Hacer de la necesidad virtud
Estamos en el comienzo de una legislatura que, m¨¢s all¨¢ de las escenificaciones, puede suponer una buena oportunidad para mejorar nuestra convivencia, fin ¨²ltimo de la pol¨ªtica
Es conocido que la presencia de c¨¢maras de televisi¨®n condiciona el comportamiento humano. Especialmente si esas c¨¢maras retransmiten una sesi¨®n parlamentaria, si adem¨¢s lo hacen en un contexto de espectacularizaci¨®n de la pol¨ªtica, y no digamos si esa sesi¨®n es de constituci¨®n de la C¨¢mara y se celebra a cinco d¨ªas de unas elecciones. La confluencia de estos factores deber¨ªa llevarnos a relativizar el esperp¨¦ntico espect¨¢culo que dieron una parte de nuestros representantes en la constituci¨®n del Congreso. No por el aspecto valleinclanesco del presidente de la Mesa de edad, sino porque las pataletas y el griter¨ªo estaban tan fuera de lugar que si se piensa dos veces resultan poco cre¨ªbles.
El Parlamento salido de las urnas representa una sociedad plural que se est¨¢ repensando. De la capacidad de entender esto depende buena parte del ¨¦xito de sus se?or¨ªas, que tienen una ocasi¨®n para hacer de la necesidad virtud. En un Parlamento, como su sociedad, plural y diverso, la negociaci¨®n no es una opci¨®n, es la ¨²nica opci¨®n. M¨¢s importante que la elaboraci¨®n de posiciones propias ser¨¢ la capacidad para entender las de los otros y tener la inteligencia de saber encontrar los acuerdos, que es lo que la sociedad espa?ola ha premiado en estos comicios. Har¨¢n bien los grupos parlamentarios en contar con un buen cuerpo de negociadores en sus filas.
Cuatro a?os son una buena oportunidad para avanzar en los grandes temas, si no se quiere profundizar en la crisis de eficacia, y por lo tanto, de legitimidad, de nuestras instituciones. No estoy pensando tanto en lo que ser¨ªa el final de un proceso, como puede ser la reforma constitucional, sino en el avance en su recorrido para identificar acuerdos y desacuerdos; rubricar los primeros y seguir profundizando en los segundos. Cuando las contradicciones se agudizan, como ha pasado en Espa?a con la tensi¨®n territorial, o cuando los efectos de las grandes tendencias globales como el cambio clim¨¢tico, la revoluci¨®n tecnol¨®gica, el fen¨®meno migratorio, la crisis demogr¨¢fica, etc¨¦tera, se dejan notar, la realidad obliga a avanzar, porque paralizarse equivale a retroceder, y eso ser¨ªa un rotundo fracaso que la pol¨ªtica no se puede permitir. Se juega la credibilidad, o sea, el todo.
Este escenario supone tambi¨¦n toda una oportunidad para dejar en evidencia a aquellas opciones pol¨ªticas excluyentes y autoritarias que han irrumpido en nuestras instituciones a golpe de eslogan. El d¨ªa a d¨ªa parlamentario les obligar¨¢ a entrar en cada uno de los temas y ojal¨¢ entonces entiendan la complejidad que todos ellos encierran. Si no captan esta complejidad, la ciudadan¨ªa descubrir¨¢ su simpleza, y por lo tanto su incapacidad para dar respuesta a los retos de hoy.
Estamos en el comienzo de una legislatura que, m¨¢s all¨¢ de las escenificaciones, puede suponer una buena oportunidad para mejorar nuestra convivencia, fin ¨²ltimo de la pol¨ªtica. Entre los mimbres hay de todo, como en la propia sociedad. No en vano los hemos elegido nosotros y nosotras.
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