Nace el primer manual para tratar heridas por armas explosivas en ni?os
La gu¨ªa, en la que participa Save the Children, est¨¢ pensada para ayudar en zonas donde faltan especialistas y medios, se usa ya en Siria
En las zonas de guerra y conflicto armado no suele haber pediatras o psic¨®logos infantiles a mano. Sin embargo, unos 420 millones de ni?os, uno de cada cinco, viv¨ªa en 2017 en los peores focos mundiales: Afganist¨¢n, Yemen, Siria, Sud¨¢n del Sur, Irak, Mal¨ª, Nigeria, Rep¨²blica Centroafricana, Somalia y Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo. Su sufrimiento es doble, porque son las principales v¨ªctimas de bombardeos o ataques suicidas, y padecen secuelas psicol¨®gicas que pueden entorpecer sus vidas. Save the Children, la ONG humanitaria que ha recopilado estas cifras, recuerda que los menores no son adultos en miniatura y precisan cuidados m¨¦dicos especializados, y ha colaborado en la elaboraci¨®n del primer manual del mundo dise?ado para tratar las lesiones causadas por armas explosivas. Usado ya por m¨¦dicos en Siria, es una gu¨ªa para el tratamiento y la posterior rehabilitaci¨®n del menor.
Titulado Manual de campo sobre lesiones pedi¨¢tricas por onda expansiva, y puesto a punto junto con el Imperial College, de Londres, y su Centro para el Estudio de Heridas por Explosivos, revela el efecto devastador de estas armas incluso cuando no estallan, porque pueden ser encontradas luego por los ni?os. Sus cuerpos est¨¢n en periodo de crecimiento y pesan menos que los mayores, de modo que son lanzados m¨¢s lejos por la fuerza de una detonaci¨®n (explosi¨®n brusca), o deflagraci¨®n (una sustancia arde con llama y sin explosi¨®n). Sus huesos sufren mayores deformidades de dif¨ªcil enmienda, tienen menos sangre para perder, y lo m¨¢s probable es que no reciban ayuda m¨¦dica especializada porque la guerra ha destruido su entorno y las redes de apoyo. Adem¨¢s, el hueso del cr¨¢neo no es tan grueso como el de un adulto, y ello aumenta el riesgo de lesi¨®n cerebral.
Escrito de momento en ingl¨¦s, pero con planes para traducirlo al ¨¢rabe y llevarlo tambi¨¦n a Yemen y Afganist¨¢n, el texto detalla las cinco fases esenciales a tener en cuenta ante un menor con heridas de esta ¨ªndole. Son la pre hospitalaria; control de da?os, reanimaci¨®n y cirug¨ªa con cuidados intensivos; cirug¨ªa; cuidados en planta; rehabilitaci¨®n y apoyo psicosocial. Cada una de sus 176 p¨¢ginas est¨¢ dise?ada para que se pueda fotografiar con la c¨¢mara de un tel¨¦fono m¨®vil facilitando su distribuci¨®n, y el volumen es resistente al agua. Los cap¨ªtulos dedicados al tratamiento de heridas y rehabilitaci¨®n son muy gr¨¢ficos, con ilustraciones y advertencias sobre c¨®mo evitar riesgos mayores, la administraci¨®n de analgesia y medicamentos. Hay detalles acerca de f¨¢rmacos y sus dosis, y un formulario para apuntar los datos y tratamiento aplicado al paciente. Se dan consejos para proteger al m¨¦dico cuando trabaja, y ese aspecto, el cuidado de ni?os y mayores, se hace extensivo al da?o ps¨ªquico
¡°Los m¨¦dicos sirios que nos llamaron necesitan apoyo para tratar ni?os, pero heridas de esta ¨ªndole, tan espec¨ªficas y terribles, produce tambi¨¦n secuelas emocionales¡±, dice Kelly McBride, especialista en salud mental y ayuda psicosocial de la ONG. ¡°Hay ni?os que han visto morir a su familia y amigos, y su recuperaci¨®n depende tambi¨¦n del apoyo que reciban por parte de los adultos. Cada edad es distinta. Un peque?o puede pensar que todo es culpa suya y preocuparse por la reacci¨®n de los mayores. Por el contrario, el adolescente con mutilaciones o lesiones que le desfiguran es m¨¢s consciente de su aspecto. Ah¨ª, la respuesta de sus amigos es importante¡±, explica, en conversaci¨®n telef¨®nica.
Destacada en Jordania, McBride recuerda que ¡°hay ni?os que se lo guardan todo, y les cuesta hablar, pero no existen en el vac¨ªo¡±. ¡°Sus padres o cuidadores tambi¨¦n necesitan asistencia, y el manual intenta ser pr¨¢ctico y cuidadoso. Los menores centran nuestra labor, pero si no se ampara al que ayuda no podemos seguir adelante¡±. Escrito de manera que pueda ser ¨²til en distintas culturas, seg¨²n los estudios de la organizaci¨®n, ¡°el 84% de los adultos que ha padecido bombardeos o explosiones, y casi todos los ni?os, tienen estr¨¦s en su vida diaria¡±.
Adem¨¢s de participar en el manual, Save the Children ha elaborado un nuevo estudio sobre este tipo de da?os analizando datos de Naciones Unidas. Revela ah¨ª que el 72% de las muertes infantiles registradas en Nigeria, Afganist¨¢n, Irak, Siria y Yemen, son por culpa de explosiones de todo tipo. Como le pas¨® a Hussein, de 14 a?os, que en 2016 perdi¨® una pierna en Mosul (Irak) por la onda expansiva de una bomba. Antes jugaba e iba al colegio. Ahora est¨¢ inmovilizado y recibe asistencia psicol¨®gica por parte del equipo de Protecci¨®n infantil de la propia organizaci¨®n. Mahmoud, de 12 a?os, es otra v¨ªctima: se qued¨® sin un ojo por culpa de una explosi¨®n en Gaza. Y Hassouni, de nueve a?os, con esquirlas en el cr¨¢neo y una mano paralizada por un coche bomba en la propia Mosul.
En 2017, a?ade la ONG, las armas explosivas causaron en Afganist¨¢n el 84% de las muertes de ni?os. En Nigeria, los ataques suicidas ocasionaron la mitad de las v¨ªctimas infantiles. ¡°Pero las bajas no se producen solo durante la lucha. Al este de Ucrania, unos 220.000 ni?os corr¨ªan el riesgo de pisar una mina hace dos a?os. Y en 2014, todas las muertes de menores registradas en Gaza lo fueron en estallidos¡±. Lulu, una ni?a de 13 a?os, jugaba all¨ª en 2014, en la calle, cuando cay¨® un misil. Mat¨® a diez de sus amigos, y a¨²n arrastra las secuelas psicol¨®gicas del ataque.
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