Al monte
Harto de memes, de 'whatsapps', de 'facebooks' y de 'instagrams' este joven rebelde arroj¨® el m¨®vil a un pozo y se ech¨® al monte para enfrentarse a la gelatinosa realidad virtual que lo atenazaba
Echarse al monte es un acto de rebeld¨ªa frente a la sociedad. As¨ª lo hac¨ªan en el siglo XIX los bandoleros rom¨¢nticos. As¨ª lo hacen hoy los pol¨ªticos radicales para subvertir las reglas de la democracia y los malhechores para huir de la acci¨®n de la justicia. Pero en este caso se trataba de un acto de rebeld¨ªa muy singular. Harto de memes, de whatsapps, de facebooks y de instagrams este joven rebelde en un momento de lucidez arroj¨® el m¨®vil a un pozo y se ech¨® al monte para enfrentarse a la gelatinosa realidad virtual que lo atenazaba. Y una vez en el monte el joven rebelde se encontr¨® flanqueado por bosques de encinas, enebros, pinos, fresnos y alcornoques. Fue suficiente volver los ojos hacia la naturaleza para sentirse libre de la telara?a t¨®xica de las redes. Ahora por el cielo volaban un ¨¢guila y un milano real. Entre las retamas, las jaras y la perfumada lavanda corr¨ªa una familia de jabal¨ªes. El aire puro lo atravesaba el cencerro de unas vacas que pastaban en un cercado. En un humedal donde crec¨ªan corujas y cardillos, el joven rebelde pudo admirar decenas de variedades de aves acu¨¢ticas, el somormujo, el pato azul¨®n, el pato cuchara, la focha, la gaviota reidora, la gallineta, el cormor¨¢n grande, las garzas y algunas parejas de zampullines. Con el sol de mayo empezaban a salir de su letargo la culebra de escalera y el lagarto verdinegro. En pocos minutos este joven rebelde se hab¨ªa olvidado de lo m¨¢s pegajoso de las pasiones humanas y cuando su mente purificada hab¨ªa alcanzado una altura considerable hasta perderse en las esferas de Plat¨®n, de pronto, un conejo salt¨® huyendo de entre sus pies. Desde la cumbre alcanzada se ve¨ªa la ciudad all¨¢ abajo envuelta en la carga de basura que transportan las redes. El joven rebelde pens¨® que cualquiera pod¨ªa echarse al monte sin salir de casa, incluso sin levantarse de la cama.
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