lucha por sobrevivir, pero cuando crecemos, nuestras necesidades y deseos cambian, y nuestros automatismos siguen ah¨ª. An¨¢logamente ser¨ªa como no haber actualizado nuestro sistema operativo, y algunos comportamientos siguen siendo los mismos que cuando ten¨ªamos ocho a?os. Desde este mecanismo de protecci¨®n mantenemos relaciones sexuales, y que muchas veces, vivimos sin ser conscientes que estamos teniendo sexo desde la protecci¨®n y no desde lo que verdaderamente sentimos.
- P. ?Hemos pasado de ocultar el sexo a sobreexponerlo sin que medie reflexi¨®n?
- R. Ya lo define muy bien Byung-Chul Han, vivimos hiperestimulados, enganchados, si no nos sentimos vac¨ªos. ?Qu¨¦ es lo primero que hacemos al despertarnos? Mirar el m¨®vil. ?Cu¨¢nta capacidad de atenci¨®n tenemos? Muy poca. Cual adictos, cual golosos, tragamos sin masticar, devoramos tuits, frases, fotograf¨ªas, noticias, personas, emociones, sexo. Nuestro cerebro est¨¢ desaprendiendo a focalizar la atenci¨®n en un tema y profundizar, ir m¨¢s all¨¢. Cuando sobreestimulamos nuestro cerebro lo que estamos haciendo es saturarlo. Hemos pasado de la represi¨®n de anta?o a la saturaci¨®n de hoy. Y con la sexualidad pasa igual. Tantas im¨¢genes sexualizadas en la publicidad, en las pel¨ªculas y sobre todo en redes sociales, que despu¨¦s la realidad nos parece hastiante. Al final, hemos normalizado el hecho de ser drogadictos de la imagen y estamos friendo nuestras sinapsis.
- P. ?Podr¨ªa solucionarse esto con educaci¨®n sexual desde el colegio?
- R. El ant¨ªdoto ante el desconocimiento y la desconexi¨®n propia es la educaci¨®n desde bien peque?os. Muchos pacientes vienen a consulta para desaprender ciertos aprendizajes que no les sientan bien por su forma de ser, y para ello es importante estar en contacto con uno mismo y poder escoger qu¨¦ es lo mejor. Pero no lo mejor para el grupo si no para ti mismo. No lo que se deber¨ªa o lo que tus padres o parejas o amigos consideran lo normal o lo mejor, sino lo que a ti te sienta bien. Para eso se requiere valent¨ªa, porque ser fiel a uno requiere de cierta libertad, y la libertad necesita de responsabilidad. La responsabilidad de hacerte cargo de lo que t¨² sientes. No de lo que la inercia, el automatismo o la presi¨®n de la familia empuja a que desees y creas.
- P. ?C¨®mo se puede ser coherente con uno mismo si uno mismo, en realidad y seg¨²n tu teor¨ªa, se desconoce?
- R. Para poder ser coherente primero hay que averiguarse, a partir de ah¨ª puede crear un sistema de valores y deseos acorde. Sin educaci¨®n emocional es imposible poder crear una buena base. Sin educaci¨®n nuestra base no es nuestra, es un c¨²mulo de imposiciones y miedos e inercias. El problema es que en la mayor¨ªa de colegios se educa a los ni?os de una manera en particular. Se basa en una forma, y nos tenemos que adaptar. Estar¨ªa bien que el sistema se adaptara a nosotros y no al rev¨¦s. Ah¨ª podemos educar a ni?os desde s¨ª mismos sobre s¨ª mismos, en vez de hacerlos sentir mal si no se adaptan a la norma, una norma r¨ªgida e impuesta que nos castra. Imag¨ªnate con la sexualidad. Pasa lo mismo. Al final si uno tiene una sexualidad que no entiende y que no se ajusta a la norma, va a vivirla con estr¨¦s y culpa.
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