Curar grandes heridas en cuerpos peque?os
Tras ocho a?os de guerra en Siria el n¨²mero de personas que sufren trastornos mentales ha aumentado. Algunos proyectos de ayuda psicol¨®gica intentan reparar el da?o en ni?os
El trauma de una guerra provoca muertes, heridas f¨ªsicas, hu¨ªdas, pero tambi¨¦n una amplia gama de consecuencias y trastornos psicol¨®gicos que pueden ser muy incapacitantes para los individuos y sus familias. M¨¢s de ocho a?os de brutal conflicto armado en Siria con m¨¢s de 500.000 muertos despues y seis millones de desplazados, han provocado un significativo aumento en el n¨²mero de personas que sufren trastornos mentales, incluidos los ni?os. Los efectos negativos de las experiencias b¨¦licas, seg¨²n los expertos, tienen m¨¢s probabilidades de empeorar cuando los supervivientes son desplazados o deben pedir refugio.
¡°Tengo miedo¡±, comenta Hamzeh Al Ahmad, un ni?o de 11 a?os procedente de Idlib. Tras 20 d¨ªas sin hablar, sus primeras palabras expresaron el miedo a la guerra, un trauma que lo ha dejado tartamudo, avergonzado y esquivo. Antes del conflicto era un ni?o feliz y sociable, recuerda su madre, Doja, de 38 a?os. ¡°Un d¨ªa, al comienzo, estaba con nosotros durante un bombardeo a¨¦reo. El ruido era atronador. Est¨¢bamos todos aterrorizados. Despu¨¦s de eso, no pronunci¨® palabra en 20 d¨ªas, le subi¨® mucho la temperatura del cuerpo y perdi¨® el apetito. El m¨¦dico nos dijo que padece un choque emocional¡±.
Mahmoud Al Ahmad, de 41 a?os, padre de seis ni?os y ni?as, entre ellos Hamzeh, dice: ¡°Esta no es mi guerra. Ten¨ªa que huir y lo hice. Nos hemos venido a L¨ªbano solo con la documentaci¨®n¡±. La familia encontr¨® refugio en el Valle de la Bekaa. Durante la huida, la salud mental del peque?o no era una prioridad, hasta que la madre conoci¨® a la psic¨®loga Najwa Ismael, de M¨¦dicos sin Fronteras (MSF) y acept¨® llevarlo a la primera sesi¨®n de psicoterapia.
El padre de Hamzeh no acepta la idea de que su hijo tartamudee y a veces lo obliga a hablar. La colaboraci¨®n de la familia es muy importante para ayudar a los ni?os a superar su trauma, afirma la doctora. Hamzeh est¨¢ sometido a una gran presi¨®n. En L¨ªbano ha soportado racismo y malos tratos en el colegio por parte de su profesor y de sus compa?eros de clase. Una vez regres¨® de la escuela? llorando porque el maestro le hab¨ªa gritado en clase delante de los dem¨¢s ni?os dici¨¦ndole: ¡°?Necesitas una hora para pronunciar una palabra?¡±. El docente lo expuls¨® del colegio con la excusa de que no es capaz de seguir la clase.
Tras 20 d¨ªas sin hablar, las primeras palabras de Hamzeh fueron para expresar el miedo a la guerra, un trauma que lo ha dejado tartamudo, avergonzado y esquivo
El ni?o vio la luz cuando los padres le encontraron otro, donde se matricul¨® en 2018. ¡°Me encanta ir a clase¡±, dice. ¡°Me gusta escribir y dibujar. Mi color favorito es el rojo, como las flores que hay por aqu¨ª en el campamento¡±. Sigue recibiendo tratamiento psicol¨®gico en la cl¨ªnica mental que MSF tiene en Baalbek y eso le est¨¢ ayudando a recuperarse.
Los ni?os expuestos al conflicto experimentan el peor trauma psicol¨®gico y necesitan intervenci¨®n. En 2015, MSF cre¨® un programa de salud mental, reforzado en 2016, cuando introdujeron un psic¨®logo en cada una de las cl¨ªnicas que la organizaci¨®n tiene en el Valle de la Bekaa y en Tr¨ªpoli. En 2017, proporcionaron 11.000 sesiones individuales de salud mental en sus cl¨ªnicas de todo el pa¨ªs.
¡°No guardo recuerdos de la guerra. El ¨²nico que no puedo borrar es el d¨ªa en que un misil alcanz¨® la casa de al lado y mat¨® a los vecinos. No logro olvidar sus gritos. Los tengo grabados en la mente¡±, cuenta Shahd Al Miteh, una ni?a de 12 a?os procedente de Raqa.
El trauma inicial de Shahd lo caus¨® un bombardeo del Ej¨¦rcito sirio en 2013. Ella estaba aterrorizada por el ruido y sufr¨ªa ansiedad causada por las escenas de guerra y las atrocidades cometidas por el autodenominado Estado Isl¨¢mico en la ciudad. El trauma fue m¨¢s fuerte que ella. Le salieron manchas blancas alrededor de los ojos y en el cuerpo, el vit¨ªligo (un trastorno caracterizado por la despigmentaci¨®n de zonas de la piel). ¡°Para nosotros, la reputaci¨®n de la ni?a es su bien m¨¢s preciado, y el honor de su familia. Y si a ella le ocurre algo, podr¨ªa traer la deshonra para s¨ª y para la familia de por vida¡±, explica su madre, Furat Ali, de 35 a?os.
Furat, que tiene tres hijos y dos hijas m¨¢s, pertenece a una familia ¨¢rabe sun¨ª del norte de Siria. Tras escapar de la guerra, la familia consigui¨® un refugio seguro en Baalbek, en el verano de 2017, tras haber sobrevivido tres a?os atrapados en Raqa y sometidos a las normas estatales isl¨¢micas. Shahd se volvi¨® muy introvertida. Le daba miedo mostrar los ojos, raz¨®n por la cual se dej¨® crecer el pelo y se cubr¨ªa con una cinta. ¡°Nos preocupaba y buscamos una soluci¨®n para tratarla. Nos hablaron de la cl¨ªnica de salud mental y decidimos llevarla¡±.
Shahd ha recibido nueve sesiones de psicoterapia, en las que Najwa Ismael la anima a mantener una conversaci¨®n abierta, usando el dibujo como herramienta para descargar su trauma y sus emociones. ¡°Es una chica muy fuerte¡±, dice la experta, ¡°y empieza a verse de nuevo guapa. Est¨¢ aceptando la enfermedad de su piel. Lo hemos descubierto por la forma de peinarse, porque ahora muestra con orgullo los ojos¡±.
¡°Hemos observado una diferencia significativa desde que abrimos la secci¨®n de salud mental en Bekaa, en 2015¡±, explica Ismael. ¡°Los refugiados est¨¢n m¨¢s concienciados de que la salud mental es tan importante como la f¨ªsica. En octubre de 2015, solo tuve cinco casos de salud mental. Ahora tengo entre 110 y 120 pacientes al mes¡±.
¡°No lo recuerdo demasiado bien. Cuando intento recordar, se me escapan muchos detalles, y los confundo. No me gusta recordar¡±, cuenta Sanad, un ni?o de 11 a?os procedente de una zona rural al sur de Alepo. La guerra le ha afectado mucho.
La hermana de Sanad, Eman, de 14 a?os, recuerda muy bien el incidente que traumatiz¨® a su hermano. ¡°Est¨¢bamos en el colegio¡±, rememora. ¡°Hab¨ªa mucha gente, y de repente impact¨® un misil. Todos empezaron a gritar y a correr. Hubo muertos, pero sobrevivimos¡±. Seg¨²n Eman, desde ese d¨ªa Sanad vive con miedo. ¡°Por la noche se hac¨ªa pis en la cama y muchas noches no pod¨ªa dormir. Gritaba en sue?os¡±
El tormento psicol¨®gico de Sanad dur¨® m¨¢s de tres a?os sin tratamiento ni asistencia por la ignorancia de su madre, que no sab¨ªa c¨®mo ayudarle
La madre de Sanad, Zabia, tiene 48 a?os, est¨¢ viuda y es madre de siete chicas y cinco chicos. Los padres la obligaron a casarse a los 12 a?os. Nunca fue al colegio, es analfabeta. Su marido muri¨® de infarto durante el conflicto. Los hijos mayores se casaron durante el conflicto y huyeron con sus familias a Turqu¨ªa. Tras la muerte del marido, ella huy¨® con los cuatro hijos peque?os a L¨ªbano, en 2014. ¡°Una noche un misil cay¨® al lado de la casa. Nos acurrucamos juntos. Nos invadi¨® el p¨¢nico, mis hijos gritaban aterrorizados¡±. Mohammed, primo y mejor amigo de Sanad, muri¨® en el bombardeo, lo que aument¨® el trauma psicol¨®gico de este y le caus¨® una tristeza continua y un temor a la muerte mayor que todo lo dem¨¢s, explica la madre.
La viuda vive con sus cuatro hijos en la ciudad libanesa de Tr¨ªpoli, dentro de un local cerrado, sin sol ni ventanas para ventilar. Sanad trabaja 12 horas al d¨ªa en una tienda de comestibles. ¡°No tengo m¨¢s salida que dejar que mi hijo nos sostenga¡±.
El tormento psicol¨®gico de Sanad dur¨® m¨¢s de tres a?os sin tratamiento ni asistencia por desconocimiento de su madre, que no sab¨ªa c¨®mo ayudarle. Un d¨ªa, trabajadores sociales de una organizaci¨®n local llamada Volver a Empezar, que opera en Tr¨ªpoli descubrieron, conversando con la madre de Sanad, que el ni?o padec¨ªa trauma psicol¨®gico y necesitaba tratamiento urgente.
El psiquiatra le recet¨® 30 sesiones de psicoterapia y pastillas durante un a?o entero. Solo le quedan tres sesiones para completar el tratamiento. Y Sanad puede pedir cita con su psicoanalista siempre que se sienta mal.
Seg¨²n la madre, Sanad se tranquiliz¨® despu¨¦s de recibir el tratamiento, pero en casa sigue sin querer hablar mucho. El ni?o se queja de que tantas horas de trabajo lo cansan mucho. Desear¨ªa ir al colegio. ¡°Echo de menos mi casa en Siria y a Mohammed¡±, dice. ¡°Era mi amigo, y muri¨®. Jug¨¢bamos juntos. Quiero volver al colegio¡±.
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