¡®Caso cooperaci¨®n¡¯: la depravaci¨®n moral
Del desv¨ªo de subvenciones p¨²blicas de la Comunidad Valenciana destinadas a las ONGs sorprende el ambiente de impunidad de los imputados, que segu¨ªan al consejero Blasco para ¡°montarse el chiringuito¡±
Entre los cientos de causas abiertas en los juzgados espa?oles por corrupci¨®n hay una que sirve como paradigma del grado de depravaci¨®n moral alcanzado en ciertos sectores de la pol¨ªtica: el llamado caso Cooperaci¨®n o caso Blasco, que se instruye en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana por la presunta apropiaci¨®n de subvenciones p¨²blicas destinadas al Tercer Mundo entre 2008 y 2011. Mediante un burdo montaje basado en la emisi¨®n de facturas hinchadas o simplemente falsas, admitidas en los expedientes administrativos por funcionarios sobornados que a su vez contaban con la aquiescencia de evaluadoras externas y auditoras bien remuneradas, algunos de los encausados se apoderaron de unos 6 millones de euros procedentes de nuestros impuestos, adem¨¢s de 177.000 euros de aportaciones voluntarias de los valencianos tras el terremoto de Hait¨ª. Todos estos fondos, que ten¨ªan que haber servido para la mejora de las condiciones de vida de los m¨¢s necesitados del planeta, fueron desviados a distintas sociedades en Espa?a y Estados Unidos para ser empleados, entre otros usos, en la adquisici¨®n de tres pisos en Valencia, de una potente embarcaci¨®n de 53 pies de eslora, de un Cadillac para circular por Miami y de dos apartamentos de lujo en Cayo Vizca¨ªno.
?Qui¨¦nes pudieron cometer semejante tropel¨ªa? Seg¨²n la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, que desde que conoci¨® los primeros indicios realiza una labor admirable, el entramado delictivo ten¨ªa dos ejes fundamentales: Rafael Blasco, ¨²ltimo conseller de Cooperaci¨®n y Solidaridad de la Generalitat Valenciana, y un tipo que desde hace un a?o est¨¢ encarcelado en Picassent. En torno a ellos dos funcionaba una maquinaria tosca pero bien engrasada que permit¨ªa que un pu?ado de ONG instrumentales resultaran adjudicatarias de subvenciones que acababan en manos de las empresas expedidoras de facturas falsas, repartiendo estas a continuaci¨®n el dinero a los miembros de la banda. Como resultado de las investigaciones hay por ahora 31 imputados, siendo labor de los magistrados decidir qui¨¦nes son culpables y en qu¨¦ grado. Eso s¨ª, aunque en su d¨ªa se haga justicia, la sospecha y el desprestigio han alcanzado al conjunto del sector de la cooperaci¨®n y han provocado su ruina, incluidas las organizaciones que siempre han actuado desde la honestidad y la eficacia.
El dinero para el Tercer Mundo se emple¨® en pisos, yates, coches y apartamentos de lujo
En primavera de 2012, cuando la juez orden¨® las detenciones de los implicados y los medios de comunicaci¨®n destaparon el caso, sent¨ª la imperiosa necesidad de estar presente en el procedimiento judicial. Mi mujer y yo somos los delegados en Valencia de Familias sin Fronteras por la Infancia, ONG que financia varios orfanatos y escuelas de Primaria en Puerto Pr¨ªncipe, y siendo testigos de que estos centros funcionan con presupuestos anuales que rondan los 30.000 euros nos resulta f¨¢cil inferir la cantidad de ni?os desvalidos a los que se podr¨ªa haber proporcionado cuidados y educaci¨®n con los seis millones malversados. Para m¨¢s inri, el Gobierno valenciano hab¨ªa aprobado la construcci¨®n de un hospital en Hait¨ª tras el terremoto de enero de 2010, y el proyecto se frustr¨® al descubrirse que la correspondiente subvenci¨®n, de cuatro millones, tambi¨¦n fue adjudicada a la trama. Y as¨ª, empujado por el hecho de que uno de nuestros hijos es haitiano ¡ªen acogimiento permanente¡ª y por el recuerdo de sus siete primeros a?os de vida en un orfanato con serios trastornos de salud por falta de asistencia sanitaria, decid¨ª renunciar a otros proyectos y solicitar mi personaci¨®n como acusador popular. La juez tuvo a bien admitirme y, desde entonces, comparto la defensa jur¨ªdica con el abogado Alberto Domingo para tratar de ayudar al esclarecimiento de la verdad.
Tras la asistencia a las comparecencias de imputados y testigos y tras el estudio de los casi 20.000 folios que componen el sumario he alcanzado un buen n¨²mero de conclusiones, pero hay dos que entiendo tienen suficiente relevancia social como para trasladarlas aqu¨ª. En primer lugar, la constataci¨®n de que a pesar de la indignaci¨®n generalizada por la corrupci¨®n pol¨ªtica y de la especial aversi¨®n que causa este caso en particular, los dos fiscales cuentan con muy escasos apoyos para llevar adelante la investigaci¨®n. Parece indudable que Espa?a necesita una regeneraci¨®n en sus instituciones, s¨ª, pero esta no solo deber¨ªa exigirse a trav¨¦s de manifestaciones y protestas, sino que hay que ejercerla desde dentro del sistema. Considero necesaria la implicaci¨®n en estos asuntos de agentes independientes, ya sean profesionales, periodistas, jubilados, parados o estudiantes, personas capaces y dispuestas a dedicar sus conocimientos y su tiempo en coadyuvar en las indagaciones, gente interesada no en posibles r¨¦ditos pol¨ªticos ¡ªde esto ya hay de sobra¡ª sino en el establecimiento de la justicia.
En segundo lugar, y esto es lo m¨¢s lamentable, compruebo que ser¨ªa m¨¢s apropiado cambiar la denominaci¨®n caso Cooperaci¨®n por otra mucho m¨¢s amplia. Me explico. Una parte significativa del sumario contiene conversaciones telef¨®nicas y correos electr¨®nicos entre los implicados, una ingente cantidad de informaci¨®n de primera mano que permite adoptar el punto de vista de cada uno de los miembros de la trama. Es entonces cuando uno se sorprende por el ambiente de impunidad en el que se mov¨ªan, comprendiendo que, en realidad, para ellos aquello era un trabajo como otro cualquiera. A diferencia de quien delinque de cualquier otra forma para lucrarse, ellos rodeaban sus actos de una pasmosa normalidad, hasta tal punto estaban habituados a robar. De hecho eran un grupo de malhechores que acompa?aron a Blasco en todas las consellerias que dirigi¨® (Urbanismo, Sanidad, Bienestar Social...), recibiendo sus sociedades cuantiosas adjudicaciones a dedo, y en el a?o 2008, cuando su benefactor fue nombrado conseller de Cooperaci¨®n, fundaron una ONG para continuar captando sus subvenciones fraudulentas. Qu¨¦ mas da que esos fondos estuvieran destinados al Tercer Mundo. Para ellos era dinero p¨²blico como cualquier otro. No reparaban en que su conducta pod¨ªa acarrear muertes; ?o quiz¨¢s s¨ª? Antes estamos nosotros que los negratas, se dec¨ªan. Corrobora la tesis anterior lo nerviosos que se muestran con los cambios en el Gobierno aut¨®nomo de 2011, ansiosos por conocer el siguiente destino de Blasco para ¡°montar otro chiringuito¡±.
Los grandes partidos carecen de autoridad moral para conducir la reconstrucci¨®n necesaria
As¨ª, de un caso de corrupci¨®n nauseabundo pero en apariencia aislado se descubre una actividad delictiva bien asentada que nadie hab¨ªa denunciado ni investigado hasta ahora, lo que da a pensar que los sistemas de detecci¨®n son ineficientes y que la mancha de corrupci¨®n que cubre los distintos niveles de la Administraci¨®n en Espa?a es m¨¢s extensa y profunda de lo que parece. Esto conduce a la convicci¨®n de que gran parte de esta crisis econ¨®mica proviene de la corrupci¨®n, mucho m¨¢s de lo que nos quieren hacer creer los partidos mayoritarios. Los casos que est¨¢n apareciendo ¡ªm¨¢s de 300 pol¨ªticos imputados por ahora¡ª no son m¨¢s que la punta del iceberg, por lo que los grandes partidos carecen de la m¨¢s elemental autoridad moral para conducir la reconstrucci¨®n que necesita el Estado ni para exigir sacrificios a la sociedad.
Pero acaso lo m¨¢s llamativo del asunto no sea la falta de honestidad y el descaro de un amplio sector de la clase pol¨ªtica sino su necedad, que puede ser a¨²n m¨¢s da?ina. Sus cortas o desviadas inteligencias les impiden comprender que, superado un umbral para cubrir las necesidades cotidianas y vivir con una cierta comodidad, el dinero tiene una sola utilidad: la tranquilidad que puede aportar en previsi¨®n de las diferentes contingencias que puede deparar la vida. Pero cuando los ahorros se han conseguido delinquiendo no se obtiene este efecto sino el contrario, ya que en realidad, por mucho que quieran aparentar, son incapaces de disfrutar del dinero robado ni de la vida misma por temor a ser descubiertos. Algo muy habitual en tramas delictivas, pues cuando uno cae arrastra al resto.
Como apunt¨® Plutarco en su biograf¨ªa del general tebano Pel¨®pidas, algunos son due?os de sus riquezas y otros, los necios, simples esclavos de las mismas.
Antonio Penad¨¦s es escritor y ejerce la acusaci¨®n popular en el caso Cooperaci¨®n del Tribunal Superior de Justicia de Valencia.
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