En la etapa Rubalcaba
En el pol¨ªtico socialista han coincidido las mejores caracter¨ªsticas de lo que se denomina un servidor p¨²blico
Habr¨¢ que esperar a la distancia que proporciona el tiempo para explicar la intensidad emocional con la que buena parte de la ciudadan¨ªa ha recibido la inesperada muerte de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Probablemente en ese momento aparezcan en primer t¨¦rmino dos virtudes pol¨ªticas de las que tanto escasean en la actualidad, y que ¨¦l represent¨®. En primer lugar, la reivindicaci¨®n de la funci¨®n social del pol¨ªtico, tan llena de dignidad cuando se cumple bien. Al cabo de las cuatro d¨¦cadas en que Rubalcaba estuvo en el frontispicio de esa pol¨ªtica, se le reconocen aportaciones centrales a la universalizaci¨®n y mejora de la educaci¨®n p¨²blica, a la limitaci¨®n de las dificultades territoriales existentes (desde el federalismo), a la atenuaci¨®n de los problemas instrumentales relacionados con la forma de Estado (la monarqu¨ªa parlamentaria) y, sobre todo, al final del terrorismo de ETA desde la aplicaci¨®n de soluciones pol¨ªticas y policiales. Solo por ello hubiera merecido ser presidente del Gobierno.
Cuando la funci¨®n pol¨ªtica dej¨® a Rubalcaba, este volvi¨® con humildad a su profesi¨®n, la docente, con los bolsillos en las mismas condiciones que estuvieron siempre, y rechaz¨® los cantos de sirena para que se incorporase a alguna actividad privada con ping¨¹e remuneraci¨®n.
La segunda virtud pol¨ªtica que Rubalcaba ha protagonizado ha sido su coherencia ideol¨®gica. Siempre perteneci¨® al mismo partido, el socialista; dentro de ¨¦l siempre estuvo con los mismos compa?eros que representaban las se?as de identidad renovadoras; y siempre reivindic¨® sin flaquezas las fortalezas de la socialdemocracia como la mejor f¨®rmula para gestionar la complejidad de nuestros d¨ªas desde la solidaridad. Dedic¨® muchos de sus esfuerzos a apuntalar al PSOE en diversos y dif¨ªciles momentos de su historia reciente, conociendo que ello supondr¨ªa un desgaste personal muy fuerte.
As¨ª pues, en Rubalcaba han coincidido las mejores caracter¨ªsticas de lo que se denomina un servidor p¨²blico, buscando tantas veces salidas pol¨ªticas a enfrentamientos que, a priori, parec¨ªan de soluci¨®n imposible. Ello no significa que siempre salieran bien las cosas o que siempre acertase, pero s¨ª que apel¨® siempre al di¨¢logo y a la negociaci¨®n. Quienes en su momento trataron de denigrarle hablando de la existencia de un oscuro ¡°comando Rubalcaba¡±, admiten hoy su ingente trabajo en favor de la consolidaci¨®n del Estado democr¨¢tico.
Una etapa termina ahora con la desaparici¨®n de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba: una etapa pol¨ªtica brillante en la que este c¨¢ntabro que am¨® con pasi¨®n al socialismo devino en el referente permanente de m¨¢s de una generaci¨®n de pol¨ªticos de todos los signos, como reconoc¨ªa ayer mismo Mariano Rajoy. En este peri¨®dico, al que estuvo muy unido desde su creaci¨®n, le echaremos tambi¨¦n de menos.
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