Dinosaurios y otros bichos
La izquierda se ha atomizado en hasta ocho candidaturas en muchos municipios de la Comunidad de Madrid. ?Puede haber un suicidio m¨¢s claro?
BROTAN POLIT?LOGOS por doquier cual setas en un h¨²medo noviembre, y frente a tanta sapiencia creo que yo entiendo cada vez menos de pol¨ªtica. Por ejemplo, a¨²n no he acabado de digerir que Ciudadanos, un partido que se proclamaba de centro liberal, se transmutara en un abrir y cerrar de ojos en una formaci¨®n que me parece intolerante y retr¨®grada. Y que el Partido Popular, que en ciertas ¨¦pocas quiso ocupar el centro derecha, se pusiera a disputar contra los ultras, con enconado ah¨ªnco, el re?ido t¨ªtulo de la agrupaci¨®n m¨¢s facha del pa¨ªs.
Pero lo peor no son estas derivas. Porque podr¨ªa haber sucedido que tanto Ciudadanos como el PP hubieran visto la luz camino de Damasco y hubieran comprendido que su verdadera vocaci¨®n pasaba por ah¨ª, por la radicalizaci¨®n reaccionaria. Pero no: por lo visto todo era fingimiento, pura estrategia.
O eso se deduce de sus actitudes: cuando los barones del PP se pusieron a despotricar contra el giro a la derecha del partido, achacando la p¨¦rdida de votos a esa t¨¢ctica, Casado, que llevaba semanas sosteniendo carcundias con transida emoci¨®n, de pronto dej¨® de ajuntarse con Vox y empez¨® a tacharles de extrema derecha. En cuanto a Ciudadanos, ha sido el sector centrista el que ha admitido que la estrategia de derechizarse funcion¨®. Yo no s¨¦ c¨®mo lo ven ustedes, pero a m¨ª estas valoraciones poselectorales me parecen de un cinismo estremecedor. Pero, entonces, esas ideas de las que tanto alardeaban, ?eran suyas o no eran suyas? ?Creen de verdad en algo o tan s¨®lo apoyan convenientemente ¡°lo que funciona¡±?
En mi inocencia, es decir, en mi ignorancia, pensaba que los partidos pol¨ªticos quer¨ªan llegar al poder para cambiar la sociedad de acuerdo a sus valores. Pero ahora comprendo que lo que quieren es cambiar sus valores hasta atinar con los m¨¢s adecuados para llegar al poder. Lo que reforzar¨ªa la evidente sospecha de que, m¨¢s que buscar la grandeza del pa¨ªs, buscan la suya propia.
Probablemente siempre ha habido, en todos los momentos y todos los partidos, una tendencia oculta hacia este oportunismo, este chaqueterismo. Pero lo que me deja alucinada es el descaro con que ahora lo hacen. Se acabaron las m¨¢scaras. ¡°Estas son mis opiniones; si no le gustan, tengo otras¡±, dec¨ªa el gran Groucho, que siempre supo m¨¢s de la vida que el otro Marx.
Con todo, en estas elecciones no veo en los partidos de la izquierda el mismo nivel de oportunismo (no digo que en otros momentos no lo haya habido). Ojal¨¢ no me est¨¦ cegando la esperanza, pero lo cierto es que los veo razonablemente fieles a ellos mismos. Fieles incluso a los errores y a la t¨ªpica estupidez de la izquierda de este pa¨ªs, ese dogmatismo intolerante que hace que votantes y afiliados se sientan, cada uno de ellos, los m¨¢s puros, los m¨¢s perfectos defensores de la esencia progresista y, en consecuencia, el l¨¢tigo de los progres tibios o ¡°pecadores¡±. Como dec¨ªa Manuel Jabois en un genial art¨ªculo, la izquierda exige tal pureza ideol¨®gica a sus pol¨ªticos que m¨¢s que candidatos habr¨ªa que presentar diamantes.
Esta necedad hace que la izquierda suela dividirse, que los grupos se enconen unos con otros, que todos se desde?en entre s¨ª. Cosa que est¨¢ sucediendo con las pr¨®ximas elecciones. Por ejemplo, la izquierda se ha atomizado en hasta ocho candidaturas en muchos municipios de la Comunidad de Madrid. ?Puede haber un suicidio m¨¢s claro, una estupidez mayor? D¨¦monos por muertos: por lo visto la izquierda prefiere que gane la derecha antes que apoyar a un colega impuro. Seg¨²n una encuesta municipal, Manuela Carmena est¨¢ en su momento m¨¢s alto de valoraci¨®n ciudadana. Personalmente creo que M¨¢s Madrid es la opci¨®n m¨¢s ¨²til. Podemos, que ha tenido la lucidez de no presentar lista contra la alcaldesa, podr¨ªa hacer otro tanto en la Comunidad y ganarse as¨ª el respeto de muchos. Y si el PSOE hiciera (milagrosamente) lo mismo, creo que yo recuperar¨ªa por completo mi fe en la pol¨ªtica. Por tiempos de impresi¨®n escribo este art¨ªculo, ya saben, quince d¨ªas antes de que se publique. Cuando lo est¨¦n leyendo nos encontraremos a una semana de las elecciones: ojal¨¢ se hayan hecho pactos en la izquierda. Pero no lo creo. Me temo que, cuando despertemos, el dinosaurio todav¨ªa estar¨¢ all¨ª.?
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