Dopaje inverso
Obligar a la atleta Caster Semenya a modificar su naturaleza para poder competir la coloca en situaci¨®n injusta y constituye una discriminaci¨®n
La atleta surafricana Caster Semenya ha anunciado que luchar¨¢ legalmente para que se anule la nueva norma de la Federaci¨®n Internacional de Atletismo (IAAF, en sus siglas en ingl¨¦s) que le impide participar en las carreras de 800 metros si no se somete a un tratamiento para rebajar sus niveles naturales de testosterona. La limitaci¨®n de los niveles de esta hormona asociada al g¨¦nero masculino para poder participar en determinadas competiciones, avalada por el Tribunal Arbitral del Deporte, se ha justificado por la necesidad de garantizar la igualdad de oportunidades en el atletismo femenino.
Efectivamente, la igualdad debe preservarse y por eso est¨¢ plenamente justificado prohibir que los atletas recurran a procedimientos de dopaje para mejorar su rendimiento f¨ªsico. Pero lo que se plantea en este caso es una especie de dopaje inverso en el que se obliga a la deportista a medicarse para modificar sus condiciones naturales. Semenya, que ha sido dos veces campeona ol¨ªmpica y tres campeona mundial, es una mujer con hiperandrogenia, lo que hace que su organismo segregue mayor cantidad de testosterona. Obligarla a modificar su naturaleza para poder competir la coloca en situaci¨®n injusta y constituye una discriminaci¨®n, seg¨²n indica una resoluci¨®n adoptada por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas a prop¨®sito de este caso.
La decisi¨®n de IAAF choca con dos grandes objeciones: en primer lugar, no est¨¢ cient¨ªficamente acreditado que una mayor producci¨®n natural de testosterona se traduzca en un mejor rendimiento deportivo. Por mucho que tomen suplementos de testosterona, los atletas mediocres no se convierten en campeones. Por otra parte, las marcas alcanzadas por Semenya, siendo excelentes, est¨¢n por debajo de las obtenidas por otras atletas.
En segundo lugar, el tratamiento hormonal a base de estr¨®genos no es en absoluto inocuo, como se ha demostrado en las mujeres que lo toman para aliviar los efectos de la menopausia. La federaci¨®n de atletismo no est¨¢ en condiciones de asegurar que el tratamiento hormonal no afectar¨¢ negativamente a la salud de la atleta y puede darse incluso el caso de que esos efectos adversos la pongan en peores condiciones de competir que las atletas con unos niveles naturales de testosterona dentro de la norma. El metabolismo hormonal es muy complejo, y ni siquiera cuando la medicina interviene con fines terap¨¦uticos puede asegurar un determinado resultado.
Las diferencias en el desarrollo sexual de las personas son dif¨ªcilmente clasificables en t¨¦rminos de rendimiento f¨ªsico. Su expresi¨®n hormonal presenta tantas variaciones como cualquier otro par¨¢metro f¨ªsico. Llevado al extremo, el planteamiento de la IAAF podr¨ªa cuestionar otras asimetr¨ªas, como las diferencias de desarrollo ¨®seo o muscular entre distintas razas, lo que ser¨ªa absurdo.
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