Mat Collishaw: ¡°Nunca es tan poderosa la belleza como cuando se combina con algo cruel o espantoso¡±
El artista brit¨¢nico exhibe su inquitante obra hasta el 24 de mayo en el Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid. Una experiencia que va m¨¢s all¨¢ de lo formal y reflexiona, con juegos ¨®pticos, sobre temas de actualidad como el Brexit
Bajo la superficie de todas las cosas, de la naturaleza y tambi¨¦n del arte, a menudo late el horror. Este principio est¨¢ muy presente en la obra del artista brit¨¢nico Mat Collishaw (Nottingham, 1966), asociado al grupo de los YBA (Young British Artists) que el galerista Charles Saatchi aup¨® en los a?os 90. Como ocurre con otros de sus compa?eros de generaci¨®n, de Damien Hirst a Sarah Lucas, la belleza de sus im¨¢genes ¡ªy la espectacularidad de los medios t¨¦cnicos puestos a su servicio¡ª no impide que el espectador se debata entre la fascinaci¨®n y la repulsi¨®n.
Es as¨ª en obras como la serie de fotograf¨ªas Insecticide, donde unas mariposas aplastadas ofrecen su radiante colorido, o en unas esculturas de flores que en realidad parecen carne putrefacta y crecen sobre detritus. En todas sus obras subyace a idea de la muerte y la destrucci¨®n, el tema barroco por excelencia, m¨¢s all¨¢ de sus referencias a maestros de la pintura del siglo XVII como Caravaggio o Vel¨¢zquez. Las re¨²ne en Dialogues, su primera exposici¨®n individual en nuestro pa¨ªs, que puede verse hasta el 24 de mayo en el Real Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid, y est¨¢ organizada por la Fundaci¨®n Sorigu¨¦, propietaria de una de las piezas expuestas ¡ªun v¨ªdeo que parte del retrato del papa Inocencio X por Vel¨¢zquez, precisamente¡ª, junto a la galer¨ªa La F¨¢brica.
Los ventanales del Pabell¨®n de Villanueva han sido cegados para sumir al espectador en una oscuridad que lo lleva de pieza en pieza, en un inquietante paseo por el amor y la muerte donde la tecnolog¨ªa digital se combina con el ilusionismo decimon¨®nico. Durante la inauguraci¨®n, pudimos hablar con el artista, que estaba especialmente satisfecho de exponer a pocos metros del Museo del Prado.
P.¨C Hace mucho que es usted un artista reconocido internacionalmente, pero no tanto en Espa?a. ?Por qu¨¦ ha tardado tanto en tener una exposici¨®n individual en nuestro pa¨ªs?
R.¨C Antes hab¨ªa presentado trabajos en exposiciones colectivas, pero s¨ª, es la primera vez que tengo una gran individual. Esa pregunta habr¨ªa hac¨¦rsela a los espa?oles, porque para hacer una exposici¨®n tienes que ser invitado. Yo siempre he sido un gran fan de la historia de la pintura espa?ola, y me encanta el pa¨ªs, as¨ª que siempre estoy muy contento de venir. Si me hubieran invitado antes, habr¨ªa venido antes.
P.¨C Su obra, como se ve en esta exposici¨®n, une la belleza y el horror. ?Es esa es su visi¨®n del mundo?
R.¨C Esa mezcla es algo que encuentro en toda la historia, pero que tambi¨¦n amo instintivamente. Quiero ver cosas que me atraigan y me atrapen, pero tambi¨¦n algo m¨¢s que eso, porque no creo que la belleza sea nunca tan poderosa como cuando se combina con algo que es cruel o espantoso. Por eso trato de unir esas dos cosas en el mismo trabajo, para darle cierta gravedad. Adem¨¢s, la belleza y la crueldad, el horror y lo sublime, est¨¢n muy cerca.
P.¨C Aqu¨ª impresiona especialmente una obra llamada 'Albion', que parte de un ¨¢rbol ic¨®nico para los ingleses, y que a m¨ª me hizo pensar en los artificios que sustentan las ideolog¨ªas nacionalistas. ?Es una obra sobre el Brexit?
R.¨C La pieza se refiere a un ¨¢rbol situado en Nottingham, cerca de donde crec¨ª siendo ni?o, y que por eso vi muchas veces entonces, y pens¨¦ que es un ¨¢rbol muy triste porque quiere morir con dignidad, pero no se le permite y se lo mantiene vivo por medios artificiales. Originalmente, la hice para una exposici¨®n que trataba sobre c¨®mo proyectamos demasiado de nuestra actitud personal al exterior, sobre c¨®mo nos obsesionamos con la apariencia y los indicadores de estatus. Y dentro de todo esto est¨¢ este n¨²cleo vac¨ªo donde ciertas cualidades ya no tienen validez porque estamos pendientes de las redes sociales o de tener un Rolex, por ejemplo. Pero despu¨¦s pens¨¦ que, en efecto, pod¨ªa usar este ¨¢rbol para hablar del Brexit. Hay un paralelismo con la idea del Brexit, que trata de revivir una idea nost¨¢lgica de Inglaterra que en realidad nunca existi¨®.
P.¨C ?C¨®mo se posiciona frente al Brexit, por cierto?
R.- Hace 300 a?os, Inglaterra era un sitio terrible para vivir. Hab¨ªa enfermedades y las condiciones de trabajo de la mayor parte de la gente eran muy brutales. En el siglo XXI esas condiciones han mejorado dram¨¢ticamente, pero la campa?a del Brexit depend¨ªa de esta nostalgia por el pasado, y por eso quise hacer esta especie de retrato de ella con un ¨¢rbol viejo que es un s¨ªmbolo de Inglaterra, y al que no le dejan morir. Los defensores de la soberan¨ªa brit¨¢nica intentan desesperadamente mantenerlo vivo.
"En la obra utilizo una ilusi¨®n ¨®ptica, igual que hace la gente que construye los argumentos a favor del Brexit, que se basa en esas ilusiones m¨¢gicas que enga?an a la gente"
Yo uso una ilusi¨®n ¨®ptica llamada fantasma de Pepper, una ilusi¨®n [¨®ptica] muy b¨¢sica, muy low tech, que se utilizaba en el siglo XIX [y funciona con un juego de espejos y luces parecido al teleprompter que usan los presentadores en televisi¨®n], y la combino con otra tecnolog¨ªa muy avanzada. Con eso se crea una imagen que no existe, que depende de todo ese aparato que la construye. Y eso es igual que lo que hace la gente que construye los argumentos a favor del Brexit, que se basa en esas ilusiones m¨¢gicas que enga?an a la gente.
P.¨C Su obra hace uso de la tecnolog¨ªa, y sin embargo usted fue educado en una familia de creyentes christadelfianos, que desconf¨ªan de la tecnolog¨ªa y, entre otras cosas, proh¨ªben a sus adeptos ver la televisi¨®n. ?Hay entonces algo de reacci¨®n a ese medio del que proviene?
R.¨C Entonces [en mi infancia] las revistas, la televisi¨®n, la tecnolog¨ªa, eran una influencia potencialmente corruptora, y crec¨ª vi¨¦ndolo todo de ese modo. Por eso, en mi arte trato de poner estos peque?os argumentos morales y asuntos ¨¦ticos, de obtener una resonancia espiritual. La tecnolog¨ªa por s¨ª sola no tiene dios, o es m¨¢s bien como una nueva religi¨®n, una religi¨®n de los datos. Y por eso yo trato de usarla lig¨¢ndola con los asuntos morales tradicionales. Intento darle un peso moral.
P.¨C El Jard¨ªn Bot¨¢nico queda justo enfrente del Prado, que alberga el trabajo de grandes maestros de la pintura, muchos de los cuales son sus referentes. ?Asume esto como una responsabilidad?
R.¨C S¨ª. No es que yo quiera competir con ellos. Ni pretendo elevarme al mismo estatus, porque me siento insignificante al lado de estos grandes maestros. Entiendo que son parte de un lenguaje, del vocabulario con el que vemos el mundo. Nuestro conocimiento del mundo se basa en las ideas, la filosof¨ªa y la cultura, sin las cuales ser¨ªamos animales no civilizados. Estas im¨¢genes, las pinturas y esculturas del Museo del Prado, son parte de esa cultura que nos han hecho tal y como somos. Es la base de nuestra percepci¨®n. Por eso a¨²n son relevantes, porque son parte de c¨®mo pensamos y sentimos, de c¨®mo interactuamos.
P.¨C ?Le gustar¨ªa pensar que en el futuro usted podr¨ªa convertirse tambi¨¦n en un referente para otros artistas?
"Me siento insignificante al lado de los grandes maestros del Musel del Prado"
R.¨C Me encantar¨ªa ser visto como alguien significativo para futuras generaciones: el logro definitivo ser¨ªa ese. Pero mi principal esfuerzo es intentar humanizar las nuevas tecnolog¨ªas, que son un medio muy fr¨ªo y no tiene la resonancia espiritual de la antigua pintura. Creo que la naturaleza del arte cambia, porque cambia la tecnolog¨ªa para crearlo y por otros motivos. En el siglo XVII los pintores trabajaban por encargo, de la monarqu¨ªa o la Iglesia, y ese era su trabajo realmente. En el siglo XXI las cosas son muy distintas, pero la pintura sigue siendo la manera m¨¢s efectiva de crear una imagen que perdure con ese poder gr¨¢fico. Ahora tenemos Internet, hay una democratizaci¨®n de la producci¨®n de im¨¢genes y ha cambiado la forma en que la gente consume esas im¨¢genes y se relaciona con el arte.
P.¨C ?Es por eso el arte m¨¢s necesario que nunca?
R.¨C Absolutamente. En el pasado los pintores eran tambi¨¦n los creadores de la iconograf¨ªa de su tiempo, estaban b¨¢sicamente creando propaganda, publicidad del poder de la Iglesia o la monarqu¨ªa. Pero ahora tenemos esta enorme industria publicitaria donde trabaja gente que ya no son artistas. As¨ª que el arte tiene que crear un contenido que sea resonante con nuestra lucha por navegar en este mundo complejo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.