La m¨²sica pop ya lo advirti¨®: ojo con ser engullidos por la paranoia tecnol¨®gica
Como si se tratase del reflejo sonoro de series como 'Black Mirror', m¨²sicos como Arcade Fire, U.S. Girls, St. Vincent, Tracey Thorn, Kendrick Lamar o Tune-Yards alertan de la creciente demencia en que Internet y las redes sociales nos tienen sumidos
¡°He visto tu p¨¢gina, qu¨¦ bonita tu nueva vida, un mont¨®n de likes y una encantadora nueva esposa... ?cotilleas mis fotos solo para saber que estoy bien? Aunque sea con desinter¨¦s o remordimiento... me hubiera encantado que te desvanecieras sin dejar rastro, pero ahora tengo tu cara por todas partes... ¡° Lo canta Tracey Thorn en Face, el gran balad¨®n de su ¨²ltimo ¨¢lbum (Record, 2018), oda al invasivo? ¡ªy a veces devastador¡ª?postureo de las redes sociales, cuyo t¨ªtulo es trasunto directo de Facebook, la red de redes: el gran patio de vecinos ¡ªno siempre bien avenidos¡ª en el que casi todos andamos inmersos desde hace ya m¨¢s de una d¨¦cada. El de la mitad femenina de Everything But The Girl es tan s¨®lo uno m¨¢s de los muchos reflejos que la ansiedad hacia la sociedad de la sobreinformaci¨®n, la cibertecnolog¨ªa y las redes sociales tienen ahora mismo en la m¨²sica pop.
El vivir permanentemente enganchados a dispositivos m¨®viles, ligados cada vez con m¨¢s ah¨ªnco a una brecha en nuestra privacidad que las redes pueden convertir en tragos m¨¢s que amargos, a veces con tintes de pesadilla (que le pregunten a Mikel Izal, quien estos d¨ªas ha vivido una experiencia propia de Hated In The Nation, el ¨²ltimo cap¨ªtulo de la tercera temporada de Black Mirror), est¨¢ logrando que los relatos dist¨®picos acerca de un futuro inminente de tinte apocal¨ªptico se multipliquen como setas, concitando el inter¨¦s de un p¨²blico que se engancha a esas historias con el adictivo desasosiego de quien sabe que le est¨¢n hablando de una situaci¨®n palpable, con visos de realidad. M¨¢s cercana de lo que parec¨ªa hace solo unos a?os. Series como Altered Carbon o The Handmaid's Tale o pel¨ªculas como Nerve se hacen eco de esa espeluznante sombra. Y era cuesti¨®n de tiempo que el pop y rock tambi¨¦n encontraran su hueco para expresar ese mal rollo, tan inherente a los tiempos que vivimos.
Es curioso que, mientras la propia Black Mirror se nutr¨ªa de cl¨¢sicos de la m¨²sica popular (Irma Thomas, The Smiths, Ricky Nelson) y de piezas instrumentales que m¨²sicos como Sigur R¨®s, Clint Mansell (Nine Inch Nails) o Geoff Barrow (Portishead) iban haciendo por encargo, se iba alimentando paralelamente una saga de discos y canciones que lidian con esa sombr¨ªa realidad. Al paso que vamos, las distop¨ªas futuras van a tener? ¡ªde sobra¡ª? quien les cante. Dar¨ªan para m¨¢s de una banda sonora. Son ¨¢lbumes y canciones que toman el relevo? ¡ªdesde un enfoque m¨¢s actual, claro¡ª a Video Killed The Radio Star (Buggles), Paranoid Android (Radiohead) o Everyday Robots (Damon Albarn), por solo mencionar tres profec¨ªas distantes entre s¨ª en el tiempo.
I Can Feel You Creep Into My Private Life (2018), por ejemplo, es el expl¨ªcito t¨ªtulo del ¨²ltimo ¨¢lbum de Merrill Garbus y sus Tune-Yards, quien en el tema ABC 123 se pregunta, entre otras cuestiones de g¨¦nero y raza: ¡°Quiero gustar con tantas fuerzas... me pregunto a mi misma: ?por qu¨¦ era hermosa?, me pregunto a m¨ª misma ?qu¨¦ deber¨ªa hacer?¡±. Su desasosiego ante el invasivo cariz de las redes sociales es com¨²n al esp¨ªritu de In A Poem Unlimited (2018), el nuevo trabajo de la tambi¨¦n norteamericana Meg Remy, m¨¢s conocida como U.S. Girls, quien lleva tiempo diciendo en todas las entrevistas que vive mucho mejor desconectada de cualquier clase de red social, de las que reniega abiertamente en discos que combinan comercialidad, audacia y compromiso contra la desigualdad de g¨¦nero. Ambas enlazan con otra mujer de trazo singular, St. Vincent (Anne Clark), quien despach¨® hace tres temporadas uno de los himnos definitivos contra los excesos de los social media, Digital Witness. De hecho, le gusta jugar al despiste en sus redes con desopilantes clips promocionales. Masseduction (2017), el que fuera su ¨²ltimo reto?o, reflejaba ¡ªde una forma algo menos descarnada¡ª?su visi¨®n ¨¢cida de esta era tecnol¨®gica y del rol de la celebridad, con temas como Fear The Future, que da t¨ªtulo a su actual gira, que la tendr¨¢ ocupada hasta octubre. Las tres son mujeres que juegan a la pulverizaci¨®n de estereotipos, a la combinaci¨®n de accesibilidad y peculiaridad. Y que saben valerse de la tecnolog¨ªa sin perder de vista sus excesos.
Precisamente uno de los artistas con quien a St.Vincent le encantar¨ªa colaborar ¡ªlo ha dicho en alguna ocasi¨®n¡ª es Kendrick Lamar, quien en su aclamado DAMN (2017) ya mostr¨® su inquietud ante un presente con tintes de distop¨ªa, ante el que se rebela con shows en los que aboga por el menos es m¨¢s,apenas secundado por un tr¨ªo instrumental y sin siquiera permitir la entrada de fot¨®grafos profesionales a alguno de ellos. La megaloman¨ªa de Kanye West o Jay-Z, que tanto tiene que ver con el enorme efecto amplificador que las redes sociales y los medios digitales juegan sobre su rol de celebridades, no va con ¨¦l. Al menos, no hasta ahora. Y es que no es f¨¢cil conjugar una visible preocupaci¨®n por los excesos de la tecnolog¨ªa al tiempo que uno mismo se sirve de sus avances para realzar su propuesta.
Que les pregunten a Arcade Fire, abanderados del discurso anti tecnol¨®gico mientras tratan, con cada nueva gira, de dar una nueva vuelta de tuerca a su grandilocuente directo o de promocionar cada disco con un gimmick diferente. Ya desde los tiempos de Reflektor (2013) ven¨ªan alertando de los vicios de un presente hiperconectado (aquel ¡°estamos tan conectados, pero ?somos siquiera amigos?), en una apuesta que se redobl¨® con Everything Now (2017), musicalmente el ¨¢lbum m¨¢s cuestionable de su carrera, que albergaba ese Infinite Content que satiriza la propia idea de infinitud de internet, que nos bombardea d¨ªa a d¨ªa y a todas horas con miles de contenidos de poso fugaz.
No queda claro, en su caso, que vaya a cumplirse la m¨¢xima mcluhaniana de que el medio sea el mensaje: su parroquia, la de Arcade Fire y casi todos los m¨²sicos citados, seguir¨¢ enganchada ¡ªcomo todos lo estamos¡ª a nuestras adicciones modernas. Pero al menos dentro de unos a?os no podr¨¢ decirse, cuando todo esto est¨¦ ya al borde de reventar e irse al garete, que la m¨²sica pop no lo hubiera advertido.
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