Un amor que no tiene descanso

Son las siete de la ma?ana, Mar¨ªa se despierta para dirigirse una vez m¨¢s a la larga caminata hasta un centro de b¨²squeda de empleo. Tras vestirse, desayuna y sale con los primeros rayos de sol a la estaci¨®n de metro. Ya en el vag¨®n, observa a las personas que revisan su m¨®vil y como acto reflejo, Mar¨ªa mira el suyo. Un fondo de pantalla de un ni?o peque?o que aprende a caminar aparece y le roba una sonrisa. Ella, como muchas madres, tambi¨¦n lleva en la pantalla la raz¨®n y motivo de su lucha diaria: sus hijos.

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Un largo camino para las familias de Malaui

Hoy es un gran d¨ªa

El metro se detiene. Apresurada, se dirige a la salida donde se encuentra con una amiga. Ambas se saludan y marchan para el centro donde las esperan, tienen cita con la asistenta social. Las calles de Madrid est¨¢n llenas de personas que vienen y van a sus trabajos, pero Mar¨ªa reconoce a todas aquellas mujeres que, al igual que ella, se dirigen al mismo lugar con el mismo objetivo.

?C¨®mo determinar qui¨¦n merece m¨¢s algo que todas necesitan? Es seguro que aquellas con m¨¢s experiencia obtendr¨¢n r¨¢pidamente un trabajo, pero ?las que no la tienen? La pena invade a Mar¨ªa, pero piensa en sus tres peque?os hijos y sabe que no puede permitirse descansar hasta conseguir un empleo pronto.

Unas tres horas m¨¢s tarde, Mar¨ªa y su amiga regresan a la estaci¨®n. Una vez m¨¢s ninguna de las dos obtuvo trabajo. Tristes, se despiden esperando que la suerte toque la puerta de alguna pronto, pero es imposible saber cu¨¢ndo.

Es poco m¨¢s de medio d¨ªa y Mar¨ªa regresa r¨¢pidamente a casa pues tiene otra entrevista para un peque?o trabajo. ¡°Algo es algo¡±, piensa para s¨ª. Luego de la comida, viaja de extremo a extremo con la mente en sus hijos. No importa las veces que tenga que salir a buscar trabajo, cueste lo que cueste, no descansar¨¢ hasta lograrlo.

Despu¨¦s de casi una hora de viaje, a las 4 de la tarde, Mar¨ªa llega al punto de encuentro. La propuesta son 25 horas semanales a 500 euros el mes con horario variable. ¡°Esto es todo lo que podemos ofrecerte¡±. La joven madre no puede dudar, no puede darse el lujo de despreciar ning¨²n 'cachuelo' y acepta. ¡°Antes quisiera que me acompa?es y que me ense?es lo que sabes hacer¡±. Con cierto temor, acompa?a a la persona para conocer m¨¢s sobre su nuevo empleo. Mar¨ªa se va con alguien desconocido, a un lugar desconocido, pero tiene que ser valiente y confiar en que es una oportunidad. ¡°Ojal¨¢ mis hijos nunca pasen por lo que yo tengo que pasar¡±.

Ya son casi las nueve y Mar¨ªa regresa exhausta. Trabaj¨® unas horas para demostrar que pod¨ªa hacer diversas tareas dom¨¦sticas. Hoy puede descansar algo m¨¢s tranquila pues ya tiene un trabajo. Gracias a que vive en una casa de acogida, puede ahorrar unos meses hasta conseguir uno a tiempo completo.

M¨¢s tarde, Mar¨ªa llama a su madre. ¡°?Consegu¨ª trabajo, mam¨¢!¡±, grita con l¨¢grimas en los ojos al escuchar la voz de sus peque?os en el fondo. ¡°Me alegra mucho hijita. Te dije que tuvieras paciencia, que encontrar¨ªas algo¡±. ¡°?Mam¨¢, mam¨¢!¡±, una voz de ni?o se oye a la distancia. ?Hola, hijito c¨®mo est¨¢s?, dice Mar¨ªa emocionada. ¡°Te quiero mami ?Cu¨¢ndo vuelves?, ?te extra?amos!¡±, dice Jes¨²s, el mayor. ¡°Pronto, hijito, pronto. P¨®rtate bien con tu abuelita y cuida a tus hermanitos¡±. Ambos siguen conversando, las l¨¢grimas salen y se mezclan con las sonrisas. El amor de una madre a sus hijos es capaz de unir todas las emociones y cambiarlas en un instante, pero es el amor m¨¢s puro que podremos conocer.

?Qui¨¦n no podr¨ªa identificar a Mar¨ªa como su madre, esposa, hija o amiga? M¨¢s all¨¢ de las diferencias pol¨ªticas, econ¨®micas o religiosas, existe en todo el mundo como en Espa?a mujeres como ella. Pero Mar¨ªa no es espa?ola, es guatemalteca y ha llegado hace unos meses a Espa?a con la esperanza de un futuro mejor para sus hijos. Mar¨ªa parti¨® de su pa¨ªs natal con la misi¨®n de ofrecer a sus peque?os una mejor calidad de vida que all¨ª no pudo ofrecer. Con solo 25 a?os tom¨® la dif¨ªcil decisi¨®n de dejar su coraz¨®n en Guatemala y cruzar el oc¨¦ano para demostrarles que a¨²n hay oportunidades, aunque tengas que buscarlas m¨¢s all¨¢ de tu tierra.

Mar¨ªa puede ser cualquiera de nosotras, porque el amor de una madre no conoce fronteras ni es definido por las leyes, es algo que se puede sentir y demostrar a trav¨¦s de nosotros mismos. Hoy se celebra el d¨ªa de la madre en muchos pa¨ªses de Latinoam¨¦rica, pero m¨¢s que un d¨ªa para recordar a las mujeres que nos dieron la vida, es una fecha para invocar la idea de que muchas antes de ser inmigrantes, son madres, y ellas siempre dar¨¢n todo por nosotros.