Qu¨¦ hacer en caso de incendio
Lo social, lo ecol¨®gico y la cuesti¨®n de g¨¦nero pueden crear un bloque superior a la suma de las partes
El primer a?o en el que el desarrollo econ¨®mico super¨® la capacidad de carga de la Tierra fue 1980, seg¨²n los cient¨ªficos. Han pasado casi cuatro d¨¦cadas desde entonces; a partir de ese momento, los ciudadanos comenzamos a consumir recursos naturales a un ritmo superior al que el planeta podr¨¢ recuperar. El consumo de recursos no renovables har¨ªa ya necesario un planeta y medio, y mucho m¨¢s si el conjunto de la ciudadan¨ªa generalizase las pautas de vida y de consumo de EE UU o de la UE. Adem¨¢s de ello, padecemos un cambio clim¨¢tico muy profundo; se ha alterado el clima del mundo. Hoy se vive en un planeta un grado m¨¢s caliente que el de nuestros tatarabuelos; a finales de este siglo, los nietos de nuestros hijos nacer¨¢n en un mundo en el que los gases de efecto invernadero habr¨¢n podido a?adir uno, dos, tres y hasta cuatro grados a la fiebre planetaria.
La destrucci¨®n del planeta no es algo que deba preocupar s¨®lo a ecologistas bienintencionados y sensibles amantes de los animales
Todos estos datos, y otros muchos, figuran en el libro ?Qu¨¦ hacer en caso de incendio? (Capit¨¢n Swing), escrito por el bioinform¨¢tico H¨¦ctor Tejero y el antrop¨®logo Emilio Santiago, que sin pretender ser alarmistas contin¨²an la reflexi¨®n con la siguiente y rotunda frase: ¡°Si finalmente la temperatura del incendio sube m¨¢s, puede que sencillamente no haya nietos¡±. Es bajo estas premisas bajo las que ha movilizado a miles y miles de personas la adolescente sueca Greta Thunberg, que en el Foro de Davos, el pasado mes de enero, grit¨®: ¡°Quiero que actu¨¦is como si nuestra casa estuviera en llamas. Porque lo est¨¢¡±. Y los j¨®venes comenzaron las huelgas escolares por el clima y los viernes para el futuro.
En el pr¨®logo del texto, ??igo Errej¨®n hace una reflexi¨®n conjunta sobre el clima deteriorado y los recursos desbordados: a medida que se destruye el medio ambiente y los recursos empiezan a escasear, se tensan las costuras de la convivencia y la estabilidad, y se afilan las tendencias del ¡°?s¨¢lvese quien pueda!¡± y del autoritarismo para el disfrute cada vez m¨¢s excluyente de recursos menguantes. Por tanto, la destrucci¨®n del planeta no es algo que deba preocupar s¨®lo a ecologistas bienintencionados y sensibles amantes de los animales y de la naturaleza, sino que es una cuesti¨®n directamente pol¨ªtica, la principal amenaza que se cierne sobre las democracias y sobre el ideal de tener sociedades m¨¢s justas y libres posibles. La crisis ecol¨®gica no ser¨ªa s¨®lo una cuesti¨®n ambiental o tecnol¨®gica sino ante todo un problema pol¨ªtico de primer orden porque interpela a la ciudadan¨ªa como especie y ata?e a la calidad de la vida, a la propia supervivencia y la de las generaciones inmediatamente posteriores.
Es en este contexto en el que ha surgido como parte de la conversaci¨®n pol¨ªtica el Green New Deal (GND), un plan que ha nacido en EE UU (presentado y extendido por la congresista dem¨®crata Alexandria Ocasio-Cortez) y que es una especie de keynesianismo verde en el que el sector p¨²blico impulsa las inversiones necesarias para transformar el modelo econ¨®mico hacia un crecimiento m¨¢s sostenible, basado en las energ¨ªas renovables. Los autores del libro entienden que el GND, con todos sus l¨ªmites y contradicciones ¡ªque analizan¡ª, es un contraataque en campo contrario, en los minutos finales del partido; posiblemente, el GND no permitir¨¢ apagar el incendio pero s¨ª mitigarlo, conseguir tiempo, forzar una pr¨®rroga.
Es muy sugerente la reflexi¨®n de la lucha contra el cambio clim¨¢tico como una ¡°dimensi¨®n ganadora¡± que puede acabar carg¨¢ndose de un valor suplementario al de su significado concreto, y pase a designar (junto con el feminismo y la lucha contra la desigualdad) un conjunto m¨¢s amplio que es mucho m¨¢s que la suma de las partes. Anudar la cuesti¨®n social, la cuesti¨®n de g¨¦nero y la ecol¨®gica es fundamental para asegurar un bloque social suficiente como para que estas propuestas (entre ellas, el GND, con una movilizaci¨®n de recursos sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial) se conviertan en pol¨ªticas p¨²blicas sostenidas en el tiempo. Tambi¨¦n China, con otros objetivos, est¨¢ iniciando una billonaria renovaci¨®n de las infraestructuras con la moderna Ruta de la Seda.
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