Ciencia con Cultura cl¨¢sica

La politizaci¨®n de la sociedad y las agresiones al saber humanista siguen avanzando de la mano, y as¨ª, los continuos planes de ense?anza arrinconan cada vez m¨¢s las disciplinas que contribuyen a la amplitud de miras y al criterio propio: la Filosof¨ªa, herramienta id¨®nea para que los j¨®venes se planteen las cosas; la Historia, imprescindible para, como advierte Her¨®doto, atemperar el efecto pernicioso de los ciclos; la Literatura, que fomenta la curiosidad y el h¨¢bito lector, fuente de conocimientos ilimitados; el Griego y el Lat¨ªn, que nos adentran en las ra¨ªces del idioma; la Historia del arte, que ilumina la sensibilidad y el intelecto; la ?tica, tan necesaria para la convivencia; el Teatro y sus incursiones en la condici¨®n humana; y la Cultura cl¨¢sica, que explica el origen de nuestra civilizaci¨®n y sus instituciones.

M¨¢s inquietante a¨²n es la brecha creada entre ciencias y letras. Si Pit¨¢goras, Emp¨¦docles, Dem¨®crito, Hip¨®crates, Arist¨®teles, Teofrasto, Aristarco o Plinio supieran de esta aberrante dicotom¨ªa concluir¨ªan que no hemos aprendido nada. Tambi¨¦n Leonardo o Darwin dir¨ªan que los estudios cient¨ªficos y los humanistas no deben ignorarse, siendo fundamental que los estudiantes de ciencias se asomen a la Paideia griega y conozcan el fascinante proceso por el que los primeros amantes del saber, los fil¨®sofos, se alejaron unos pasos de la religi¨®n y comenzaron a explicarse el mundo de un modo racional.

La inteligencia artificial, la nanotecnolog¨ªa, la gen¨¦tica y los datos masivos avanzan hoy de forma exponencial hacia un futuro incierto, y por ello necesitamos cient¨ªficos que tengan claros los grandes conceptos abstractos acu?ados por los pensadores griegos: la virtud, la igualdad, la dignidad, la justicia, la verdad, la prudencia, el bien com¨²n¡­ En este momento clave de disrupci¨®n energ¨¦tica y tecnol¨®gica, nuestros investigadores deben ejercer su labor desde la humildad y la duda, sin dogmas o consignas, vigilando los retos medioambientales y ¨¦ticos y siendo capaces de detectar cualquier intento de manipulaci¨®n. Ya dijo Rabelais que "ciencia sin conciencia es la ruina del alma".

En este sentido, es m¨¢s necesario que nunca promover de una vez por todas un pacto de Estado que establezca que las decisiones relativas a la Educaci¨®n depender¨¢n de profesores y pedagogos. No de los pol¨ªticos, quienes deber¨¢n escuchar e implementar los contenidos y los procedimientos propuestos por los profesionales que tratan d¨ªa a d¨ªa con los alumnos, que saben de sus carencias y sus potencialidades y que conocen de primera mano los fallos del sistema.

Si queremos que nuestros j¨®venes sean capaces de rechazar ideolog¨ªas en bloque y fanatismos y miren al futuro con clarividencia, debemos promover que avancen de la mano de los cl¨¢sicos

Es un ¨¢mbito en el que debemos actuar con urgencia desde la sociedad civil para mostrar una firme oposici¨®n al partidismo en la Educaci¨®n, exigiendo a la clase pol¨ªtica que se sit¨²e a media distancia y atienda a los mejores profesionales. En relaci¨®n con los estudios human¨ªsticos, son varias las instituciones de prestigio que llevan mucho tiempo alertando de esta cuesti¨®n: Sociedad Espa?ola de Estudios Cl¨¢sicos (SEEC), Asociaci¨®n Cultura cl¨¢sica (Culturaclasica.com), Collegium Latinatis, Pr¨®sopon, Ludere et Discere y Acci¨®n C¨ªvica.?

Una primera medida urgente ser¨ªa la obligatoriedad de la asignatura de Cultura cl¨¢sica en 3? de ESO ?¨Cse implant¨® hace unos a?os pero los grandes partidos se echaron atr¨¢s¨C, una disciplina que muestra a los alumnos los mejores textos grecolatinos en cada uno de los g¨¦neros, los introduce en la etimolog¨ªa y les explica el porqu¨¦ del auge y la ca¨ªda de aquellas grandes civilizaciones. Cuando, en 4? de ESO y Bachillerato, los chicos configuren su propio itinerario, estos conocimientos les permitir¨ªan elegir con mayor criterio.

Los que opten por ciencias encontrar¨ªan una inmensa ayuda en la etimolog¨ªa. Los cientos de t¨¦rminos t¨¦cnicos que emplear¨¢n en carreras como Medicina, Qu¨ªmica o Biolog¨ªa se pueden memorizar, s¨ª, pero resulta mucho m¨¢s eficaz y agradable asimilarlos de forma espont¨¢nea mediante la comprensi¨®n del origen de esas palabras. Adem¨¢s, esos chicos contar¨¢n con una base humanista que acompa?ar¨¢ su vida privada y profesional.

Un buen profesor de Cultura cl¨¢sica estimula la capacidad de asombro y muestra a sus alumnos que adentrarse en los asuntos humanos conduce hacia la libertad. Es una labor clave en estos tiempos, demasiado confusos como para prescindir de la sabidur¨ªa de los grandes autores del pasado. Si queremos que nuestros j¨®venes sean capaces de rechazar ideolog¨ªas en bloque y fanatismos, sepan hacer frente a los abusos y miren al futuro con clarividencia, no debemos dar la espalda a los cl¨¢sicos sino, precisamente, promover que avancen de la mano de ellos.

Antonio Penad¨¦s es escritor, preside accion-civica.org