Test de estr¨¦s a la democracia

Los test de estr¨¦s son pruebas que se aplican a la banca y las empresas, someti¨¦ndolas a duras condiciones para comprobar su resistencia. El juicio a los pol¨ªticos catalanes est¨¢ sometiendo a la democracia espa?ola a un exigente test de estr¨¦s, que si bien no parece vaya a acabar con ella, est¨¢ poniendo a prueba su resistencia para dar respuesta a los problemas.

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Las decisiones judiciales no han de valorar la calidad democr¨¢tica de las leyes sino comprobar si estas se han infringido. Pero a la vez, deben interpretar la ley de la manera m¨¢s favorable a los derechos individuales, porque eso es una exigencia democr¨¢tica. Adem¨¢s, esas decisiones judiciales recaen sobre pol¨ªticos que cuentan con un amplio apoyo social o incluso son representantes elegidos por la soberan¨ªa popular. Y la tensi¨®n entre lo jur¨ªdico y lo pol¨ªtico o entre las instituciones implicadas hace crujir las cuadernas del barco.

La prisi¨®n preventiva de los acusados adem¨¢s de desproporcionada, provoca conflictos sobre la suspensi¨®n de los diputados electos en un nuevo e intenso crujido. Pero, con todas las cautelas, creo que, hasta ahora, el test de estr¨¦s se est¨¢ superando razonablemente. La publicidad del juicio y de sus garant¨ªas, y muy especialmente, la participaci¨®n de los procesados electos en la constituci¨®n de las C¨¢maras son buenas decisiones jur¨ªdicas con efectos pedag¨®gicos en el plano pol¨ªtico, pese a alg¨²n lamentable espect¨¢culo.

Desde luego, no ser¨¢ as¨ª para quienes consideran que es democr¨¢tico infringir la ley en nombre del pueblo, pero es autoritario aplicarla en contra de sus intereses. Tampoco estar¨¢n de acuerdo quienes han considerado bochornoso que supuestos delincuentes recojan su acta de diputado tras haber sido elegidos por los ciudadanos, olvidando que en eso consiste, precisamente, la presunci¨®n de inocencia impuesta por la Constituci¨®n. Pataleos y barullo aparte, quiz¨¢ reivindican una democracia militante, entendida como aquella que exige adhesi¨®n a los valores constitucionales y legitima la sanci¨®n de las ideolog¨ªas que se oponen a ellos. Es cierto que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos lo ha admitido en algunas ocasiones, pero el Tribunal Constitucional espa?ol ha manifestado la distinta orientaci¨®n de la Constituci¨®n espa?ola, afirmando que protege incluso a quienes la niegan (Sentencias 176/1995 y 235/2007, entre otras). Parece que el patriotismo autoproclamado constitucionalista lo concibe como una suerte de constitucionalismo a la carta en el que se pueden apoyar o no las exigencias constitucionales en funci¨®n de lo que interese.

La democracia no militante seg¨²n el Constitucional, ?es muestra de ingenuidad o, por el contrario, de seguridad y fortaleza? Seguro que es mucho m¨¢s dif¨ªcil admitir los derechos del contrario cuando ¨¦ste no admite el marco constitucional. Pero creo tambi¨¦n que, si se superan los conflictos admitiendo la discrepancia, la democracia resulta fortalecida. En eso estamos.

Mercedes Garc¨ªa Ar¨¢n es catedr¨¢tica de Derecho Penal.